Morales sigue prófugo, ¿estarán cerca de encontrarlo?

(ADN).- Cuando en la noche del martes 3 de abril último los vecinos del barrio Jardín escucharon gritos que provenían de la casa de Fabián Zaher no se alarmaron demasiado: dicen que eran frecuentes las charlas que se oían desde afuera, gritos, bromas y risotadas. Pensaron que se trataba de una noche más de esas, sobre todo porque no era muy tarde. Testigos coincidirán al día siguiente que vieron un automóvil Fiat Palo estacionado afuera de la vivienda.

La búsqueda de Camilo Morales no parecía ser muy complicada, porque si bien el doble homicida había tenido alrededor de doce horas entre el momento en que presuntamente perpetró los crímenes, también es cierto que el lugar que eligió para irse no tiene muchos escondites. Aunque también es cierto que tenía un par de rutas que conducían a lugares disímiles.

El auto de Morales había sido de Zaher poco tiempo atrás, habían hecho negocio por el Fiat Palio Rojo, una permuta por otro auto y por el que además Zaher debía pagar una diferencia a Morales.

Zaher y Morales eran amigos, compartían momentos de esparcimiento, cenas y salidas nocturnas. En ese contexto de amistad y confianza es que hicieron el negocio automotor. Pero en el último tiempo algunas diferencias respecto de los pagos generaron rispideces, discusiones y hasta amenazas.

La noche del desenlace fatal en el que Morales acuchilló a Zaher y a su madre, Lilia Lantelme, una docente jubilada originaria de Valcheta, que con sus 83 años quiso interferir en la brusca pelea y corrió la misma suerte que su hijo.

Con el doble crimen perpetrado, Morales habría permanecido en la escena en un intento vano por borrar su presencia allí, pero ya era tarde. No obstante, pudo escapar, tuvo por lo menos 15 horas para huir. Llegó hasta San Antonio Oeste, abandonó su auto y continuó por otro medio que hasta el momento se desconoce. Pudo haber recibido ayuda, pudo haber cambiado su fisonomía afeitándose y rapándose el cabello. Pudo haberse ido al Alto Valle, a Chubut o más al sur y hasta cruzado a Chile teniendo en cuenta el tiempo que lleva sin aparecer. Su captura depende de muchos factores, pero hay uno que sobresale y siempre es clave para cualquier prófugo: su economía. Es decir, si tiene necesidad deberá salir a la calle, aquí, en Chile o en Japón.

Obviamente, no es verdad que el asesino vuelve al lugar del crimen, pero sí es cierto que el crimen perfecto no existe.