El viraje. ADN

Alberto Weretilneck pegó un viraje político empujado más por las circunstancias que por convicción. El gobernador imaginó otro escenario, en el que el macrismo -aún debilitado- tuviera chanches de continuar en el poder. Pero todo se desvaneció el domingo 11 de agosto.

A la contundente derrota electoral del Presidente, se sucedieron medidas económicas de la Casa Rosada para tratar de morigerar la crisis que afectaron financiera y económincamente a Río Negro. No había margen para sostener su respaldo al senador Miguel Pichetto y, por ósmosis, a Mauricio Macri.

Para colmo, la ola verde que se extendió el 7 de abril desde la provincia a la mayoría de los municipios en cada contienda electoral, fortalece el perfil del proyecto rionegrino del votante, ergo, Juntos ya no puede simular el discurso de defensa de los intereses de los ciudadanos, debe ponerlo en práctica.

El impacto de las decisiones de Nación (congelamiento del precio de combustibles, quita del IVA en algunos elementos de la canásta básica y el aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias) debilita las arcas provinciales, en un momento donde los gremios reclaman nuevas paritarias por la fuerte devaluación.

Por ahora, el gobierno sostiene el cronograma de pagos en tiempo y forma para dar síntoma de normalidad, pero si no mejora la recaudación y siguen cayendo los ingresos por coparticipación ésa estabilidad puede cambiar. Lo que está claro, es que hoy las finanzas no dan para otorgar aumentos, al menos al ritmo de la inflación.

Al reclamo sindical se suma -peligrosamente- la situación policial. Una sanción extemporánea a unos 20 uniformados por la revuelta del diciembre de 2013, encendió las alarmas. «Estamos igual que entonces» dijo uno de los referentes del Centro de Retirados. Argumentó precarización laboral, vulnerabilidad social y salarios bajos en la tropa.

La medida de la Junta de Disciplina solo se puede explicar si la conducción política de la fuerza avizora nuevos levantamientos.

Hoy, el gobierno paga aquella decisión de exculpar a los jefes de la rebelión y sus participantes que utilizaron motos y patrulleros para marchar por las calles de Viedma y tomar la Casa de Gobierno. Es entendible la amnistía en aquel entonces. La administración estaba políticamente débil. Pero después del triunfo de 2015 pudo haber dado una señal de autoridad. No lo hizo. En 2017 la Justicia sobreseyó a los policías y asunto cerrado.

Entonces… por qué ahora la suspensión?

No sólo los salarios son un problema para el gobierno. Cada dos por tres los proveedores se quejan por falta de pago. Lo más notorio es en el sector de la salud, cuando los médicos y farmacéuticos cortan el servicio a los afiliados al IPROSS.

Tampoco las economías regionales se recuperan. La Casa Rosada ha propiciado la concentración. El precio del dólar solo beneficia a los grandes hoteleros, los exportadores de fruta y las empresas petroleras. Pero no hay derrame para los trabajadores, pymes, ni pequeños y medianos productores.

La Provincia se refugia en que es responsabilidad nacional. Sin embargo no puso a disposición de esos sectores herramientas impositivas (como la baja o quita del Ingresos Brutos) ni créditos blandos. Sólo entrega con el CREAR financiamiento a emprendedores. Una buena medida que no llega a todos los sectores en crisis.

Todas estas cosas, sumado a la derrota del macrismo, hicieron que Weretilneck cambie el rumbo.

Esta semana sintió el respaldo a ese viraje cuando Rodolfo Aguiar salió a pedirle que ancle su boleta corta al Frente de Todos. ATE es el brazo sindical del gobierno y nadie escapa la relación que el gobernador tiene con el jefe sindical, por lo que es fácilmente intuible que la declaración del gremialista estuvo -al menos- consultada.

También el vicegobernador, Pedro Pesatti, fortaleció en estos días su perfil antimacrista. Fue en Bariloche donde Juntos logró retener de la mano de Gustavo Gennuso ese municipio, y donde la fórmula Fernández-Fernández obtuvo un aluvión de votos.

El viedmense va por la intendencia. Si gana, JSRN habrá logrado consolidar el esquema diseñado por Weretilneck para gobernar la mayoría de los municipios y las comisiones de fomento. Las encuestas lo favorecen y, en principio, otorgan una gran distancia con sus competidores.

Así, en diciembre, Arabela Carreras asumirá el gobierno con una fuerte base política territorial, mayoría en la Legislatura y, al menos, un senador y un diputado nacional. Una buena base para la gestión que pretende.

Por eso, Juntos no puede quedar en el lote de los vencidos a nivel nacional.