María Eugenia. ADN

Muchos argentinos se acostaron anoche con una clara diferencia electoral a favor del candidato macrista Esteban Bullrich, de seis puntos, sobre Cristina Fernández de Kirchner, de Unión Ciudadana y hoy despertaron con otros números de total paridad entre los dos candidatos, el 34.19 y 34.11, respectivamente, con el 95.68 por ciento de las mesas escrutadas.

La memoria nos remite al resultados del ballotage entre Mauricio Macri y Daniel Scioli, donde a medida en que llegaban los resultados de la madrugada, el escenario mutaba.

La provincia de Buenos Aires era la madre de todas las batallas y la sensación instalada desde la Casa Rosada en los últimos días era de triunfo, que si bien se puede dar ya no será por mucha diferencia.

¿Pero qué sucedió? Vale el comentario en Radio La Red, de Jorge Giacobbe (hijo), analista y encuestador político, cercano al gobierno.

Explicó que los sondeos previos al domingo indicaban en la provincia de Buenos Aires, que había alrededor del 10 por ciento de indecisos que tenían como común denominador su admiración por María Eugenia Vidal.

No votaban a Esteban Bullrich, y lo cuestionaban por sus polémicas declaraciones, no apoyaban a Mauricio Macri y rechazaban su política económica.

Según Giacobbe este relevamiento cambió la estrategia electoral bonaerense. Esconder a Bullrich, aún en el acto de ciere de campaña, evitar que concurra solo a la TV, no hablar de economía y que Macri elogiara a la gobernadora de la provincia.

De esta manera María Eugenia Vidal salió al centro de la escena, habló en los actos, acompañó al candidato a todos los programas periodísticos y habló por él y criticó a la candidata de Unidad Ciudadana.

El último tramo de la campaña respondió a estos parámetros, incluso el presidente Mauricio Macri, acudió a una frase de impacto: «esta pendeja los va a tener cagando a todos», como símbolo de un perfil «thatcheriano» y ratificó con un elogio que «esta chica promete».