La sucesión. ADN

«Cuando Juntos ponga segunda, se termina todo». Esa es la frase más repetida en el oficialismo en los últimos días, convencido que cuando acelere en la campaña, retendrá el gobierno. El impulso vendrá más adelante, una vez que estén cerradas las paritarias y el acuerdo de las provincias con Nación por el Presupuesto 2019, dos ejes que le darán previsibilidad financiera para encarar el proceso electoral que sería en mayo.

Por ahora, el gobernador Alberto Weretilneck prefiere enfocarse en la gestión y no dar pistas a la oposición. Pero está claro que el candidato de Juntos Somos Río Negro será el ministro de Salud, Fabián Zgaib, que ya mide en las encuestas, un dato suficiente para el oficialismo. El funcionario está asistiendo a Buenos Aires a mantener encuentros con consultores políticos y de imagen, en una suerte de entrenamiento de campaña.

El gobernador ya no disimula su favoritismo. Lo blanqueó en una reunión con ATE en la previa a Mesa de la Función Pública. Frente a una inquietud planteada por Rodolfo Aguiar sobre el futuro de los acuerdos alcanzados, Weretilneck le dijo -frente a su Gabinete- «va a estar Fabián».

El análisis interno es que la separación del calendario de elecciones lejos de las nacionales, beneficiará el discurso provincialista y obligará al Frente para la Victoria y a Cambiemos a «desgastarse» en la grieta, discutiendo corrupción y crisis. Ahora sí -aseguran- la ancha avenida del medio será una opción electoral para los rionegrinos.

Weretilneck pretende volver al esquema que le dio resultado en 2015. Por eso comenzó -tibiamente- a criticar algunas medidas del gobierno de Mauricio Macri. Incluso, habilitó a los suyos a expresarse y esta semana la cúpula del bloque (Alejandro Palmieri y Facundo López) arremetió contra el recorte de las asignaciones familiares y la pérdida de beneficios en combustibles, puertos patagónicos y aduanas al sur del río Colorado.

Así, volverá el discurso de la defensa de los intereses de los rionegrinos y tendrá un candidato que no está identificado ni con el kirchnerismo ni el macrsimo. Por eso, la semana pasada terminó de liquidar las chances de su vice, Pedro Pesatti, cuando indicó que su «fanatismo» con Cristina lo aleja de la política provincial.

De todos modos, Pesatti incrementa su perfil peronista-kirchnerista. ¿Se va de Juntos? ¿Es una estrategia? En la oposición no creen en la separación entre el gobernador y su vice, aseguran que es un «acting». María Emilia Soria dijo que «juegan al policía bueno y al policía malo». En Cambiemos tampoco dan veracidad a la distancia. Un dirigente del macrismo puntualizó que este tironeo en el oficialismo se acentuó -curiosamente- después del encuentro de ambos en la Residencia hace unas semanas.

Pero hay algunos datos que sostienen la distancia entre ambos. El círculo rojo se encargó de transmitir el enojo de Weretilneck cuando el viedmense se sentó en el estudio de C5N con Gustavo Silvestre y arremetió contra Macri. «Acabamos de acordar que no se corten los contratos con INVAP y Pedro hace esto», repetían.

Si no hay pelea… qué rol tendrá el vice? Algunos dirigentes del oficialismo, en cambio, lo ven afuera y cerca de Martín Soria.

Otro punto de desencuentros entre ambos fue la conformación del bloque patagónico para hacerle frente a las políticas nacionales. Pesatti construyó un fuerte vínculo con el actual gobernador (cuando era vice) de Chubut Mariano Arcioni y su par de Neuquén Rolando Figueroa, los más críticos del macrismo. Pero Weretilneck lo desechó y envió a su ministro de Economía Agustín Domingo a negociar con Nación.

El mandatario rionegrino no quiere incomodar a la Casa Rosada hasta lograr un buen acuerdo y eso se está haciendo en conjunto con otras provincias. Esta semana, encabezados por Miguel Pichetto, los integrantes del Peronismo Federal visitaron a Sergio Uñac en San Juan, un potencial candidato a presidente. El gobernador les pidió que aprueben el Presupuesto.

¿Qué negocian las provincias? Morigerar el ajuste que Nación comprometió con el Fondo Monetario Internacional de 300.000 millones de pesos. Los gobernadores deberán aportar 100.000 millones y pretenden compensaciones. El camino de la negociación está empantanado, pero hay posibles soluciones.

Domingo adelantó esta semana que uno los puntos de acuerdo podría ser la trasferencia de la obra pública nacional a las provincias. Ahora, tiene otro sentido el apuro por aprobar en Río Negro el sistema mixto público privado PPP. Esto traerá polémica ya que el empresariado local podría comenzar a perder frente a las compañías nacionales en los procesos de licitación, porque no tienen capacidad operativa para grandes obras. Incluso, el gobierno no tiene capacidad técnica para el desarrollo de algunos proyectos y eso implicaría acudir a estudios en Buenos Aires.

Si avanza este esquema, Vialidad, IPPV, ARSA y otras empresas tendrían un rol preponderante porque además de las obras locales deberán -por caso- mantener, finalizar o construir rutas como la 23, 22, 40 y 3. El riesgo es para los trabajadores, porque esos organismos se convertirían en meras oficinas administrativas. Más achique del Estado.

¿En qué gana Río Negro? En que alguna transferencia de recursos logrará, en principio, de la administración nacional y servirá para mantener las cuentas y seguir buscando financiamiento. En la provincia funciona el FUCO (Fondo Unificado de Cuentas Oficiales) que permite tomar fondos nacionales (como el viviendas) para disimular el rojo local.

Además, la provincia tendrá la posibilidad de salir a buscar financiamiento para obras. El Estado nacional ya no puede. Su endeudamiento histórico a 100 años, el déficit fiscal y el acuerdo con el FMI lo impide.

Por eso Nación busca acordar con la provincias el ajuste del déficit, el equilibrio fiscal y el achique de los Estados. Eso significará más desempleo. Además, habrá más recorte de los beneficios a los trabajadores, jubilados y los sectores más vulnerables.

Pero si se llega a un punto en común, los gobernadores tendrán alguna garantía de no colapsar ni tener que emitir monedas ni bonos provinciales. Por eso pedirán a diputados y senadores aprobar el Presupuesto 2019 que, según el presidente Macri, vendrá con crecimiento y menos inflación.

El contexto económico-social es incierto y esto afecta el desarrollo de la política. La muestra es la rebelión radical patagónica ante el recorte de las asignaciones familiares. La UCR se siente incómoda en este contexto con sus socios del PRO. Le pasa lo mismo al ARI. Pero la resolución de Nación de postergar por 30 días esa medida, calmó -en parte- las aguas internas.

No es un escenario favorable para el macrismo, menos en Río Negro, donde el Presidente pierde imagen a pasos agigantados. El fenómeno arrastra a la gobernadora María Eugenia Vidal. Pero quien estaba en pleno crecimiento (Cristina Fernández de Kirchner) podría tener un freno si el impacto de los cuadernos de la corrupción en la obra pública sigue levantando temperatura.

Así y todo la ex presidenta no se detiene y se mostró con el sindicalismo alternativo a la conducción de la CGT, encabezará un acto de Unidad Ciudadana en Ensenada y se prepara para las negociaciones que vendrán (ahora no se sabe la fecha) para el posible proceso de unidad con el Peronismo Federal. No son pocas las señales en ese sentido, incluso se baraja la idea de definir las diferencias en las PASO.

Ese trámite el Frente para la Victoria rionegrino lo tiene más acomodado. Martín Soria domina el PJ y logró mantener la unidad. Así suma solidez -con la incorporación de otros sectores- al frente opositor que pretende ser gobierno en 2019.

Allí el panorama está más claro después de la tormenta que se desató por el paso de Juan Manuel Urtubey por Bariloche (un desembarco patrocinado por Weretilneck), el encuentro de Juan Manuel Pichetto con el gobernador y los dardos del legislador Ariel Rivero, quien finalmente encabezará la lista de unidad de congresales en Campo Grande.

Ahora, la única ciudad que genera dudas es Viedma. El pichetismo no participó del armado de listas, el bloque de concejales se resquebraja cada vez más, la alianza con el socialismo sumó tensión y la confección de un partido vecinal para JM Pichetto genera incertidumbre.