El fin de la inocencia. ADN

Martín Soria está obligado a demostrar que es un líder político.

El nuevo escenario que configuró el avance de Alberto Weretilneck a una nueva postulación como candidato a gobernador -más allá del debate jurídico-, obliga al intendente de Roca a reinventarse, salir de la comodidad de su terruño, de la seguridad de la herencia y el espíritu triunfal de las elecciones del año pasado.

La marca política de su apellido, sus recorridas por la provincia entregando carnets a los afiliados justicialistas, la apertura histórica a sectores del progresismo (RIO, PS, FG), el exhorto a la unidad, su gestión en el municipio y su proyección nacional, son una buena base pero no alcanza.

Hoy, Soria está sostenido por las encuestas que lo marcan favorito en 2019. Sin embargo sabe que cuando se mide con Weretilneck ese triunfo es hipotético, porque el gobernador ni siquiera se había insinuado -al momento de las mediciones- como candidato.

Para colmo, el gobernador admitió que hará todo lo posible («trampa» al decir del PJ) para evitar un triunfo del roquense: pondrá la fecha de elecciones cuando lo crea conveniente, eliminó las PASO, incluirá el balotaje, buscará habilitación judicial, hará (hizo, aseguran en el oficialismo) acuerdos con los intendentes de Cambiemos y, de ser necesario, será parte de Alternativa Federal, el espacio del peronismo no kirchnerista.

En suma, detrás de Weretilneck se encolumnará todo el arco político y administrará las reglas del juego.

Los primeros sondeos serios sobre la reelección del mandatario y el rechazo de la población a una re-reelección, determinarán la contienda final. Hoy en Juntos hay más inquietud por la opinión del electorado que por la del Tribunal Electoral. Por eso, hasta febrero no habrá certezas.

Soria lo sabe. Incluso cree que la idea que lanzó el gobernador no se concretará porque es un riesgo jugar sin red, en código sorista, sin fueros. Pero tampoco puede confiarse que es una amague ni que el artículo 175 de la Constitución (que el propio Weretilneck invocó para cerrarle el camino a Bautista Mendioroz) va a actuar a su favor.

El debate judicial vendrá, pero seguramente muy cerca de la votación. No habrá margen para otra cosa si el gobernador es habilitado.

Por eso, desde el PJ le reclaman acción: hablar con todos los dirigentes e intendentes, cerrar acuerdos internos, blindar el partido y después sí, ampliar lo más que se pueda el frente opositor. Cada detalle cuenta, cada voto es central en una disputa que se advierte polarizada.

En el Frente para la Victoria creen que la candidatura -obligada- de Cambiemos le resta votos a Juntos porque comparten electorado. Pero desdeñan el respaldo de Pichetto, pero lo poco que fugue ese espacio (si no lo contienen) producirá daños. Es cierto que la figura del senador no suma y hoy son pocos los soldados incondicionales que le quedan en la provincia, pero aún conserva «poder de daño».

¿Habrá acuerdo? Para ello Soria podría ofrecerle al jefe del bloque volver a encabezar la lista de senadores, hoy, bastante improbable.

En consecuencia, debe limitar el acceso de Weretilneck a Alternativa. El gobernador podría ir a Buenos Aires al lanzamiento oficial del espacio que ya cuenta con siete gobernadores. Allí estarán Pichetto, Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey, tres presidenciables del sector. «Hablo con todos» dijo esta semana el intendente, demostrando llegada propia, sin intermediación del senador.

Lo cierto es que el escenario cambió. Soria venía prácticamente cortado solo en las preferencias. Pero la unificación de criterios en Juntos y la sumatoria de quienes fueron aliados en 2015 -incluido el intendente de Cipolletti, Aníbal Tortoriello- le da otra competitividad al oficialismo.

Esta semana JSRN avanzó en la aprobación del Presupuesto y el paquete fiscal, que le permite volver a tomar un crédito por 70 millones de pesos para obras en Roca y Cipolletti. Además, seguirá en marcha el Plan Castello, que le da recorrida y visibilidad al gobernador en toda la provincia. La próxima semana habrá acuerdo por el bono de fin de año y se encaminará la paritaria 2019, al menos hasta el primer semestre- para garantizar paz social. Y en el primer trimestre, un pase a planta permanente de 2.800 empleados públicos. Un cuadro muy diferente al nacional, que se vislumbra conflictivo.

En consecuencia, deberá amanecer una estrategia nueva en el Frente.

No todo es color de rosa en el gobierno ni mucho menos en la gestión. Allí podrá la oposición (con otras formas que las actuales) hacer foco y complicar el armado del oficialismo. La centralidad de Weretilneck lo potencian pero también lo convierte en el blanco de las críticas.

Pero más allá de cómo se prepara el Frente para disputar la gobernación con Juntos, Soria tiene la obligación de mostrarse como un líder. Es un desafío individual y generacional.