La mega fusión comunicacional

(Silvina Garc{ia Larraburu*).- Cualquiera sea la visión política que sustentemos sobre el mercado, los monopolios constituyen una distorsión con consecuencias disvaliosas. En épocas como la actual, resulta necesario recordar los conceptos elementales, ya que con el argumento de la globalización y la inserción en el mundo, suelen justificarse megafusiones en sectores claves para el desarrollo. Se dice que ello facilita sinergias que permiten reducir los costes de producción, al aumentar el tamaño de la empresa, y aprovechar el esfuerzo conjunto de las fusionadas.

Sin embargo, no existe una evidencia clara que demuestre que las grandes fusiones en sectores clave hayan repercutido en reducciones significativas de costos y, menos aun, en la reducción de los precios de los servicios ofertados. Es que, como enseña la teoría económica más básica, la reducción de la competencia en un mercado conlleva necesariamente un desequilibrio en el poder de negociación entre los agentes económicos. Una fusión facilita que la empresa disponga mayor capacidad para alterar los precios en el mercado y ello contradice una de las primeras condiciones del bienestar: ningún agente económico puede tener capacidad de alterar los precios.

Esto lo ha destacado el propio Banco Mundial, tan disciplinadamente seguido por el Gobierno de Cambiemos: “los monopolios, en general, son un problema que obstaculiza la economía y es un peso en termino de creación de empleos….es difícil ser competitivo en la economía global si se tienen que pagar altos costos en telecomunicaciones o cualquier tipo de insumos” (afirmó el Presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz: http://archivo.eluniversal.com.mx/finanzas/51535.html).

Estos señalamientos se acentúan si la concentración acaece en el sector comunicacional y de medios. Los últimos cuarenta años vividos en la Argentina, han mostrado los perversos resultados de la asunción de poder a través de la concentración mediática y el enorme daño que ella provoca en el ejercicio democrático cotidiano y en la posibilidad de la formación de una opinión libre por los ciudadanos. Esos años muestran Gobiernos, partidos y personas condicionados y hasta coaccionados por el tratamiento que esos medios harán de los actos políticos. También campañas y candidatos construidos mediáticamente. Y luego, políticas influidas y hasta sugeridas con una tapa. Una suerte de censura previa al revés: el medio advierte antes de la acción para condicionarla y dirigirla.

El oficialismo ha asumido en el tema una actitud servil. En sus primeros actos de gobierno arrasó todo lo que pudo haber tenido de bueno el régimen anterior, y que impedía o dificultaba la concentración. Y de inmediato construyó una estructura institucional a la medida de los operadores concentrados.

Estamos ahora ante un paso que parece inevitable, en ese camino de subordinación: aprobar la fusión de Cablevisión y Telecom. Nacerá así un gigante de las telecomunicaciones que, además, será el primer jugador de cuádruple play en la Argentina, ya que podrá ofrecer TV por cable, internet, telefonía móvil y telefonía fija.

Es un tema mayor que no debiera perderse en el fragor de las noticias cotidianas. Uno de esos hechos que constituyen hitos que condicionan el futuro y que luego lo explican. Frente a un poder semejante, la invocación de la defensa de la República y de las Instituciones, será una declamación decorativa. La sede del poder real estará definitivamente consolidada.

*Senadora nacional por Río Negro.