Pasito a pasito. ADN

Ya se inscribieron los frentes. Faltan los partidos y los candidatos. La política cumple las formalidades ante la justicia electoral y va preconfigurando un escenario que se corporizará el sábado que viene. Mientras tanto, se van delineando las estrategias de campaña que tendrá su primer escalón en octubre, pero el objetivo final es 2019.

Cinco alianzas electorales quedaron formadas (Juntos Somos Río Negro; Frente para la Victoria; Cambiemos; Frente de Izquierda; e Izquierda al Frente), dos partidos se inscribirán esta semana (CC-ARI y Socialismo) y el sábado 24 se conocerán los nombres de todos los candidatos que participarán en las PASO.

El oficialismo provincial duda sobre quiénes conformarán la lista. Alberto Weretilneck juega al misterio y se diluyen los nombres iniciales: Pedro Pesatti y Alejandro Palmieri. ¿Hay algún tapado? El gobernador hizo una arenga a los suyos para recuperar Cipolletti, su ciudad. ¿Será de esa localidad? Todo es posible, no hay nada confirmado aún y todos tienen chances.

¿Por qué estira tanto Juntos esa definición? En principio, porque la irrupción en el escenario electoral de la ex presidente Cristina Fernández podría provocar la nacionalización de la elección. En ese marco, el candidato debería intentar neutralizar la grieta. En ese sentido va el discurso del vicegobernador y es el único que esgrime críticas a la Casa Rosada. Además proviene del PJ y no es desconocido su apoyo a los gobierno de Néstor y Cristina Kirchner. Condiciones todas que lo habían posicionado en el ranking de candidatos.

Otro dato es la caída en la consideración positiva de los barilochenses a la gestión Weretilneck. Por eso, el gobierno comenzó a instalarse en la ciudad andina y así será -con más frecuencia y potencia- de acá hasta octubre. El crímen del agente de policía Lucas Muñoz golpeó fuerte al oficialismo y los desaciertos de Desarrollo Social le hizo perder terreno en los sectores más vulnerables. Pero el intendente Gustavo Gennuso hace pie y podría ser la cara de la campaña.

En el Frente para la Victoria habrá internas. María Emilia Soria y Mario Sabbatella juntan avales. No se sabe, si las anunciadas postulaciones de Ceferino Namuncurá y Rubén Yahuar, alcanzarán los 918 respaldos requeridos para competir. El presidente del bloque, Alejandro Marinao, bajó línea para que sus integrantes reúnan firmas en favor de la orgánica, relegando al viedmense.

Pero no todos acatarán esa órden. Esa rebeldía se transformó en una constante en la bacada opositora, que viene votando en forma dividida, lo que se transfomó en una garantía para que Juntos apruebe los proyectos centrales del gobierno. ¿Habrá quiebre? Esa posibilidad -anunciada hasta el cansancio- por ahora no se materializó. Aunque produce resquemores. El principal crítico de la actuación del pichetismo es el Frente Grande, que en estos días emitó un comunicado con fuertes reproches al senador Miguel Picehtto por su respaldo a Florencio Randazzo en la interna contra CFK. ¿Tendrá consecuencias en Río Negro? Está por verse.

Los díscolos del bloque aseguran que sus acciones están orientadas a los pedidos de los intendentes que, en el caso del Plan Castello, reclaman obras. Los jefes comunales tienen sintonía fina con Weretilneck y vieron con buenos ojos el gesto del mandatario cuando esta semana los respaldó frente a la investigación de la justicia federal sobre presunta malversación de fondos en el programa nacional Techo Digno.

El kirchnerismo más ortodoxo le pide al presidente del PJ, Martín Soria, que no participe de esta elección porque su discurso (encendido contra Weretilneck) ayuda a la provincialización de la campaña. Dicen que para garantizar el piso del 30% hay que nacionalizar el discurso y profundizar el debate con Cambiemos, que en la provincia no tiene inserción.

Por su lado, el macrismo cree que esa estrategia los favorece. Hoy, el espacio cuenta con 8 por ciento de intención de voto y proyectado rondaría el 12. Si se instala la grieta, puede subir. Por lo pronto, hay que esperar al cierre de las candidaturas para saber si existirá interna. Por ahora, la orgánica acordó la fórmula Matzen-Capozzi, pero el intendente de Sierra Grande, Nelson Irirbarren, insinuó su participación. En lo que hay acuerdo es que esta elección puede ser el inicio de la recuperación de la UCR. El tema es quién la encarna: la desgastada dirigencia del partido con Darío Berardi a la cabeza, o los intendentes jóvenes como el serrano o el orense Mariano Lavín.

Los radicales lograron imponer una afiliada al tope de la lista y esperan la apertura del PRO en los organismos nacionales. Los macristas puros alegan que esa pulseada no la perdieron, sino que es una estrategia de Marcos Peña quien bajó la línea a los distritos donde Cambiemos pierde, exponer a sus socios como cara visible de la derrota. Pero no es menos cierto que esa dirigencia, a pesar de los esfuerzos, no pudo encontrar un candidato.

Magdalena Odarda inscribirá su candidatura. Primero llevará los papeles a la justicia federal para anotar al partido por el que competirá: la CC-ARI. Su compañero de fórmula sería del GEN, el espacio de Magarita Stolbizer. Y espera consolidar un voto ambientalista, de fuerte oposición a la instalación de la central nuclear en Río Negro, y antimacrista, fundamentalmente haciendo eje en críticas al magnate inglés Joe Lewis.

Sus ex socios del Socialismo irán con la candidatura de María Luz Riera. No quisieron competir en PASO con Odarda y jugarán su propia elección.

La izquierda tendrá dos candidatos: Norma Dardik y Aurelio Vázquez. Pero irán por frentes separados.

Este repaso inicial indica que habrá, al menos, 7 boletas en las PASO de agosto. La ley expresa que los partidos y frente deben logarar un piso electoral mínimo para poder competir en las generales de octubre. Y de acuerdo a los números en las internas, podría haber mixtura de candidatos.

Pasito a pasito, se va armando el panorama electoral.