El puerto de San Antonio Este lejos de la mirada nacional

(ADN). – Los principales candidatos presidenciales que en sus giras proselitistas visitaron de Bahía Blanca, no pudieron eludir la definición más buscada en esa ciudad, referida al futuro desarrollo del puerto marítimo como salida al mar de la producción de Vaca Muerta.

De esta manera Miguel Angel Pichetto -aun contradiciendo su histórica mirada rionegrina sobre el tema- convalidó con sus declaraciones ante la prensa, la política llevada a cabo por Mauricio Macri y ayer, Alberto Fernández, candidato del Frente de Todos, también ratificó que el puerto de Ingeniero White «es el puerto de Vaca Muerta».

No es novedad, sobre todos para quienes habitamos el este rionegrino, el poder y la presión que ejerce el loby económico empresarial bahiense, por lo general liderado por la Corporación del Comercio, Industria y Servicios, sobre las autoridades nacionales que, en forma mancomunada con la prensa local, defienden en todas las circunstancias y diferentes gobiernos los intereses de la ciudad y la región, incluso bajo la invocación histórica y anhelada de ser cabeza de una «nueva provincia».

Muchas veces esta férrea defensa localista chocó con los intereses de Río Negro, principalmente desde la costa marítima, en distintas temas como fue en su momento el traslado desde Carmen de Patagones, de las oficinas de Puerto y Vías Navegables del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, o el abastecimiento energético.

Pero sin dudas la principal competencia llegó con la inauguración – en febrero de 1983- del puerto de aguas profundas de San Antonio Este, que permitió la salida al exterior de la fruta del alto valle de Río Negro y de Neuquén, que antes se exportaba por territorio bonaerense. Con las promociones de los puertos patagónicos y los reembolsos por exportaciones también salieron por SAE otros productos neuquinos y mendocinos, beneficios que se fueron perdiendo ante la pasividad de los gobiernos rionegrinos.

En 1990 el Puerto de San Antonio Este fue provincializado y en 1997 entregado a la Terminal de Servicios Portuarios Patagonia Norte SA, consorcio económico frutícola concentrado que también administra el puerto de Bahía Blanca.

El desarrollo de Vaca Muerta, emplazado en Neuquén, necesita de un puerto marítimo de ultramar tanto para la importación de insumos como exportación de la producción y hoy esa estación portuaria es Bahía Blanca, donde su dirigencia política y empresarial jugó un rol fundamental en la defensa de sus intereses, sin distracciones ni dilaciones.

El puerto de San Antonio Este quedó afuera como opción a la producción de Vaca Muerta, sólo por desidia de la dirigencia rionegrina, tanto política, como económica y empresarial, ya que la estación marítima rionegrina requería como complemento realizar la obra del tendido ferroviario que vinculara el Valle Medio y San Antonio, de poco más de 200 kilómetros.Pasaron 25 años y ningún gobierno provincial tomó estos trabajos como un proyecto estratégico de futuro.

Este ramal ferroviario no formó parte de los objetivos de SEFEPA ni del actual Tren Patagónico. Tampoco estuvo en las carpetas de las oficinas de planeamientos de las distintas administraciones ni en los pedidos de financiamiento internacional de obras pública ni fue incorporado al Plan Castello, a pesar de constituir uno de los principales proyectos estratégicos para la integración provincial y el fortalecimiento del mercado marítimo rionegrino.

En este punto es donde «la defensa de los intereses» rionegrinos se convierte en un slogan. Acudir al sentimiento provincial y tocar la fibra íntima de sus habitantes siempre estuvo más ligado -en todas las épocas- a una cuestión electoral que a la promoción de políticas regionales que se demanden a los gobierno provinciales.

Antes de reclamar y peticionar ante el poder central, se busca el «acuerdo» político que permita la continuidad del status quo sin alterar relaciones de beneficios.

Durante 35 años los gobiernos y la dirigencia política rionegrina no pudo ejecutar un ramal ferroviario estratégico que hubiera permitido hoy tener un puerto que se presente como alternativa para el desarrollo de Vaca Muerta.

No sirve «llorar sobre la leche derramada», pero la defensa de los intereses rionegrinos, para todos sin distinción, es sólo declamativa.