El gas subirá menos, porque Iguacel hizo mal los cálculos

«No sé qué cuentas hizo», se preguntó el secretario de Energía, Gustavo Lopetegui. Además, sugirió que postergarán el segundo aumento del año para después de las elecciones, publicó LPO.

A pesar del incremento en el valor del gas de boca de pozo registrado en la última subasta, que sugería un mayor traslado a las tarifas, Lopetegui prometió que el próximo aumento de abril será menor al anunciado por Iguacel.

«No sé qué cuentas hizo, quizás estimó un dólar más alto. Pero con este nuevo precio a nosotros nos da un tope máximo del 30%», cuestionó a su predecesor en una reunión con periodistas. En tanto, desde el entorno del ex secretario aseguraron a LPO que los números se hicieron «con el tipo de cambio que pronosticó Dujovne».

Sucede que con un gas de boca de pozo estimado a 4 dólares el millón de BTU para todo el 2019, Iguacel había proyectado un aumento del 35% para la tarifa del gas en abril, cuando en diciembre Marcos Peña decidió que todas las subas de servicios públicos se difundan durante las fiestas de fin de año.

Ahora, resultó que el precio del gas que compran las distribuidoras será un 14% mayor a lo previsto, al pasar a 4,56 dólares el millón de BTU en este nuevo esquema de subastas, tal como había anticipado LPO.

Esta modificación se explica principalmente por la cobertura cambiaria que realizan las productoras a partir de la nueva resolución que determina que no habrá compensaciones en caso de ocurrir una nueva devaluación, como sí la hubo en 2018.

Pero lo paradójico es que con el principal componente de la tarifa al alza, la misma finalmente será unos 5 puntos porcentuales más baja, a raíz de este «error de cálculo» del ex secretario de Energía.

Es más, el actual secretario confirmó que el segundo gran componente de la tarifa correspondiente al costo de transporte y distribución, se actualizará por el índice de precios mayoristas (IPIM) que se encuentra 30 puntos por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Esto es lo establecido en el contrato, pero como tracciona para arriba a las facturas, en la última revisión se acordó con las firmas actualizar por IPC y así amortiguar el impacto.

A su vez, ratificó el incremento del 55% anunciado para la luz -que al tener al gas como uno de sus principales costos también podría haberse modificado- y dejó abierta la puerta a una postergación de los aumentos correspondientes a la segunda mitad del año para después de las elecciones. «Hay un antecedente claro, en 2017 ya lo hicimos», sugirió.