En emergencia. ADN

El macrismo cedió ante la realidad, y permitió la media sanción de la declaración de la emergencia alimentaria en el Congreso. En Argentina, a pesar de la miopía de algunos dirigentes, hay hambre. Solo el aumento de merenderos y comedores es dato suficiente para admitir que parte de la población debe ser asistida para que pueda ingerir alguna de las comidas diarias.

La sesión llegó a buen puerto también porque la oposición se unificó y trabajó un proyecto común, sin utilitarismo político. Acordó una votación sin discursos extensos ni estridentes. El objetivo era la herramienta que ahora tiene la Casa Rosada para redistribuir partidas de asistencia.

¿Cómo se llegó hasta acá? Con un programa de gobierno económico que aumentó la inflación y devaluó la moneda sin equiparar esa pérdida en el salario, lo que permitió bajar el costo laboral (que pedían las empresas) y generó trabajadores con menos recurso. Eso impactó de lleno en el consumo, un golpe letal a las pymes que son las responsables de generar el 75% de las fuentes laborales, ergo, aumentó la desocupación. Esto profundizó la pobreza y la indigencia.

Para colmo, la economía se dolarizó (excepto los salarios) y el tarifazo de luz, gas y combustibles acrecentó la pérdida del poder adquisitivo del salario. De la mano del aumento de tarifas subió el transporte, los alimentos, la ropa y los alquileres. En fin, una fuerte transferencia de ingresos a los sectores concentrados de la economía, en especial bancos, agro exportadoras y empresas del sector energético.

Pero el hambre no distingue mapeos políticos. Por caso, Viedma, Roca y San Antonio ya habían declarado la emergencia alimentaria.

¿Y la Provincia?

Según el ministro de Desarrollo Social, Nicolás Land, «sería una medida extrema». Se escudó en los programas que desde su área y Educación despliegan en Río Negro. Sin embargo, según la oposición, no alcanza y reclaman también su tratamiento en el Parlamento.

El dato siguen siendo el crecimiento de comedores y merenderos: en Viedma hay 17, Roca 28, en Cipolletti 44, y Bariloche más de 50. Solo en las ciudades más pobladas existen más de 140 lugares de asistencia los que, en su mayoría, no reciben recursos estatales.

Además, según denunció el Frente de Todos, la transferencia del Ministerio de Educación a comedores escolares es de 28 pesos al día. El precio de un alfajor.

En este contexto los gremios estatales rionegrinos están pidiendo la reapertura del debate salarial por la feroz devaluación pos PASO. ATE decretó para la semana próxima un paro de 48 horas. Docentes evalúan opciones. Y la UPCN se concentrará en demostrar que los aumentos hasta acá otorgados son insuficientes y metieron a la mayoría de los trabajadores públicos debajo de la línea de la pobreza.

Esta semana el INDEC oficializó el índice de inflación de agosto: 4%. En la Patagonia fue del 4,2% y en Viedma y Patagones -según CESO y CEANPa- de 5,38%.

Pero los números son más cruentos en la medición interanual: de agosto de 2018 a agosto de 2019, el aumento del IPC fue del 54,5% la media nacional y 56,9% en la Patagonia, según el INDEC.

Esos datos oficiales demuestran, por un lado, la pérdida del poder adquisitivo porque los salarios no fueron al ritmo de la inflación. Y por el otro, el aumento de los alimentos, que puso en debate la emergencia alimentaria.