A 111 años de la muerte del ingeniero César Cipolletti

El Gobierno de Río Negro evocó la figura del ingeniero César Cipolletti al conmemorarse ayer el 111º aniversario de su muerte.

Exploró las cuencas de los ríos Negro y Colorado en una época en que no existían los caminos ni las ciudades. Imaginó un valle cultivado cuando sólo el viento era el dueño del espacio. Describió técnicamente los proyectos que debían sustentar aquel sueño.


El ingeniero César Cipolletti siempre estaba un paso más adelante que el resto. Lo precedía su fama por los trabajos de riego en Italia. Y ya había dejado su sello en Mendoza, en San Juan y en Tucumán. No titubeó cuando le plantearon la nueva comisión y durante el último año del siglo XIX formó su equipo para investigar las posibilidades económicas del norte de la Patagonia. Fue un trabajo de proporciones épicas: a caballo, en carreta, en condiciones precarias, recorrieron miles de kilómetros para descubrir los secretos de la naturaleza.


El informe final durmió durante 9 años, esperando que las condiciones maduraran.


La oportunidad se dio durante el gobierno del presidente José Figueroa Alcorta. En 1907 Cipolletti se encontraba en su Italia natal y aceptó la misión de dirigir la gran obra proyectada. Embarcó con su familia un 19 de enero de 1908 pero nunca llegó a Buenos Aires. Falleció en alta mar el 23 de enero.


La investigación y el proyecto del ingeniero italiano fueron el punto de partida de nuestro Alto Valle del río Negro.


Pasaron 111 años de aquella tragedia; quedaría en manos de sus discípulos concretar la obra. Y el sueño se fue haciendo realidad.


Sus enseñanzas, su ejemplo, trascienden el tiempo. Nos alcanzan y nos obligan a plantearnos nuevos desafíos. Nuevos proyectos. A seguir trabajando para construir un espacio común para las nuevas generaciones.


Más de un siglo después, el ingeniero Cipolletti nos sigue mostrando el rumbo.