Hacia el fondo. ADN

Alberto Weretilneck se niega a admitir el impacto negativo que tienen para Río Negro las políticas económicas del gobierno nacional. Esta semana minimizó la pérdida en obra pública a partir de la eliminación del Fondo Sojero, mientras la mayoría de los mandatarios provinciales esgrimen críticas y se aprestan a bloquear el decreto presidencial en el Congreso.

Lo mismo ocurrió con medidas similares como el recorte de las asignaciones familiares y jubilaciones, la pérdida de los reembolsos de los puertos patagónicos y los beneficios impositivos en combustibles, los tarifazos, la falta de presupuesto a las universidades nacionales, el aumento de la pobreza y la imparable inflación. Todas medidas que afectan a los ciudadanos.

Intendentes de todos los partidos políticos -incluido el barilochense Gustavo Gennuso- pidieron revisar la medida y restituir el Fondo, ya que para los municipios la pérdida es millonaria. Y la diputada del Frente para la Victoria, María Emilia Soria, ingresó un proyecto para confeccionar un nuevo modelo pero que en vez de coparticipar el 30% ese porcentaje sea del 50%.

Weretilneck tiene un discurso para cada ciudad. Esta semana, en Cipolletti, dijo que no habría impacto y la obra pública seguirá en marcha, pero en Viedma, admitió el recorte. El gobernador sabía que el Fondo iba a desaparecer en 2019 pero se sorprendió -como el resto de sus pares- que la medida se haya adelantado. Intentó una justificación: perdemos por un lado y ganamos por el otro (aliento a la exportación y el consecuente aumento de ingresos por Impuesto a las Ganancias y el IVA), entonces, según sus cálculos, Río Negro solo perdería entre 100 y 150 millones de pesos, en vez de los casi 800 que hubiese dejado de percibir el año que viene.

«Nosotros tenemos el Plan Castello, seguiremos haciendo obras» dijo. Una verdad a medias.

Es cierto que el Plan -que tiene la segunda etapa suspendida- contiene obras, pero son de gran escala y según denunció la UOCRA, no alcanza para reactivar el sector que tuvo en la provincia un registro de más de 2.500 puestos de trabajo. Con el Fondo Sojero (que en 2015 implicada el 85% de la obra pública rionegrina) se realizan obras de construcción, refacción y ampliación menores generadoras de fuentes de empleo.

Pero no solo la falta de trabajo golpea a Río Negro. La provincia tiene el índice de pobreza infantil más grande de la Patagonia, los salarios son de los más perjudicados a nivel país por el aumento de la inflación con magros aumentos establecidos, y las economías regionales están en crisis.

Hay desconcierto en el oficialismo. Un día el gobernador habilita críticas a Nación y otro día no. Sólo basta repasar los últimos comunicados del bloque de Juntos y las declaraciones de algunos ministros para ver el dislate discursivo.

Esto suma tensión en la bancada que conduce Alejandro Palmieri, que ya viene atado con alambres por el debate del proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. El bloque es grande y heterogéneo. Se cruzan intereses individuales y convicciones políticas contrapuestas. Además, varios de ellos saben que no tendrán reelección.

A esto se suman las denuncias del ex legislador oficialista, Ricardo Arroyo, sobre incompatibilidades de funcionarios y parlamentarios a partir del doble rol en la función pública y sus emprendimientos privados y que ampliará en el Parlamento en la sesión de la semana que viene. En el bloque del FpV no descartan avanzar en denuncias penales si ningún fiscal no actúa de oficio.

La situación llevó a Weretilneck a exclamar: «hay que calmar al loco». Raudos salieron Palmieri y Facundo López al sexto piso de la Legislatura para pedirle al vice que le habilite el bloque unipersonal que reclamaba Arroyo y era negado. No estaba en los planes de Pedro Pesatti, que recuerda que el dirigente del Valle Medio se opuso fervientemente a que ocupe la fórmula en 2015.

Al ritmo de la pérdida de recursos de la provincia (y el ajuste que vendrá a partir del acuerdo de Argentina con el Fondo Monetario Internacional por 300.000 millones de pesos), podrían sumarse otros recortes como la zona austral, los fondos del FONAVI para las viviendas sociales, las vacunas del calendario nacional, la seguridad alimentaria y el subsidio al transporte. Además, está en carpeta del ministerio de Desarrollo Social que conduce Carolina Stanley la transferencia a las provincias de los planes sociales.

Pero el gobernador se mantiene impávido.

Es por ello que los legisladores del FpV y los gremios le exigen a Weretilneck ponerse al frente de la situación, «plantarse» frente a Nación y defender los intereses de los rionegrinos, un slogan que el oficialismo guardó bajo siete llaves hace tiempo.

Frente a la inacción del gobernador, la CGT y las dos CTA anunciaron un paro provincial para el 28 de agosto. No solo pedirán -los estatales- aumentos de sueldo que, el menos, equiparen los índices de inflación, sino que también reclamarán políticas activas para proteger las fuentes laborales en el sector privado.

El gobernador asegura que la mayoría de los pedidos recaen en Nación, pero la protesta se hará frente a la Casa de Gobierno en Viedma.

La situación económica del país obligó a posponer las definiciones de candidaturas en los partidos políticos y ya no hay certezas de cuándo el gobierno convocará a elecciones.

Para Cambiemos, cuanto más cerca de las nacionales, mejor. Esperarán las definiciones de la interna radical y el fin de las intervenciones al PRO y la CC-ARI. Pero cuanto más se estiren las definiciones más corre riesgo la conformación de la alianza. Hay cada vez más críticas de la UCR al gobierno de Mauricio Macri y hay dirigentes del partido del Presidente que piensan en un esquema separado de los boina blanca. Incluso, surgió la agrupación Raúl Alfonsín que saldrá a disputarle la presidencia del Comité a Darío Berardi, por considerarlos «radicales PRO que solo buscan un conchavo personal».

En Juntos sigue la tensión entre el weretilneckismo y el pesattismo. El vicegobernador no declina su intención de ser candidato pese a que el gobernador ya eligió -al menos por ahora- a su ministro de Salud, Fabián Zgaib, que en estas horas se recupera de una operación coronaria.

«La mayoría de JSRN no quiere saber nada con el macrismo» aseguran en el entorno de Pesatti y marcan que un grupo importante de legisladores, intendentes y concejales guardan silencio sobre las definiciones. «Ya vendrán» aseguran, y muestran un poroteo favorable al viedmense.

En el FpV nadie discute la candidatura de Martín Soria que sigue proyectando su figura en el escenario nacional. Pero la disputa en el PJ podría ocasionarle algún dolor de cabeza. En ese espacio ya computan el pase de Silvina García Larraburu a Juntos. Y monitorean el desarrollo del escándalo de los cuadernos que todos los días arroja un dato nuevo y complica a políticos y empresarios. Esta semana hubo un «aviso» sobre cómo podría salpicar en Río Negro el esquema de la cartelizada obra pública. En breve aparecerán en los diarios sus «gestores políticos».

Soria se sentó junto al presidente del justicialismo, José Luis Gioja, luego de la intervención y hicieron una encendida crítica al gobierno de Macri y le pidieron a la justicia actuar en el marco de la Constitución, «sin atropellos ni shows» y aseguraron que esta «estrategia» es vieja: «ya la utilizaron contra Perón». La conclusión es que «en realidad van contra el peronismo, que es el único partido político de oposición que tiene este gobierno».

Por ahora el frente en Río Negro se muestra unificado y en proceso de ensanchamiento.

No poder romper ese posicionamiento monolítico pone nervioso al oficialismo, que buscará jugar en cancha embarrada, utilizando los recursos del Estado para complicar a los adversarios y acallar a la prensa crítica.