El futuro llegó, hace rato. ADN

Los tiempos políticos se aceleraron. Martín Soria provocó la novedad del verano sentando a Magdalena Odarda en su mesa en la Fiesta de la Manzana. Una dupla que podría ser fórmula en 2019. La foto tuvo un impacto profundo en todos los espacios políticos y provocó reacciones públicas y muchas privadas.

El gesto del presidente del PJ no es solo de amplitud del Frente, sino de marcar el sesgo ideológico de la construcción que pretende hacia la Casa de Gobierno: opositor al macrismo, a sus representantes en Río Negro y a todos los dirigentes que puedan estar «ligados» de alguna manera a la Casa Rosada.

Así lo leyó el pichetismo que reaccionó de inmediato y sus dirigentes multiplicaron los contactos. Su líder, está visto como un aliado al macrismo. Incluso tuvo una reprimenda del PJ nacional que se quiere rearmar. ¿Qué hacemos? se preguntaron. Lo primero que surgió es una consulta al Senado. Habrá una reunión en breve y los muchachos le preguntarán a Miguel Pichetto si seguirá conduciéndolos o no.

«Martín no nos necesita para ganar» dicen en ese espacio, pero la mayoría apuesta a seguir dentro del FPV y pelear por sus lugares en 2019. Otros, pretenden migrar. Por las dudas, hay planes alternativos. Por caso en Viedma, donde el pichetismo armó Nuevo Viedma, un partido vecinal que llevará al hijo del senador, Juan Manuel, de candidato a intendente. Ya están las fichas y esta semana definen autoridades.

En Juntos Somos Río Negro, el gobernador reaccionó: «Los une el odio» dijo. No le gustó a Weretilneck la foto, pero con el paso de las horas evaluó que «fue apresurada» y puede «generar más pérdida que ganancia». La pata peronista cree que la inclusión de Odarda puede producir el principio de Arquímedes: que el peso específico de su inmersión en aguas peronistas puede provocar un derrame similar. Tampoco descartan que una parte de la UCR -alejada del PRO- siga sumando.

Sin embargo, fue unánime en el oficialismo la idea de abroquelarse. Da la sensación que la imagen de Soria y Odarda hizo que ambos bandos enterraran las hachas. El gobernador entiende que no hay margen para la disputa interna y pretende consolidar a Juntos. El problema hoy es que sin reelección, no tiene candidato.

Weretilneck se convenció que no puede romper lo construido por causa de una alianza con el macrismo. Ahora vuelve a dar señales de unidad y algún gesto a vice. Su círculo rojo ya no lo critica tanto y reconoce que aliarse al Presidente es un «ancla» electoral. De todos modos, el gobernador seguirá con sus gestos ambiguos.

También tiene claro que para subsistir debe alejarse de la disputa nacional: «candidato propio, fecha propia». La grieta solo favorece al Frente para la Victoria y Cambiemos. Y por los resultados de octubre más las encuestas que tiene, sabe que eso solo mejora las chances del intendente de Roca.

Si cambia la fecha, ¿Qué cambia? La posibilidad de pelear la gobernación relegando al macrismo.

Pero Weretilneck sigue teniendo un problema: Alberto Weretilneck. No logra recuperar la agenda política ni salir del personalismo, por lo tanto, se le dificulta armar un sucesor. Para colmo, el que más le cierra al círculo rojo está fuera del radar. Alejandro Palmieri se tomó en serio el receso legislativo.

Ahora, una gran parte del oficialismo (legisladores, intendentes, concejales y dirigentes) esperan que se vuelva a las fuentes. Creen que «el mejor Weretilneck» fue aquel que estuvo en minoría en el Parlamento y era el más débil de la alianza con Soria y Pichetto. «Después ganó y se transformó en su peor versión», aseguran.

En la CC-ARI tampoco fue inocua la foto en la Fiesta de la Manzana. El partido ahora transita su intervención y confía en que muchos dirigentes que podían migrar a RIO con Odarda, después de la foto con Soria, se queden. El espacio que lidera a nivel nacional Elisa Carrió, se sumará formalmente a Cambiemos.

Sus interventores tienen una mirada de Río Negro en la que ven como única alternativa al triunfo del FPV, la unidad de Juntos y Cambiemos. Por su puesto, desde la conducción del macrismo. «El gobernador no tiene otra que sumarse y poner la fecha junto con Nación», dicen. Y, en todo caso, para evitar internas furiosas, creen que se debe ir a una PASO entre los dos espacios.

Más allá de la mirada nacional, los dirigentes locales de Cambiemos también evalúan que una contienda fuera del escenario nacional achica sus chances.