El Plan Patagonia, otra promesa incumplida de Macri

(ADN). – Mauricio Macri termina el martes su gobierno con una serie de promesas incumplidas, entre las más importantes, el combate a la pobreza y a la inflación -temas por los que pidió que juzguen su gestión- y el soñado “ingreso al mundo” que el liberalismo pregona sin éxito ante economías cerradas de los países desarrollados.

Los medios periodísticos se encargaron de hacer un raconto de cada anuncio frustrado, donde de 20 promesas sólo se efectivizaron dos: extender la Asignación Universal con la incorporación de los hijos de monotributistas y la Ley del Arrepentido.

Pero para los rionegrinos y patagónicos Mauricio Macri quedó también en deuda con el anunciado Plan Patagonia, que lanzó desde la Residencia de los Gobernadores en Viedma el 9 de febrero de 2017.

Fue una ilusión vivida a la luz de las postergaciones sufridas desde el origen mismo de la región patagónica y sostenida por ese deseo frustrado, una venda en los ojos que no permitió ver que el proyecto neoliberal de Macri tenía su epicentro en la zona núcleo del país, donde están los intereses agroexportadores, y favorecida con obras de infraestructuras y comunicaciones vinculadas a la salida de productos al exterior. Una región central generosa en aportes electorales.

De este modo rionegrinos y patagónicos sufrimos otra desilusión. No sólo no hubo políticas de Estado de desarrollo y beneficios, sino que además se eliminaron los reembolsos por los puertos patagónicos y la región se vio afectada por otros impactos económicos negativos como las tarifas, el cierre de empresas, la quiebra de las pymes y la crisis de las economías regionales.

Dos ejemplos emblemáticos. No se pudieron terminar los trabajos de pavimentación en la ruta nacional 23 y la ejecución de la autopista de la 22.

No existió una clara y definida política para la Patagonia. Mauricio Macri tuvo una mirada de la región limitada a la mansión de Joe Lewis en Lago Escondido, en Bolsón; a sus reiteradas vacaciones en Villa La Angostura y sus viajes a Vaca Muerta, en Neuquén, que al final de su mandato también afectó con el congelamiento del precio del petróleo y de los combustibles.

Vale recordar que aquel 9 de febrero de 2017 no hubo anuncios de proyectos y por ende tampoco asignaciones presupuestarias donde además los recursos nacionales se iban recortando por los desaciertos de la administración Macri.

También hubiera resultado ilusorio pensar que en el marco de la crisis económica y el endeudamiento nacional se podría haber puesto en marcha un plan para el desarrollo de la región sur del país.

La Patagonia sigue esperando y en ese camino, aún con esperanzas. Es posible que vuelva a creer en políticas de Estado que beneficien a la región.