Drenaje de votos con Lavagna, Gómez Centurión y Espert

En el gobierno quieren evitar una derrota categórica de Mauricio Macri en las PASO de agosto que complique el final de su mandato. Temen terminar muy abajo en las primarias y que haya un golpe de mercado

Para esto es preciso sacar de carrera a tres candidatos capaces de seducir a los votantes de Cambiemos desencantados con la gestión presidencial: Roberto Lavagna, Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert.

Aunque los dos últimos parecieran aventuras políticas insignificantes, están primeros en la lista negra de los consultores oficialistas. «Si sacan 3 puntos entre los dos, se los restan todos a Macri, porque sólo apuntan a un electorado que lo votó», explican en el gobierno y así analiza la situación Mauricio Catando, en una nota de LPO.

Sus discursos ratifican esa tesis: el ex jefe de la Aduana se presenta como admirador del presidente brasileño Jair Bolsonaro, repudia el aborto y la educación sexual; mientras que el economista ultraliberal recorre el país pidiendo ajustar «a la política y sindicalistas» como no se atrevió Cambiemos. 

Lavagna daña mucho más: las proyecciones más preocupantes en la Rosada calculan que puede robarle entre 4 y 6 puntos a Macri, porque llega ciudadanos de las grandes urbes que respaldaron a Cambiemos en 2015, sufrieron la pérdida de poder adquisitivo, pero siguen siendo antikirchneristas.

«Si Gómez y Centurión y Espert sacan 3 puntos, se los roban a Macri», se preocupan en el Gobierno. Y calculan que Lavagna puede robarles 6 puntos en agosto y presionar a una corrida bancaria.

«Es un voto que Macri recuperaría en un ballotage, pero no podemos regalarlo en agosto y quedar lejos de los Fernández», admiten importantes dirigentes de Cambiemos. Rarezas del sistema electoral argentino: sin frentes políticos sólidos capaces de dirimir candidaturas en internas, las primarias de agosto, pensadas con ese fin, se convirtieron en una encuesta nacional para posicionar figuras ante la opinión pública.

Una derrota de Macri y Vidal ese día puede subir la temperatura de los mercados financieros, propensos a dar mensajes después de las primarias. Lo supo Cristina en septiembre de 2011, cuando vio subir la cotización del dólar después de un triunfo categórico y reaccionó con un cepo cambiario que arruinó su segundo mandato.