El tiro por la culata

(Por David Cufrë).- Empresas líderes de alimentos y bebidas respondieron a los trascendidos de un congelamiento de precios hasta las elecciones con remarcaciones anticipadas. Molinos apuró a mitad de semana una nueva lista para supermercados y mayoristas con aumentos del 9 por ciento en sus yerbas Nobleza Gaucha y Cruz Malta y del 5 por ciento en el aceite Cocinero. Dos Anclas comunicó un incremento de la sal del 12 por ciento que regirá desde fines de mes. La Paulina avisó que subirá los lácteos entre 5 y 6 por ciento en los pedidos que reciba a partir de ahora, mientras que otras empresas del sector también se aprestan a lanzar una nueva tanda de aumentos en leche y derivados. La productora de arroz Carogran, que envasa para las marcas propias de las principales cadenas de supermercados, aplicó un ajuste del 12 por ciento. Ese comportamiento de los productores más grandes es replicado por otras compañías que los siguen en la tendencia. Es una dinámica que ha establecido un piso de inflación del 3 por ciento mensual, aunque las proyecciones para abril son peores, con un alza del IPC que se ubicará en torno al 5 por ciento. Las industrias acusan subas de costos y caída de la demanda para justificar los nuevos valores, pero también admiten que la incertidumbre generada por las medidas que tomaría el Gobierno aceleró el reacomodamiento de precios. En ese sentido, la improvisación oficial para armar un plan de emergencia que deje a salvo a algunos productos de la canasta básica de la escalada inflacionaria resultó un tiro por la culata, ya que la reacción de sectores concentrados fue anticiparse a los anuncios de Mauricio Macri con incrementos adicionales.

Los precios más caros estarán en las góndolas antes de que el Presidente hable por televisión. No es la primera vez que al Gobierno le pasa eso. Antes de asumir en 2015 ya había provocado una estampida inflacionaria con el anticipo de la eliminación de las regulaciones cambiarias. En aquel momento Alfonso Prat Gay aseguraba que una devaluación no tendría impacto porque los precios estaban fijados a un valor de 15 pesos el dólar, pero después resultó que la inflación se catapultó hasta 41 por ciento en 2016. Los errores de diagnóstico han sido una constante en la administración de Cambiemos. Ahora el desconcierto quedó en evidencia con las marchas y contramarchas sobre los posibles anuncios. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, salió a desmentir la versión del congelamiento de precios, pero industriales y supermercadistas afirman que el Ministerio de Producción a cargo de Dante Sica les está planteando justamente esa posibilidad. Los cruces generaron tensión en el gabinete y arreciaron las versiones de renuncia de este último funcionario. No es la mejor forma para lanzar un plan que debería recomponer la confianza e impactar en una disminución de la inflación. La necesidad de tomar nuevas medidas, por otra parte, es un reconocimiento del fracaso en esa tarea, por más que Macri insista en tratar de convencer que todo marcha muy bien.

La inflación no bajará por un acuerdo voluntarista con formadores de precios de un puñado de productos esenciales. En primer lugar, porque el Estado desarmó las estructuras de control para la aplicación de ese tipo de convenios, por lo cual no puede garantizar el correcto abastecimiento de los alimentos a los valores prometidos. Los faltantes de la leche La Armonía, la única que queda en el devaluado programa de Precios Cuidados, es de por sí una prueba de ello. Bajo la administración anterior, la Secretaría de Comercio tenía dos equipos dedicados al seguimiento de ese plan. Uno compuesto por 40 especialistas para el análisis de las estructuras de costos y la rentabilidad de las industrias proveedoras. El segundo era un cuerpo de 40 inspectores que recorrían a diario supermercados y comercios para corroborar la presencia de las mercaderías y su efectiva señalización. Aun así, era una pulseada cotidiana para que el plan se ejecutara como correspondía y para que no hubiera desbordes de precios en otros artículos por fuera del acuerdo. Pero, en líneas generales, Precios Cuidados logró instalarse y se convirtió en referencia de precios de una canasta de más de 300 productos, con una combinación de primeras y segundas marcas de grandes empresas y la participación de pymes de la alimentación. Además, había una campaña de publicidad constante y la convocatoria a los consumidores a denunciar los incumplimientos en defensa de su bolsillo. Todo ello fue barrido bajo la lógica del libre mercado y la   expulsión de los cuadros técnicos con la acusación de formar parte de “la grasa  militante”.

La inestabilidad cambiaria, la dolarización de tarifas de servicios públicos y combustibles y el desinterés de las autoridades por el comportamiento de los formadores de precios es lo que ha llevado a la mayor inflación en 27 años. Ninguno de esos ejes aparece para ser revisado en el discurso oficial. Hace más de tres años que se insiste en considerar a la inflación como un fenómeno puramente monetario, que se busca combatir con el aumento de la tasa de interés. En un principio el plan se había estructurado bajo el formato de las metas de inflación, las cuales proyectaban para todo 2019 un alza del IPC del 5 por ciento. Era cuando Prat Gay y Federico Sturzenegger pedían tener confianza y garantizaban que había comenzado un proceso virtuoso de “desinflación”. Nicolás Dujovne y Guido Sandleris ya no hablan de metas de inflación, pero siguen con el torniquete monetario sin la más mínima autocrítica por tantos desaciertos. Hace más de seis meses que las tasas se mueven arriba del 40 por ciento, con la mayor parte del tiempo por encima del 65 por ciento, y la inflación no ha bajado en lo más mínimo.

“Los precios no se pueden contener con un acuerdo para la campaña electoral. Precios Cuidados era un elemento más dentro de una política. Si vas a devaluar todos los meses es insostenible. O si aumentas las tarifas, la nafta, no se puede hacer un acuerdo así. La propia industria no lo va a cumplir. Va a desabastecer”, analiza uno de los economistas que negoció con los empresarios en la etapa anterior de Precios Cuidados. Los aumentos por anticipado que se dieron esta semana a la espera de los anuncios del Gobierno exponen los riesgos para la ciudadanía de confiar el cuidado de sus ingresos a una administración comandada por tantos CEO. Es una elección que, para las mayorías populares, también ha significado un tiro por la culata.