El Estado Desarrollador

(Por Antonio Muñiz/ Especial Motor Económico). – Luego de cuarenta años de hegemonía del pensamiento neoliberal en el mundo y viendo los paupérrimos resultados obtenidos por estas políticas, estas empiezan a ser cuestionadas desde los centros de poder y sectores académicos. Ya en numerosos artículos anteriores hemos descripto y enumerado los daños y problemas que ha dejado el neoliberalismo en la economía mundial.

Vale recordar que el neoliberalismo, en Argentina sobre todo, se caracterizó por una lógica desindustrializadora, en especial de destrucción del aparato productivo ligado al sector pyme, con el agravamiento de problemas. ya estructurales, de desempleo, pobreza e indigencia. Podemos recordar frases lamentables de funcionarios del área económica argentina como “el mercado decidirá si fabricamos acero o caramelos” o “la mejor política industrial en no tener políticas”. Estas frases sintetizan un pensamiento muy primario pero que es apoyado, vaya la paradoja, por sectores empresarios y sobre todo por los economistas liberales, históricos divulgadores del pensamiento económico “cipayo”.

Otro mundo existe más allá del neoliberalismo

Desde mediados de los setenta del siglo XX con la crisis de los petrodólares, el surgimientos de las ideas monetaristas, las experiencias en la aplicación de estas políticas en Chile, Argentina y en otros países latinoamericanos, el surgimiento del pensamiento neo conservador en EEUU e Inglaterra, con Reagan y Thatcher, y la caída del muro de Berlín y el fracaso de la experiencia comunista en Europa Oriental, se inicia un nuevo ciclo histórico. Este nuevo ciclo, enancado en el gran cambio tecnológico y la financiarizacion de la economía, con su primacía de la lógica rentística financiera sobre la faz productiva, marcó el comienzo de la globalización y el pensamiento neoliberal como pensamiento único. Sin embargo los países que se ajustaron a estas recetas obtuvieron pésimos resultados en los interno, con mayor concentración económica, mayor extranjerización de los sectores productivos, mayor pobreza y desigualdad, primacía del sector servicios bancarios financieros, con altas tasas de interés y fuerte endeudamiento interno y externo. En el caso latinoamericano esta experiencia fue un rotundo fracaso, que ha terminado en estos últimos meses en revueltas populares contra el sistema, Chile, Colombia, Ecuador, etc. Así el neoliberalismo muestra una vez más su inviabilidad histórica, al no poder generar sociedades integradas e igualitarias, sustentables en el largo plazo. Su lógica de maximizar ganancias a cualquier precio, el saqueo y explotación de los recursos de cada país, la subordinación de los países periféricos a los países centrales, ya que el neoliberalismo es una ideología política imperial de re estructurar el mundo en beneficio de los centros de poder. Sin embargo hubo países que contradijeron el pensamiento hegemónico y encararon otro modelo alternativo, con muy buenos resultados. Son, entre otros, los casos de China, Corea del Sur, Vietnam, Finlandia, y antes Alemania y Japón Se trata de casos que son muy disímiles, tanto por su perfil geográfico, histórico, económico o cultural, en algunos casos con altos niveles de atraso, o grandes daños por conflictos bélicos. Sin embargo, todos comparten la característica de haber salido adelante, de manera exitosa, a través de la acción directa del Estado, como agente central del proceso de desarrollo. Estas ideas no son nuevas, ya fueron expuestas por Hamilton en EEUU y más desarrolladas por Friedrich List en Alemania en el siglo XIX. Explican el crecimiento de EEUU y Alemania en el siglo XIX y XX. En la posguerra permitieron el surgimiento de los países derrotados como Alemania y Japón, reconstruyéndose rápidamente y convirtiéndose rápidamente en potencias económicas. Y ya en las últimas décadas permitió el gran crecimiento de los países del sudeste asiático.

La experiencia de los “tigres asiáticos” muestra que el éxito del “estado desarrollador” proviene de la amalgama de ‘autonomía integrada’, en la cual el “estado desarrollador” está íntimamente asociado con el sector privado pero conserva la distancia suficiente para la renegociación de objetivos y políticas cuando los intereses del capital son inconsistentes o contrarios con el desarrollo nacional planificado.

El hilo común se refiere al papel del estado como socio del sector privado en la transformación industrial nacional. El estado es una agencia reguladora y los agentes privados responden a los premios y castigos que establece el estado. El control estatal de las finanzas, las tasas de interés y los créditos fue la pieza clave del estado desarrollador; tanto en Japón y Corea del Sur, fueron las principales fuentes de financiación industrial, Es necesario tener en claro que en Asia Oriental, las relaciones entre el Estado y la sociedad son fundamentalmente diferentes de los de Occidente. Los estados penetran en la sociedad. Como resultado, las líneas entre lo público y lo privado, el gobierno y el mercado, a menudo son borrosas. El concepto del «estado desarrollador» significa que el gobierno y la industria privada están en una relación de beneficio mutuo, de modo que ni el estado ni la empresa prevalecen sobre el otro. El estado establece incentivos y desincentivos a la inversión privada directa; el éxito de la empresa a su vez refuerza la legitimidad del Estado.

El caso Vietnam

Solo a título de ejemplo profundizaremos el caso de Vietnam: La historia de Vietnam, fue signada por la agresión imperialista primero de Francia y luego de EEUU, que llevó a una larga guerra de independencia contra las potencias imperiales, que desangró el país durante décadas. Durante todo el proceso de reforma y desarrollo iniciado en 1986, Vietnam ha logrado una tasa promedio de crecimiento anual de 7%, al mismo tiempo que combate extraordinariamente bien los problemas sociales. Así entre 1993 y 2014 logró una rápida disminución de la pobreza, del 80% descendió al 18%), al mismo tiempo que logró casi eliminar la indigencia, reduciéndola del 50% a sólo 3%. Vietnam ha dado la más alta prioridad a la educación y desarrollo de recursos humanos. Durante los últimos 30 años ha privilegiado la cobertura de calidad de la educación y la capacitación para el trabajo, incluyendo la educación para toda la vida. Las empresas vietnamitas invierten en capacitación montos superiores a los que invierten en adquisición de tecnología; la educación es considerada una inversión básica. Como complemento desarrolló y expandió los sistemas de salud, infraestructura básica, de electricidad, vivienda, agua y saneamiento, todo acompañado con un programa de fortalecimiento y crecimiento de las pequeñas empresas, planificación de la política económica; movilización de recursos fiscales para el desarrollo tanto a través del presupuesto como de la banca de desarrollo; reforma del sector financiero, que ha permitido que los principales bancos comerciales estén controlados por bancos estatales; la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación, cuya importancia para los planes futuros en actividades manufactureras y agropecuarias es fundamental.

Hacia un Estado Desarrollador:

Ante el fracaso evidente de las políticas y estrategias del neoliberalismo es necesario romper con sus paradigmas, que aunque cuestionados, siguen formando parte de un “sentido común” construido por el aparato cultural e ideológico que acompaña y da sustento a estas ideas. Es necesario reconstruir el estado, que sea motor e impulsor del desarrollo. Un Estado Desarrollador más activo, robusto y presente, que permita instrumentar una política económica orientada al desarrollo de las fuerzas productivas, que lleve a un crecimiento alto y constante del PBI, pero un desarrollo económico incluyente, que ponga fin a la creciente desigualdad y pobreza.

Algunas estrategias conducentes:

En el caso argentino en particular y el latinoamericano en general, donde el rol de estado es diferente a los países asiáticos, en estos son estados más fuertes, autoritarios y poco democráticos. En contraposición los estados latinoamericanos y sus sociedades requieren de otro tipo de políticas de planificación y fijación de objetivos.

El caso argentino:

En el caso argentino planteamos el concepto de planificación participativa, donde todos los actores sociales, económicos y políticos se sientan a una mesa de negociación A diferencia de la planificación a través de la coerción por parte del estado o de las fuerzas del mercado, la planificación participativa requiere que la gente se comprometa conscientemente con las consecuencias de sus acciones para así como para los demás. Alienta a la gente a trascender sus intereses personales o sectoriales y tomar en cuenta también la situación de otras personas. Promoverá la cooperación sobre la base de la igualdad, el respeto mutuo y el sentido de comunidad. En este sentido, el proceso de negociación coordinada sería potencialmente transformador. Hay que incorporarle una dinámica de planificación permanente, donde se permite la corrección rápida de errores o desviaciones detectadas. Argentina cuenta con una historia rica en experiencias de planificación participativa, desde 1945 en adelante. Es necesario avanzar nuevamente en este camino. haciendo un balance de los aciertos y errores de las experiencias pasadas. La planificación debe partir de un amplio debate entre los diversos actores políticos, porque requiere un pacto entre todas las fuerzas populares, los actores del trabajo y el empresariado, pero también las organizaciones sociales – un fenómeno relativamente nuevo- la iglesia católica y las demás iglesias reconocidas y por supuesto el Estado.

Para finalizar hacemos a continuación un listado de acciones concretas para el debate y la discusión colectiva. Es necesario por ultimo tener en claro que un proceso de industrialización acelerada como planteamos requiere de la construcción de un gran consenso social y político, que sume a las mayorías populares, ya que estos procesos generan rechazos, a veces violentos, por parte de minorías oligárquicas, que lucran con el status quo , o de grupos cuyos intereses están ligados a los intereses imperiales.

1) Romper con el tabú neoliberal y construir un estado fuerte, presente y activo. 2) Construir un estado emprendedor, que pueda llevar adelante proyectos productivos, cuando la necesidad estratégica de la nación lo requiera o donde el privado no llega o no le interesa. 3) Dejar a un lado la obsesión del equilibrio fiscal y todas las lógicas monetaristas, perseguidas durante los últimos 40 años, y colocar al centro de la política económica, el crecimiento y el desarrollo económicos productivo, el pleno empleo con salarios altos; 4) Incrementar la inversión pública en áreas básicas de infraestructura. electricidad, energía, caminos, agua, puertos, etc. 5) Incrementar la inversión en educación en todos los niveles. Formación para el trabajo, articulando entre el empresario, los trabajadores y el estado. Pensar la educación como un proceso permanente, para toda la vida. 6) Incrementar el gasto en Ciencia y Tecnología, vinculando esto con el sector productivo; 7) Concertar con el sector privado para que incremente su nivel de inversión; 8) Construir un nuevo Pacto fiscal: Concertar una nueva política fiscal que permita incrementar ingresos tributarios. Apuntar a los contribuyentes de altos ingresos vía impuestos patrimoniales; 9) Optimizar el gasto, su eficiencia y su impacto en el crecimiento de la economía; 10) Reconstruir el sistema federal, reconociendo mayor autonomía a las provincias y en los municipios; 11) Instrumentar una política industrial sustentada en inversión física, educación de calidad y ciencia, tecnología e innovación, con el fin de abordar el tren de la nueva revolución industrial con las nuevas tecnologías del conocimiento y la información (TIC); 12) Generar un proceso de industrialización a partir del desarrollo de las mipymes integradas, que fortalezca los salarios, las cadenas de valor y la productividad; 13) Este proceso de industrialización debe hacerse desde un carácter federal, teniendo en cuenta las realidades locales y regionales. Ademas fortalecer las economías regionales, agregando valor a las producciones primarias. 14) Recuperar y fortalecer la banca de fomento, orientada a financiar el desarrollo de las mipymes, desarticulada durante la década del noventa; 15) Fortalecer los fondos de garantías orientándolos exclusivamente garantizar proyectos productivos; 16) Aumentar la oferta crediticia de la banca comercial, orientándolo en forma obligatoria hacia la oferta crediticia para el sector Mipyme; 17) La banca comercial y la pública, así como la de desarrollo, deben estar alineados a los objetivos planificados y el desarrollo nacional; 18) La banca extranjera debe apoyar los objetivos planificados para el desarrollo nacional, asumir riesgos y no responder solo a los intereses de sus matrices; 19) Desdolarizar la economía en su conjunto. Controlar el flujo de capitales, evitando los ingresos de divisas de corto plazo y con un objetivo puramente especulativo. Preservar el valor del dólar, en un precio de equilibrio, Preservar las reservas del Banco Central. 20) Urge fortalecer la regulación estatal en las áreas estratégicas, que sea eficiente y posibilite generar mercados realmente competitivos en la economía nacional. Desmonopolizar los sectores de producción y comercialización de bienes, hoy altamente concentrados y extranjerizados.