Campaña corta. ADN

En 14 días los rionegrinos van a las urnas. El viernes terminó el proceso de judicialización y mañana comienza la campaña electoral. Será corta, intensa y atípica. La vorágine de las últimas horas produjo reacomodamientos en el oficialismo e ilusiones en la oposición que ahora -sin Weretilneck en la cancha- visualiza una contienda de tercios.

Juntos modificó su fórmula que ahora estará integrada por Arabela Carreras y Alejandro Palmieri. No fue lo planeado. Pero la Corte Suprema frenó una postulación de Alberto Weretilneck a gobernador y obligó a poner en marcha el famoso «plan B». Los jueces del máximo tribunal también dejaron un mensaje al Superior Tribunal de Justicia (STJ).

El fallo fue dividido: 3 a 2. La «mayoría peronista» bajó a Weretilneck evaluando que la situación planteada en Río Negro presentaba “una identidad casi absoluta” con la que se produjo en 2013 en la provincia de Santiago del Estero.

«Resolver el caso planteado en Río Negro de la misma manera que se hizo para Santiago del Estero no sólo implica respetar los precedentes del Tribunal -lo que otorga previsibilidad jurídica a las partes y despeja suspicacias propias de la materia electoral-, sino que ofrece -además- la virtud republicana de desalentar la posibilidad de perpetuación en el poder, al darle sentido a la noción de periodicidad de los mandatos. En efecto, la vigencia del sistema republicano presupone de manera primordial la periodicidad y renovación de las autoridades», explicó la Corte mediante un comunicado oficial. Mensaje para el STJ. También para el resto de las provincias y la política nacional, ya que el artículo 50 Carta Magna argentina y los de otros 19 distritos son idénticos al 175 rionegrino.

La resolución de Talcahuano deja a tiro de juicio político a los integrantes del Superior. Desde el Frente para la Victoria habían advertido que si ese Tribunal habilitaba a Weretilneck -cosa que sucedió- estarían convalidando un delito, una violación a la Constitución.

Pero… ¿qué pasó con los votos de Juan Carlos Maqueda, Ricardo Lorenzetti y Horacio Rosatti, los «jueces peronistas»?. Según había trascendido, convencerlos de la habilitación era tarea del senador Miguel Pichetto. ¿Perdió el histórico dirigente llegada a la Corte, o no jugó?. Weretilneck confió en el lobby del senador. El resto correspondía a la Casa Rosada, que cumplió: Elena Highton de Nolasco y Carlos Rosenkrantz apoyaron la re-reelección del gobernador. 

El fallo -previsible- cayó como un baldazo de agua fría en Juntos que reaccionó rápidamente. El primer análisis fue deportivo («fue una derrota digna») comparando el ajustado resultado con el rechazo unánime de la Corte a la pretensión del gobernador riojano Sergio Casas. Después alegó «injerencia» de la Nación en Río Negro y allí amaneció el discurso de la defensa de los intereses rionegrinos. Ése será el eje de la campaña: «Defendamos a Río Negro», «no dejemos que Buenos Aires digite las políticas públicas de la provincia», y alentó a producir en las calles un «rionegrinazo» en respaldo a Weretilneck y en apoyo a Carreras.

Juntos saldrá a la cancha enarbolando el discurso que en 2015 llevó a la Casa de Gobierno a la fórmula Weretilneck-Pesatti con el 54% de los votos.

Pero no todo fue armonía. Cuando se oficializó el fallo de la Corte, el vicegobernador Pedro Pesatti se anotó en la fórmula. El gobernador lo convocó a Cipolletti donde se reunió con la mesa chica para definir los pasos a seguir. Ganó -una vez más- el círculo rojo y el viedmense volvió a la capital provincial enojado y con las manos vacías.

«Un peronista no, Pedro» le dijo Weretilneck. La frase resume varias cosas. Una, que Juntos aspira a llevarse los votos de Cambiemos alentando el miedo a que Martín Soria llegue al gobierno, y su postulación pondría en riesgo esa estrategia. Pesatti es un defensor de las políticas del kirchnerismo. Otra, que existe la convicción que un viedmense nunca será gobernador. Y además, se sostiene el eje electoral Bariloche-Alto Valle, donde se concentra la mayoría de los votos en Río Negro.

Ahora, el oficialismo concentrará su energía en consolidar a Carreras y lograr la mayor transferencia de votos posibles de Weretilneck, quien tendrá un rol protagónico en la campaña. Confían que quedan pocos días y eso los favorece. Incluso, creen que Cambiemos jugará al «voto útil» (como hizo en Neuquén) para que no gane el FPV. Muestra de ello ya dio el diputado nacional Sergio Wisky: «No son tiempos para tibios, Soria no puede gobernar Río Negro, sería nefasto», dijo.

Pero en los alrededores de la candidata a gobernadora de Cambiemos analizan que sin Weretilneck la elección se vuelve de tercios, se borra la polarización y apuestan a repetir la buena performance de 2107. «Ya le ganamos a Juntos» repiten, y su eslogan será «Hagamos que suceda».

Lo mismo creen en el FPV. Evalúan que ahora habrá un crecimiento del macrismo.

Matzen abrió una nueva línea discursiva: «Juntos y el FPV son las dos caras de la misma moneda sorista». Alega que ambos espacios son producto de Carlos Soria. Ellos son aquel Frente que llegó al gobierno en 2011, pero ahora están divididos.

En cambio Soria, apuesta a demostrar que macristas, pichettistas y weretilneckistas son lo mismo y enarbolan las políticas económicas y sociales que perjudican a los argentinos.

Paradójicamente, JSRN y el FPV se quejan de la intromisión nacional en Río Negro y convocan a un voto rionegrino. Los de verde adjudican una alianza entre Soria y Matzen para proscribir al gobernador y de ir a Buenos Aires a buscar esa complicidad, en consecuencia, entienden que el fallo de la Corte es una infracción a la soberanía provincial. Los de azul, convocan a ponerle un freno a Macri y que un triunfo el 7 de abril sea la primera de una serie de derrotas macristas que concluirá en octubre con la elección nacional, poniendo fin a la gestión de Cambiemos en la Casa de Gobierno.

Se vienen dos semanas intensas.