Se rompe o se dobla? ADN

La integración de Cambiemos es una incógnita en Río Negro. El radicalismo se plantó ante sus socios del PRO y está dispuesto a irse de la alianza macrista. Esa postura alertó al partido nacional que ya dio muestras que los boina blanca deben «estar adentro». Del éxito o el fracaso de esa empresa dependerá el caudal de votos que obtenga ese espacio y, en gran parte, el resultado del 7 de abril.

La puja entre la UCR y el PRO es por el liderazgo de Cambiemos y el encabezamiento de la fórmula. El radicalismo insiste en que sea la diputada nacional Lorena Matzen quien lidere el binomio. Pero ése es el deseo de la dirigencia del Comité, no de todos. Por caso, el flamante presidente del Foro de Intendentes, Miguel Martínez (Huergo) se pronunció a favor de Sergio Wisky. No es el único.

El PRO buscó saldar el debate interno esta semana, con la visita de Wisky a Villa La Angostura. Logró dos fotos importantes: con el presidente Mauricio Macri y con el jefe nacional del radicalismo, Alfredo Cornejo. Pero eso no amilanó a los correligionarios rionegrinos. Inmediatamente salieron a pintar las paredes de la provincia con la consigna #Lore2019.

Lo que dicen en el Comité provincial es que Macri no se pronunció a favor de Wisky y que, si las fotos hablan por sí solas, podría interpretarse que el Presidente también respaldó al gobernador Alberto Weretilneck quien, después del encuentro con el mandatario nacional, anunció la fecha de elecciones (7 de abril) y agigantó la idea que irá por un mandato más.

Entonces… tuvo la aprobación de Macri para adelantar los comicios e intentar una reelección?

Ninguno de los protagonistas se refirió al tema de manera contundente, pero a Weretilneck le sirvió para instalar la duda. Máxime cuando el jefe de Gabinete Marcos Peña y la diputada Lilita Carrió, condenaron la idea de las re-reelecciones. Nada dijo el Presidente.

En el PRO creen que la Justicia frenará el intento del gobernador. También en la CC-ARI que adelantó que presentará una impugnación. En eso coinciden en el Frente para la Victoria. Hay algún dato concreto? No. Pero el presidente de la UCR Darío Berardi -por primera vez- se pronunció en contra. «No vale cualquier cosa para frenar a Soria» dijo esta semana en radio.

Para el oficialismo, evidentemente, no es un tema. Sigue adelante en el armado partidario, de alianzas y de candidaturas. Eso sí, mira con atención lo que ocurre en Cambiemos.

La Casa de Gobierno no quiso armar un alianza con el macrimo, tampoco colectoras. Adelantó la elección para provincializar la campaña, si hubiese avanzado en cualquiera de esos dos armados, perdía el efecto el llamado del 7 de abril. Pero sí busca acuerdos individuales con intendentes y dirigentes de peso territorial de la UCR y otros espacios.

Al oficialismo le conviene el armado del macrismo en Río Negro para que el FPV no tenga en boca la muletilla «Weretilneck es Macri». Pero corre un riesgo. Si se conforma Cambiemos y logra una fórmula potente, que comprometa -fundamentalmente al radicalismo- a todos los actores del espacio a jugar a ganador, le puede restar votos.

En esta elección, de la misma manera que Juntos juega un partido clave para determinar si se consolida como partido provincial o se diluye, Cambiemos puede erigirse como una fuerza en crecimiento y cimentar las bases para ser gobierno en el futuro.

En consecuencia, el macrismo puede ser árbitro de una elección que muchos evalúan como reñida. Cada voto cuenta.

Ese convencimiento también anida en Roca. Por eso, esta semana el jefe del PJ, Martín Soria, buscó contactos nacionales. Se reunió en el Instituto Patria con Cristina Fernández de Kirchner. También con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Quiere contener a todos y sumar en el amplio mar de campo nacional y popular.

La idea de Soria es que de su lado esté todo espacio político, sindical y social que se oponga al macrismo, pero eso le quitó toda chance al senador Miguel Pichetto de ser parte de la unidad. «Hay espacio para el pichetismo, pero no para Pichetto» repiten en Roca. E indican que el adelantamiento de las elecciones en Campo Grande -en parte- responde a eso. Allí, todo indica que el candidato a intendente será el legislador Ariel Rivero.

Pero… por qué la distancia con el senador? «Porque tiene una relación amistosa con el macrismo, igual que el gobernador», dicen cerca de Soria. Un discurso para nacionalizar la elección. La jugada tiene riesgos? Por su puesto. Varios dirigentes (esencialmente sindicales) buscarán cobijo en Juntos porque sienten que no tienen espacio, y que ese discurso lo expulsa.

Se vienen dos etapas: una de conformación -no sin disputas- de las fórmulas y las listas de legisladores. Más adelante vendrá el debate judicial por la habilitación o no del gobernador. Habrá tiempo para discutir un proyecto de provincia? Quedará resquicio para los cruces dialécticos de la grieta? El tiempo lo dirá.

Vienen semanas vertiginosas.