Investigan a un fiscal por extorsionar a empresarios

El juez Ramos Padilla investiga al fiscal Carlos Stornelli por extorsión a un empresario en la causa de los cuadernos. En base a grabaciones, fotos y filmaciones, acusa a Marcelo D’Alessio, un abogado mediático que se presenta como funcionario de la DEA, de arreglar con el empresario el cobro de 300.000 dólares, en nombre de Stornelli, para que no quede detenido.

Un conocido abogado, Marcelo D’Alessio, imputado como operador del fiscal Carlos Stornelli, fue allanado en la tarde del miércoles en el marco de la exigencia de 300.000 dólares a un empresario para aliviarle una supuesta acusación en la causa de las fotocopias de los cuadernos. Así lo reveló hoy el periodista Raúl Kollman en Página/12.

En el expediente por extorsión que instruye el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, también está imputado el propio Stornelli ya que la extorsión se concretó en el balneario CR de Pinamar donde hubo una especie de triple reunión: en una mesa estaban el abogado Marcelo D’Alessio y el fiscal Stornelli y en la otra esperaba el empresario Pedro Etchebest, el denunciante. Al final, D’Alessio le pidió los 300.000 dólares a Etchebest.

En la causa hay numerosas escuchas telefónicas, filmaciones y fotografías sobre el vínculo entre D’Alessio y Stornelli. Ahora el juez tendrá que acreditar si el fiscal tiene o no tiene responsabilidad en la extorsión. Hay fotos de la triple reunión de Pinamar y se constataron pagos adelantados en dos hoteles, por un total de 9.700 dólares. Los billetes fueron registrados y fotografiados y el pago quedó registrado en una filmación.

Las cosas se pusieron en marcha en diciembre cuando D’Alessio tomó contacto con Etchebest. D’Alessio es un mediático abogado que se presenta como funcionario de la DEA, fue uno de los abogados del arrepentido Leonardo Fariña y entra y sale de la fiscalía de Stornelli de forma habitual. Hay fotos en las que se lo registra durante la declaración de un arrepentido venezolano, dentro de la fiscalía de Stornelli, algo que está prohibido. Al venezolano lo llevó D’alessio a la fiscalía. También se pavonea con que armó la causa groseramente trucha por sobreprecios en las compras de GNL y sostiene que Patricia Bullrich le paga 200.000 pesos por mes para la defensa de Fariña.

Durante el mes de diciembre, D’Alessio se comunicó «varias veces con el empresario Etchebest a quien conocía desde el año 2013. Por entonces, el abogado trabajaba en Enarsa. En una de las tantas escuchas D’Alessio cuenta que estuvo Enarsa como informante de la embajada de Estados Unidos.

Lo cierto es que el abogado se comunicó con el empresario en varias oportunidades alertándolo de que un arrepentido en el caso de las fotocopias de los cuadernos, Juan Manuel Campillo, lo había marcado como recaudador de la Oncca, la Oficina Nacional de Control Agropecuario, organismo en el cual Campillo fue titular. Etchebest le señaló a D’Alessio que recién conoció a Campillo en 2017, es decir que no tuvo ningún vínculo con él durante el gobierno anterior y que no cometió irregularidad alguna en la Oncca.

 «De pedo estoy en el lugar indicado», le escribió D’Alessio a Etchebest asegurándole que arreglaría el asunto. Todos los whatsapp de D’Alessio estuvieron acompañados de capturas de pantalla de chats entre D’Alessio y Stornelli, para demostrarle al empresario el estrecho vínculo que mantenían.

En una captura de pantalla mencionada en la denuncia de Etchebest, el empresario consigna que D’Alessio le dice a Stornelli: «lo de Pedro, yo me encargo personalmente de avanzar con ese sujeto». Y luego en un whatsapp de D’Alessio a Etchebest le dice: «tengo el ok. Y a pensar en positivo». O sea que le afirma que tiene arreglado con Stornelli el manejo de su situación en la causa.

Miedo

A principios de año, D’Alessio le mandó al empresario varias capturas de pantalla de chats con Stornelli en los que acuerdan reunirse en Pinamar el 7 de enero. Pero, además, le envió audios –incorporados a la causa judicial– en los que D’Alessio le hace sentir su poder y, supuestamente el de Stornelli, enumerándole datos de la familia de Etchebest, tanto en Estados Unidos como en la Argentina. En la denuncia, el empresario consigna: «me creó un clima de miedo».

En el minuto 2.43 de uno de los audios, D’Alessio le adelanta que irá a Pinamar a arreglar la situación con Stornelli y que el fiscal «va a querer una atención».

El 2 de enero, D’Alessio le lee a Etchebest, por teléfono, la supuesta imputación de Campillo contra el empresario: que parte de lo supuestamente recaudado en la Oncca, Etchebest se lo mandaba a su hijo en Estados Unidos. Es decir que le sigue metiendo miedo y presión para un «arreglo». Para redondear, le inspira todavía más temor leyéndole una planilla con todas las entradas y salidas de Etchebest del país, información que sólo podría provenir del expediente y que tácitamente le atribuye a Stornelli.

Reunión

El 8 de enero finalmente se concreta el viaje a Pinamar. El empresario Etchebest va hasta el country en el que vive D’Alessio y en la camioneta de éste último se dirigen a Pinamar. Ahí, en el balneario CR se produce la triple reunión: D’Alessio y Stornelli en una mesa, Etchebest espera en la otra. Hay fotos del encuentro en la causa.

Mientras D’Alessio habla con Stornelli le va mandando whatsapp para seguir preocupándolo: «¿vos estuviste detenido? Decímelo ya». «Vivís en Le Parc, según él». Mediante esos whatsapp lo sigue atemorizando porque efectivamente Etchebest vive en Le Parc y sufrió un allanamiento años atrás en una causa en la que estaba acusado de mantener en una especie de régimen de esclavitud a trabajadores en un campo. Al final fue sobreseído en ese expediente. En todo momento, D’Alessio le hace sentir que la información sale de Stornelli y que conversa con el fiscal sobre cómo arreglar su situación en el expediente de los cuadernos. «Estoy hablando con su cajero. Lo estoy ablandando», le manda un whatsapp, en referencia a otra persona que se sentó con D’Alessio y Stornelli.

Terminado el diálogo entre el abogado y el fiscal, el abogado le dijo al empresario que Stornelli le anotó la cifra a pagar de su puño y letra en un cuaderno: 300.000 dólares.

A raíz de que allí, en el balneario CR de Pinamar se configuró la extorsión, el empresario Etchebest, asistido por dos abogados, se presentó en el juzgado de esa jurisdicción, en Dolores, quedando radicada la denuncia ante el juez Alejo Ramos Padilla.

Desde entonces, se ordenaron escuchas telefónicas del celular de D’Alessio y se pidieron informes sobre la localización del celular de Stornelli.

Como un apriete complementario, el abogado D’Alessio reclamó una especie de seña aduciendo que el fiscal necesitaba esa plata para completar el pago de una propiedad en Pinamar. Se trató de 10.000 dólares. El dinero se entregó en dos veces. Una primera parte en el hotel Alvear Icon de Puerto Madero, cerca del mediodía, en la confitería ubicada en planta baja. La otra parte en la confitería Selquet de Figueroa Alcorta y Pampa. En las grabaciones entregadas a la justicia, D’Alessio afirma que Stornelli le compró una casa azul, frente a CR, al empresario Héctor Colella, un subalterno de Alfredo Yabrán en su momento, y que el dinero era para ese pago. El juez Ramos Padilla pidió las filmaciones tanto del Alvear Icon como de Selquet, así como la declaración de los encargados.