Para el FMI, la inflación llegará al 40% en diciembre

(ADN).- El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó su pronóstico de inflación para este año. Pasó del 30,5 al 40,2%. Un dato similar al del REM que realiza el Banco Central. También recortó a la mitad la previsión de crecimiento para 2020.

El organismo internacional de crédito advirtió sobre la “volatilidad” financiera que enfrenta la economía argentina en virtud de la proximidad de las elecciones, anticipo una caída de 1,3% en el PBI este año y un crecimiento de solo 1,1% para 2020 (recortó la mitad del pronóstico anterior). En tanto, elevó a 40% su previsión de inflación a diciembre próximo.

Así resulta del documento dado a conocer este lunes en Washington referido a la cuarta revisión del programa económico argentino en el marco del préstamo Stand By por u$s57.000 millones.

Ante las dudas y críticas que han surgido respecto a la sustentabilidad de la deuda el Fondo indica que la capacidad de repago de Argentina sigue siendo adecuada, aunque está sujeta a “riesgos mayores”.

El informe de 88 páginas, que curiosamente aún continúa siendo escrito en inglés, también reconoce el cumplimiento de las metas establecidas en el contexto de este acuerdo. De hecho el viernes el directorio del FMI aprobó el desembolso de unos u$s5.400 millones.

A continuación se detallan aspectos relevantes del informe elaborado por la misión encabezada por el economista italiano Roberto Cardarelli.

Inflación y actividad económica

El FMI revisó a la baja su pronóstico de crecimiento de 2019-20. En la anterior revisión esperaba para este año una caída -1.2% que ahora ha sido recortada a – 1.3 %debido al débil crecimiento del crecimiento (especialmente en la demanda interna y las importaciones) en el primer trimestre y las revisiones de crecimiento a la baja para los socios comerciales regionales (Brasil en particular).

La recuperación de la producción agrícola y la recuperación gradual del poder adquisitivo real de los salarios después de la fuerte caída del año pasado deberían, entiende el FMI, ayudar a respaldar un retorno a un crecimiento positivo a partir del segundo trimestre.

Sin embargo, el Fondo reconoce que, dado que la inflación es más persistente, las tasas de interés reales deberán permanecer más altas durante más tiempo, afectando nuevamente la demanda interna y las importaciones, lo que resultará en una revisión a la baja del crecimiento en 2020 (del 2,2 al 1,1%). Esta importante reducción de más de un punto contrasta con las últimas previsiones de los analistas que esperan un aumento del 2.2% del PIB para 2020.

Las tasas de interés más altas y el crecimiento más bajo han contribuido a elevar los niveles de deuda a mediano plazo a exactamente el 60% por ciento del PIB para 2024.

El FMI espera que la inflación termine el año en alrededor del 40%(muy por encima del pronóstico del 30.5% en el momento de la tercera revisión). Responsabiliza a esta suba en el pronóstico al aumento de los salarios nominales y un aumento significativo en las expectativas de inflación.

En el terreno fiscal el FMI espera que los impuestos a las importaciones más altos compensen con creces el impacto inflacionario de la congelación en las tarifas de los servicios públicos y la expansión del programa de Precios Cuidados.

También prevé que continúe la restricción monetaria y fiscal, junto con una menor volatilidad del tipo de cambio y un mejor anclaje de las expectativas del tipo de cambio a una disminución gradual de la inflación mes a mes en el futuro.

La necesidad de mantener una postura monetaria más estricta durante más tiempo ha significado tasas de interés más altas, lo que, junto con los esfuerzos continuos de las autoridades para extender los vencimientos, ha generado mayores costos de intereses y un incremento en la deuda.

Riesgos

“El programa enfrenta importantes riesgos a la baja” advierte el organismo multilateral, a su entender, “El principal riesgo sigue siendo un cambio prolongado en las preferencias de la cartera con respecto a los activos argentinos como resultado de las crecientes incertidumbres sobre el panorama político futuro”.

Esto podría manifestarse como un aumento de la dolarizaciónque provocará presiones de depreciación,impactando en la inflación y conduciendo a un aumento en la relación deuda-PIB y una mayor pérdida de reservas de divisas que la proyectada en el escenario base del FMI.

De darse este contexto el Fondo advierte que “podría crear una brecha de financiamiento presupuestario y profundizar las preocupaciones sobre la liquidez y posiblemente la solvencia de la deuda soberana”.

Por esta razón considera “preocupante” que la reciente reducción de los vencimientos haya aumentado las necesidades de financiamiento a corto plazo y exacerbado los riesgos de reinversión en el período previo a la elección.

A pesar de los riesgos significativos de la volatilidad y la incertidumbre, la continua implementación de la estrategia del manejo de la deuda en la medida en que lo permitan las condiciones del mercado ayudarán a mitigar los riesgos en el período electoral.

A mediano plazo, la sostenibilidad de la deuda sigue siendo altamente vulnerable a las crisis, particularmente si se dieran condiciones sorpresivas de crecimiento negativo.

Más allá de estos riesgos financieros, es posible que la inflación se mantenga estancada en niveles muy altos o que la recuperación esperada de la actividad pueda retrasarse.

Esto llevaría a un empeoramiento de los resultados sociales, al aumento de la pobreza y a una erosión del apoyo público al programa de políticas del gobierno.