Guerra Socma-Gobierno ya calienta la interna del gabinete

El macrismo quiere terminar con los conflictos. El grupo denuncia que funcionarios quieren sacrificarlos para no complicar al gobierno. Dos auditorías en la mira: la de AGN y del Procurador Balbín. Ambito.com publicó una nota de Rubén Rabanal, sobre los denominados «conflictos de intereses» entre la familia Macri y el presidente de la Nación.

Meses antes del comienzo formal de la campaña presidencial que lo coronó ganador en 2015, Mauricio Macri y su familia tuvieron un serie de reuniones clave. El ahora presidente ya tenía en claro que los negocios que su padre ya había cedido al resto de su familia podían generarle conflictos de interés cuando llegara al gobierno. Hubo una promesa: intentar despejar cuanto antes los problemas más evidentes, entre los que estaba la maraña judicial de reclamos mutuos entre Socma por la caída de la concesión del Correo Argentino y el Estado Nacional. A pesar de los esfuerzos no pudieron hacerlo y el conflicto estalló ya con Macri en la presidencia. En términos llanos, la guerra está recién comenzando.

Hoy Socma no aparece dispuesta a ceder ante el Estado alegando que eso implicaría la quiebra del grupo, frente a las deudas por el canon caído que deben afrontar. Pero en el medio hay una posición de fuerza que inquieta al gobierno; no es una pelea familiar, sino una posición estratégica. En Socma están convencidos de que un grupo de funcionarios de Macri presiona para que el presidente obligue a su familia a sacrificar el grupo para no complicar su carrera política. La respuesta de Socma, estridente y en términos irreproducibles, es no.

El grupo Socma mira por estos días al sector agropecuario, el que está más lejos de todos los conflictos de interés que tuvieron hasta ahora y donde piensan diversificarse y perderse de la atención pública. Piensan en una operación mediana, no competitiva con los grandes players.

Pero en paralelo, la familia Macri (sin comprender en ese universo al primogénito de Franco) no está dispuesta a ceder el cobro de las acreencias que le exigen al Estado. El directorio actual de Socma incluye a Gianfranco, Mariano, Florencia y después un seleccionado de seniors integrado por los hijos de Mauricio y la fallecida Sandra. Por encima de todos hoy Gianfranco actúa como jefe, representante (a regañadientes) y presidente del grupo.

Ese sistema familiar va a seguir litigando por los montos que, dicen, fueron invertidos en la concesión del Correo y que no les permiten compensar con la deuda que el Estado les exige por la falta de pago del canon de u$s52 millones cada seis meses que comenzó a correr desde el inicio de la operación del Correo Argentino por parte de Socma. De ceder para no complicar a Mauricio, estarían condenando al grupo a la quiebra, alegan.

Y de hecho existe una queja formal que hasta uno de los hermanos puso sobre la mesa: «Ya cedimos en todos los negocios que pudimos desde que Mauricio entró en política. Mas no podemos». Esa posición es sostenida hoy por todo el directorio.

Hay datos curiosos en esa historia. Los Macri sostienen que Cristina de Kirchner nunca llegó a pedirles la quiebra porque virtualmente hubiera significado dejar al país sin el Correo Argentino. Esto es así porque muchas de las inversiones que hicieron, como la planta de procesamiento de correspondencia de Monte Grande continuaron siempre bajo control del Estado pero en propiedad de Socma. De pedirles la quiebra esos bienes hubieran entrado en liquidación y el Correo hubiera cerrado. Es la fortaleza que muestra hoy Socma para pelear la deuda.

El tema Avianca golpeó al grupo y también hay bronca interna aún persiste. Germán Efromovich les propuso quedarse como socios en la empresa tras negociarlas por Avianca la compra de Mac Air, pero en Socma afirman que prefirieron mantenerse al margen para no seguir alimentando el fuego de los múltiples conflictos que rodean a Mauricio Macri y los negocios de su familia.

De hecho hasta hay quejas amargas en el grupo por los avatares que transita Efromovich, «el socio que no fue», desde que le suspendieron a Avian (nombre que tomó la aerolinea para la operación local) el otorgamiento de las nuevas rutas aéreas en el país. Se dice que Eframovich esta siendo presionado por estos días por ATR Aircrafts, la constructora de aviones franco-italiana que le provee a Avian los aparatos con los que piensa operar como low cost en Argentina. Por ahora solo hay dos aparatos casi en exposición en el país sin utilizar hasta que le habiliten las rutas. ATR ya le comunicó a Efromovich que debe ratificar en breve si continua con la orden de compra por el resto de los aparatos encargados o la dará de baja.

Esa situación, de todas formas, no le es absolutamente ajena a Socma. Mac Air se vendió, con todas sus licencias y autorizaciones internacionales, pero los Macri aun no terminaron de cobrarla. Si Avian no logra la autorización para operar y el negocio se cae, a los Macri les costará mucho más poder cobrar lo que les deben Avianca y Efromovich por esa operación. Por encima de todos esos roces esta Carlos Colunga, ex CEO de Mac Air en época de los Macri y ahora también administrador de Avian. A esos puntos de contacto debe sumarse otro. Es imposible apartar la vida de Colunga de los Macri: la familia lo conoce desde que todos eran chicos y él los traslada como piloto personal de Franco.

Es sintomático y una prueba clara, de lo difícil que será separar en este entuerto los nombres que impactan al gobierno de la historia familiar. Más cuando están en marcha dos autorías clave: la que el gobierno le pidió a la Auditoría General de la Nación y la que dejó en la Procuración del Tesoro el saliente Carlos Balbín.