Cárdenas y Carrasco: hoy comienzan los alegatos

Hoy comienzan los alegatos en el juicio oral por la muerte de Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco en junio de 2010 en medio de una represión en Bariloche. Ayer no hubo audiencia, la última fue el lunes donde los ex jefes policiales, Veroíza, Carrizo, Hermosa y Villanova, y el ex secretario de Seguridad de la provincia, Víctor Cufré, acusados por las muertes, ampliaron sus declaraciones pero no aportaron nuevos datos. Todos volvieron a la teoría del enfrentamiento, y ninguno se refirió al uso de armas letales, hecho ya probado por múltiples pericias.

A lo largo de toda la audiencia de este lunes, que se prolongó por algo más de dos horas, solo en una ocasión los jefes policiales mencionaron el nombre de las víctimas, “Sergio Cárdenas” y “Nicolás Carrasco”.

El ex secretario de Seguridad, Víctor Cufré, dijo en su defensa que no era su función conducir policías, “yo estaba desempeñando un cargo político y no tenía poder de mando”; a su juicio, era mucho más importante acudir a una reunión previamente agendada en El Bolsón (refiere al encuentro con familiares del médico policial, Guillermo Neuman, asesinado tres meses antes), que permanecer en Bariloche donde la situación “ya estaba controlada”.

Crufré describió luego largamente su tarea como secretario de Estado, incluyendo detalles ínfimos de su función, y aseguró: “Sigo sin entender el por qué de mi presencia entre los acusados”.

Con compás ensayado –las mismas descripciones, las mismas frases y el lamento constante por la falta de recursos- los ex policías insistieron con la figura del desborde social protagonizado por un número abrumador de manifestantes –cuya cifra nunca definieron con claridad, pese a su experiencia- que los “desbordaron” y que, según afirman, “querían quemar la comisaría con el personal adentro”.

En tal sentido el ex jefe de la comisaría 28, Jorge Carrizo, aseguró que el objetivo aquella tarde fue el de “proteger la unidad”; dijo que en ese momento la comisaría estaba cercada y que no había vía de escape para el personal que permanecía en su interior.

Dijo además que tenían muy poca munición y solo dos escopetas, y que “en un momento vino un embate y quedamos encerrados en la unidad”. Con cierto tono dramático, agregó: “Gritaban que nos querían quemar”.

El ex comisario Jorge Carrizo es quien mejor devela la estrategia de la defensa de los policías. En su declaración figuran (o se reconfiguran) todos los elementos que replican, quien más, quien menos, sus ex camaradas de la fuerza: 1- no había razón para la protesta; el cabo Sergio Colombil, quien había asesinado por la espalda a Diego Bonefoi (15) aquella madrugada, “ya se encontraba detenido”. 2- El número de manifestantes los sobrepasó, incluso con la concurrencia de la BORA y personal de otras comisarías (76 efectivos en total). 3- Corrían peligro de muerte, y 4- trataron de hablar con los manifestantes, nunca utilizaron munición de plomo y no saben qué fue lo que ocurrió con Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco.

“Les ordenaba a los jefes el tiro con rebote, y el no uso de armas letales”, afirmó Carrizo, “(les decía) que trataran de contener la situación. Yo ya había recibido una piedra en mi rodilla”, dijo.

Y más adelante: “se hacía lo humanamente posible”; “No salimos a reprimir ni a matar a nadie”; “La orden siempre fue disuadir, contener”; “Yo recibí un piedrazo en el pecho y otro en la mano”, recordó.

La versión fue reiterada por el ex comisario Fidel Veroíza, y el ex jefe de la Policía provincial, Jorge Villanova, quien tras decir que “la gente ponía en riesgo la vida de los policías con los piedrazos y todo lo que arrojaba”, deslindó responsabilidades, y aseguró que “el personal estaba capacitado”, que la “responsabilidad es de cada jefe de unidad” y que no era su función estar en el lugar.

Quien más se extendió en su exposición fue el ex jefe de la Regional III, Argentino Hermosa. Tras una larga cita de la reglamentación policial vigente en aquellos años, el ex policía se propuso ilustrar al Tribunal y al mismo tiempo demostrar el apego a sus funciones: “Me dicen que no cumplí un protocolo que no existía en ese momento”, aseguró.

Dijo también que “me produce como un escozor cuando leo la imputación de que yo me fui a pasear a El Bolsón. La verdad yo no paseo mucho que digamos; y en cuanto a que me escapé, (dirigiéndose al presidente del Tribunal) usted puede ver que nunca me escapé de ninguna situación. Soy un hombre disciplinado y entiendo a la verticalidad policial como una forma de vida”.

Según Hermosa, fueron responsables de que la situación se agravara aquella tarde del 17 de junio el ex intendente Marcelo Cascón y el entonces juez de Instrucción (actual fiscal) Martín Lozada, a quienes acusó de haber ido “a tirar nafta al fuego”.

A Cascón, particularmente le dedicó el siguiente párrafo: “Me lo encontré a la entrada de la Regional, y le pregunté, ´¿qué fuiste a hacer vos ahí?´ (Cascón tenía un golpe en la cabeza); él fue seguramente con la mejor intención a atender a sus vecinos”, reflexionó Hermosa, “hizo una conferencia de Prensa en la que estaba presente el juez de Instrucción, Lozada, y termina mal esa conferencia de prensa que se pretendió hacer allí, y que se hizo a medias, con un disturbio mayor”.

A raíz de las intervenciones del juez y del intendente en el lugar, dijo, “el jefe de la unidad (comisario Jorge Carrizo) accede a hacer retroceder al personal hasta la comisaría, y así perder el terreno que tanto se había procurado lograr (y entonces), el personal policial fue atropellado por la multitud muy agresiva que incluso ni respeta al intendente”.

Y señaló: “Queda pendiente que el intendente alguna vez dé una explicación de qué fue a hacer allí, y también el juez de Instrucción, el doctor Lozada, tal vez le esté debiendo a esta comunidad una explicación de lo que fue a hacer ahí”.

“Personalmente”, acusó Hermosa, “Me sorprende la actitud del intendente, acompañado del juez Lozada; la verdad que agravaron la situación, expusieron a la policía de Río Negro, y en especial a la comisaría 28 con su personal, que ya estaban bastante hostigados y lesionados”.

En ese mismo sentido opinó que “el auto de procesamiento está medio antojadizo; no encuentro razonamiento coherente ni lógico ni ajustado a derecho”, y agregó, “será por la teoría del garante y estas cuestiones”.

Por último, Hermosa descalificó al perito forense y doctor en Física, Rodolfo Pregliasco, quien el jueves expuso sus conclusiones basadas en el análisis de acústica, balística y fotogrametría, para culminar aseverando que no hubo nada semejante a una “pueblada”, que se trató de unos 27 adolescentes de no más de 20 años que arrojaron piedras a la comisaría, y que las muertes de Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco se produjeron por munición de plomo disparada por armas policiales.

Con desprecio dijo Hermosa: “el adivino este que vino de pasada y que un poco más, faltó que adivine dónde está el Santo Grial”.

(Informe y fuente: En Estos Días)