Senado sancionó el Presupuesto y la reforma tributaria

El Senado dio luz verde al Presupuesto 2018, activó la reforma tributaria y prorrogó el impuesto al cheque hasta 2022, con el 100% destinado a fondear a la ANSES. La previsión nacional contempla gastos por más de 2,5 billones de pesos, un crecimiento anual del 3,5% del PBI, un aumento del 12% para la inversión, una inflación anual promedio del 15,7% y un dólar de $19,3, entre otros puntos.

La ley de gastos para el año próximo logró 54 votos a favor y 14 en contra; la reforma tributaria, 52 voluntades, 15 rechazos y una abstención. En tanto, la prórroga del impuesto al cheque fue apoyada por 65 legisladores y negada por otros 2, con una abstención. Durante el convite de ayer también juró como senadora la bonaerense Gladys González -no lo hizo el 29 de noviembre por un viaje a China- y habló por primera vez Cristina de Kirchner.

El Presupuesto 2018 contempla gastos por más de 2,5 billones de pesos, un crecimiento anual del 3,5% del PBI, un aumento del 12% para la inversión, una inflación anual promedio del 15,7% y un dólar de $19,3, entre otros puntos. En tanto, la prórroga del impuesto al cheque se extenderá hasta 2022 o hasta que se vote una nueva Ley de Coparticipación. Por su parte, la reforma tributaria, que salió a los ponchazos y «fileteada» desde Diputados tras un ramillete de modificaciones otorgadas a un sector de la oposición -en pleno recinto-, plantea un exacerbante gradualismo de cinco años para bajar impuestos distorsivos.

Como miembro informante, el titular de la Comisión de Presupuesto, Esteban Bullrich (PRO), dio un denso discurso -más cercano a uno de campaña que de técnica legislativa para explicar proyectos- para abrir el debate sobre el pack económico-tributario.

«Salir de la pobreza no es una política pública sino un cambio cultural, es una decisión social, una construcción de todos (…) Un país rico con una nación empobrecida es un cuerpo sin alma», señaló Bullrich. Por el dictamen de minoría, el kirchnerismo lanzó a Anabel Fernández Sagasti (Mendoza) y a María de los Ángeles Sacnun (Santa Fe), quien mostró preocupación por el consumo. En esa línea, sostuvo: «Lo terminan de destrozar. El Gobierno tiene una teoría monetarista: cree que van a bajar la inflación destruyendo el consumo. Esta receta es anacrónica».

Con respecto al reparto con las provincias, la legisladora santafesina aseguró que el Presupuesto 2018 es «una muestra de centralismo como no se venía viendo desde hace muchos años», donde «los únicos grandes beneficiarios serán la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires».

Desde el PJ, el chaqueño Eduardo Aguilar reclamó por «votar impuestos uniformes con enormes diferencias en el interior», ya que deberían realizarse con «diferenciaciones regionales», y votó en contra de la reforma tributaria pese al acuerdo del justicialismo vía su gobernador, Domingo Peppo. Replicó el sanjuanino Roberto Basualdo (Cambiemos), quien manifestó que «es la primera vez en 25 años que se baja presión tributaria; pagará más gente, pero menos». En tanto, su colega tucumana, Silvia Elías de Pérez (UCR), resaltó que desde que asumió Mauricio Macri «se han puesto en funcionamiento licitaciones transparentes que han hecho bajar hasta un 40% el costo de la obra pública». Otro oficialista, Claudio Poggi (San Luis), agregó que «se pasará de una distribución del 27% de recursos hacia las provincias al 34%, lo que marca una fuerte tendencia a fortalecer federalismo fiscal».

Cerca del final de la discusión, tomó la posta la expresidenta, quien dijo que «todos saben por qué firmaron los 23 gobernadores» el acuerdo fiscal-tributario-presupuestario-previsional con Nación -sólo San Luis no lo hizo-, y disparó: «Dos días antes de que firmaran -principio de noviembre- apareció una foto de la gobernadora bonaerense -María Eugenia Vidal- y el presidente de la Corte Suprema -de Justicia, Ricardo Lorenzetti- con motivo de la demanda de la provincia de Buenos Aires por el Fondo del Conurbano (…) El ministro del Interior -Rogelio Frigerio- les dijo a los gobernadores si habían visto la foto y que era mejor que arreglen (…) Una conducta poco institucional».

Antes del discurso de la senadora del FpV, el peronista disidente Adolfo Rodríguez Saá se quejó -al igual que en el inicio del debate- por no haber girado el pack económico a la Comisión de Coparticipación Federal que él comandó hasta el 10 de diciembre -no se constituyó por estar el Congreso en extraordinarias y no tener iniciativa involucrada allí, según la presidencia de la Cámara-, y aseveró que las leyes del Gobierno «favorecen a los ricos».

El jefe del PJ y delegado premium de los gobernadores justicialistas, Miguel Pichetto, contestó a todos -con sutileza- al momento de hacer uso de la palabra. «No puedo subestimar a gobernadores, son gente que viene de liderar provincias con convicción y tratando de defender sus recursos y cuidar el sector público. Muchas provincias tienen el sistema previsional fundido y otras empezaron las clases en el mes de septiembre», expresó el legislador, en referencia a Santa Cruz, que firmó el consenso fiscal con Nación vía Alicia Kirchner, cuyos legisladores (FpV) no votaron en ninguna de las dos cámaras.

Pichetto aprovechó, por otro lado, para poner reparos al régimen público privado al que apuesta Casa Rosada. «No vengan a pedir garantías del Estado para realizar obras», advirtió, y también criticó el fuerte rojo de la balanza comercial 2017 (ver página 4).

Cerró la discusión el presidente del interbloque de Cambiemos, Luis Naidenoff. «La Argentina no tiene margen para repetir imagen de fracasos», y recordó que desde 2009 hasta 2013 -es decir, durante el cristinismo-, los grandes ganadores fueron «los bancos, las mineras y el juego».

(Fuente: Ámbito Financiero)