La puja por el poder. ADN

Los gremios estatales buscan reposicionarse frente al cambio de gobierno. El 10 de diciembre se inicia una nueva etapa institucional en Río Negro en el contexto de un país en crisis, y el rol sindical resulta clave. ATE, UnTER y UPCN llegan diferenciados a la transición entre Alberto Weretineck y Arabela Carreras y nada indica que ese escenario se modificará en principio.

Los comandados por Juan Carlos Scalesi buscan una oportunidad para retomar el diálogo con la Casa de Gobierno. Vienen dando señales amistosas con Carreras y se diferencian de Weretilneck. El último gesto fue salir a «bancar» las modificaciones (que aún no se conocen en profundidad) en el IPROSS frente a las críticas de los conducidos por Aguiar y docentes.

Scalesi, desde el 7 de abril, sostiene que el gobernador le deja a su sucesora una provincia «en llamas» y asegura que su sindicato está dispuesto a poner el hombro en favor de los trabajadores y la provincia. Juega en la bisagra, en el vértice del cambio. «Arabela no es Alberto» dicen en UPCN y le otorgan a la gobernadora electa mayor capacidad de gestión.

Por el contrario, ATE y UnTER vienen con buenas relaciones con el gobierno. Pero sus acuerdos de paz social se vencen el 10 de diciembre. Ambos gremios cambiaron sus conducciones. «Habrá que barajar y dar de nuevo» dicen quienes llegan a las cúpulas sindicales.

La relación con el futuro gobierno no arrancó bien. Las modificaciones en la obra social pusieron en alerta a docentes y a las pecheras verdes. Carreras propone crear una gerencia general. Les suena a empresa. Para colmo, la ocupará Juan Segundo Belloqc, un funcionario macrista que viene de administrar el ANSES en la Patagonia Norte. No es un dato menor para los gremios más combativos contra Cambiemos.

Pero es cierto que aún no ay definiciones sobre el rumbo del IPROSS y por ahora hay amague de conflicto. Es muy pronto aún y sería innecesario comenzar las relaciones con el nuevo gobierno con una pelea «por las dudas».

Lo que sí podría generar un conflicto es que no exista en enero una nueva recomposición salarial. Correría riesgo el inicio de clases.

Otro dato de la grieta gremial que se traslada a la política es la reunión de la nueva conducción de ATE con Weretilneck, quien le comprometió a Rodrigo Vicente -el sucesor de Rodolfo Aguiar- estabilidad laboral para los trabajadores cuyos contratos vencen el 31 de diciembre, momento en el que ya gobernará Carreras.

Las declaraciones del nuevo líder tampoco ayudaron: como UPCN, marcó la diferencia entre Weretilneck y Carreras, pero a la inversa. Escudados en la relación que forjó el gremio con el cipoleño, le reconocen liderazgo, conducción y diálogo.

Las nuevas cúpulas de ATE y UnTER debutarán con gobernadora nueva y ministros diferentes. Ya no estará Mónica Silva en Educación, Luis Di Giácomo en Gobierno, Lucas Pica en Trabajo ni Isabel Tipping en la Función Pública.

Para UPCN, una gran oportunidad de recuperar el trono perdido.

Carreras ya anunció que dialogará con todos. La buena intención de la barilochense cayó mejor en las huestes de Scalesi que en las de Vicente.

Los gremios comenzarán una disputa por la cantidad de afiliados porque eso los posiciona mejor en la negociación por los fondos. Además, ambos se arrogan ser los «mayoritarios» en búsqueda de legitimidad para detentar el poder.

La gobernadora deberá instruir al nuevo ministro de Gobierno, Rodrigo Buteler, y al designado secretario de Trabajo, Jorge Stopielo, para diseñar la estrategia de su gestión en el campo gremial. Son relaciones que requieren de pericia política, más en tiempos de presupuestos flacos. Ya lo anticipó el ministro de Economía, Agustín Domingo, no hay margen para otorgar grandes aumentos salariales y los trabajadores siguen perdiendo capacidad adquisitiva frente a la inflación.