Pesatti: lealtad y claridad ideológica

(ADN).- Pedro Pesatti se convirtió en artífice importante de la victoria de Juntos. Después del revés interno que sufrió, dejó de lado sus legítimas aspiraciones individuales y se puso a trabajar -como siempre- para el conjunto. Se puso al hombro la campaña del oficialismo en Viedma y alcanzó el 60,17% de los votos. Pero lo más destacado fue su aporte ideológico en la construcción del movimiento provincial, que ayer se consolidó y ahora sí, se dispone a gobernar la provincia a largo plazo.

El vicegobernador es parte de la génisis, junto al gobernador Alberto Weretilneck, de Juntos Somos Río Negro. Lo idearon en 2014, lo afianzaron en las elecciones de 2015 y ayer fue ratificado por casi 200 mil rionegrinos.

La característica de Pesatti siempre ha sido la lealtad a Weretilneck, en los buenos y malos momentos por los que transcurrió la alianza gobernante. Pero esencialmente fiel a su idea política. Juntos fue pergeñado a imagen y semejanza del Movimiento Nacional Justicialista , como el Movimiento Popular Neuquino. Sus banderas, independencia económica, soberanía política y justicia social. La defensa del federalismo y la integración provincial como síntesis.

Por eso, cuando Juntos se desteñía de verde y mutaba hacia al amarillo, fue el vicegobernador que impuso los límites. En aquel momento sacó a relucir su respaldo a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (lo que irritó a más de uno, fundamentalmente al círculo rojo, un espacio vacío de contenido ideológico) para evitar una alianza con la Casa Rosada.

No era solo una postura política, fue -y hoy está a la vista- el resguardo del movimiento provincial, esa herramienta que da cobijo en Río Negro a dirigentes de diversos espacios y procedencias. Así, evitó que Juntos se licuara en la arena política nacional.

Eran tiempos difíciles. JSRN venía de una fuerte derrota en 2017 y se venía el huracán Soria. Pero la tozudez del vice hizo que no prosperaran las alquimias políticas de los despachos de la Casa de Gobierno y Juntos se rearmó. No sin internas, rispideces y chicanas. Para ello fue clave Weretilneck, que ideó una jugada de ajedrez electoral y se cumplió a rajatabla.

Otra vez volvió el tándem.

Juntos fue un movimiento, jugó alejado de la grieta nacional, supo reconquistar al rionegrino con un discurso épico y volvió a sus fuentes de la defensa de los intereses de la provincia.

Weretilneck se encaminaba rumbo a otra reelección. Había unificado la alianza y sumado más voluntades, pero la Corte Suprema lo inhabilitó. Pesatti sintió que era su momento. Pero otra vez vio fracasar su aspiración de conducir el proceso político y el gobierno. Se ofuscó, pero no hizo caso a todas las voces que le recomendaban dar el portazo. Otra vez demostró -como en tantas ocasiones- la lealtad al gobernador, pero mucho más al proyecto.

Pesatti no abandonaría el barco que ayudó a construir, ni al que reparó cuando escoraba después de algunos golpes.

Ahora, no solo puede sentirse parte importante del triunfo electoral, sino que puede decir con orgullo que el movimiento está vivo y se prepara para gobernar por varios años a Río Negro.