Yo, Alberto. ADN

Alberto Weretineck se puso en el centro de la escena política. Abrió el período de sesiones ordinarias de la Legislatura con un minucioso repaso de su gestión y envió un mensaje de aliento a su alicaído equipo, que quedó golpeado y desanimado desde la dura derrota en las PASO. No dio pistas del futuro pero consolidó su idea que la gestión será el motor de recuperación del oficialismo. Los números del déficit estuvieron ausentes y hay fragilidad en la economía.

El informe de situación duró aproximadamente cuatro horas, demasiado extenso para dejar ideas claras. Sin embargo, apuntó a fijar la foto que su gobierno tiene logros concretos, una respuesta a las críticas de la oposición y a la percepción negativa de los rionegrinos que muestran las encuestas.

Pero dejó claro que todo es por la pericia del gabinete, es decir, de él mismo. El mensaje contagió a los propios. Tanto, que algunos salieron a ponerle un respirador artificial a la idea de la re-relección, una empresa compleja que, sin embargo, tiene un guiño de algunos dirigentes de la oposición.

Su vice, Pedro Pesatti, aseguró que «Alberto demostró que estamos transformando la Provincia». ¿Vuelve la comunión entre ambos?. Aún hay desconfianzas.

Un hombre que transita los pasillos de la Casa de Gobierno aseguró que la centralidad del discurso se debe a que «no tenemos candidato» y el gobernador «no puede licuar su poder» a dos años de terminar su gestión. E indicó que aún resta mucho tiempo para llegar a 2019. En ese sentido, se entusiasmó con que el Plan Castello y un repunte de la economía nacional les de margen para seguir gobernando otro período.

La respuesta más fuerte al discurso de Weretilneck llegará mañana desde Roca. El intendente Martín Soria marcará la diferencia mostrando obra pública, equilibrio fiscal y superhábit. Y marcará las «contradicciones» del gobernador en materia de medio ambiente, economía y la garantía al acceso de los servicios básicos.

En el entorno del presidente del PJ y pre candidato a gobernador del Frente para la Victoria evalúan además, responder a las denuncias del gobierno provincial sobre la proliferación del narcotráfico en esa ciudad. «Vino a derrumbar un kiosko de drogas pero en Viedma hay cuatro casos de adolescentes internados en el Hospital por sobredosis», retrucan.

Juntos quiere resurgir y basa su futuro en el Plan Castello. El gobierno multiplica anuncios sobre las licitaciones, promociona los beneficios para los vecinos y el empuje que las obras darán al desarrollo provincial. Todo con el gobernador como protagonista. Un dato: desde hace un tiempo sumaron a Pesatti -a quien habían freezado- en las fotos del ambicioso programa.

Sin embargo, enfrenta algunos desafíos. Tuvo que acordar con la oposición -pichetista- que votó el Plan, que no habrá trabas para que los municipios reciban los fondos del bono en dólares. También tendrá que afinar el lápiz en obras públicas, ya que hubieron enormes diferencias de precios en las licitaciones.

Weretilneck puso números a su gestión: bajó la mortalidad infantil, la deserción escolar y el delito. Ingresaron varios millones de la actividad turítica, mejoró la calidad de vida en los parajes y erradicó los contratos basura (becas) del Estado. Mostró una provincia en marcha y con mejores índices de calidad vida.

Pero nada dijo de los temas que generan incertidumbre: mañana no comienzan las clases.

Además de poner en valor su gestión, se diferenció de Nación en dos temas clave como la economía (que genera zozobra en la fruticultura, el comercio, el consumo y el empleo) y los derechos humanos. Éste punto es un cambio radical en su postura.

No es la primera vez que el gobernador vuelve sobre sus pasos. Lo había hecho con la instalación de la central nuclear, lo que generó un conflicto diplomático entre Argentina y China. Ese fue el inicio del conflicto con la Casa Rosada. Habrá más separación. Weretilneck pondrá el acento en el proyecto provincialista, alejado de los designios de la política nacional. «Fecha propia, candidato propio, partido propio».

De todos modos, valoró algunos avances del macrimo, como el ordenamiento fiscal y aseguró que -a pesar de haber aumentado el impuesto a los Ingresos Brutos- con el tiempo los tributos distorsivos irán desapareciendo. Retomó la lógica de la oposición responsable y la postura de «ni de espaldas ni arrodillados».

El mensaje del gobernador fue leído por la oposición de diferentes formas. Pero desde lo político, al FPV le quedó claro quién será su adversario. En Cambiemos, confirmaron que no habrá alianza. Y si la hubiere (la política es el arte de lo posible) serán furgón de cola.

Por eso cada espacio reordenará sus agendas. Según los dirigentes consultados, este año será de consolidación de espacios. Por ahora, ambos cerraron la idea de sumar «heridos» de Juntos. Así lo pensaba el macrismo que veía una oportunidad de agrandar la alianza con el sector del gobernador, y el FPV con la pata peronista. Está visto que JSRN no se desgrana. Lo advierten desde los guiños a Pesatti y el freno que el mandatario impuso al círculo rojo: «no hay espacios para el internismo».

En el FPV ven que los pasos del gobernador los favorece. «Sigue ensimismado y fuera de la realidad» dicen, y aseguran que el «fin de ciclo está instalado en la sociedad». El macrismo piensa algo similar, pero no jugarán a desgastar al gobierno. Sin embargo, irán marcando diferencias para presentarse como una alternativa de poder responsable.

Sin embargo, ambos espacios tienen que sortear las escaramuzas internas, lógicas en la constitución de los espacios de poder y el armado de listas. El legislador Ariel Rivero volvió a reclamar cohesión en el PJ antes de salir a buscar los socios del FPV. Sabe que Miguel Pichetto no romperá con el peronismo y ya avisó que este proceso lo conduce Soria. Pero no perderán sitios ante los socios minoritarios. Un llamado de atención a la posible incorporación de la senadora Odarda.

En Cambiemos el radicalismo no resignará espacios y hará pesar su base territorial a la hora del reparto. Un sector, además, quiere una renovación dirigencial y que los jóvenes encabecen las candidaturas en los municipios.

Mientras la política juega su juego, Weretilneck debe despejar los conflictos que impone la gestión: paritarias y fruticultura, aparecen hoy como lo urgente.