Ganar la calle. ADN

El paro nacional del jueves, organizado por las tres centrales obreras de la Argentina fue la oportunidad de los sindicatos rionegrinos para ganar la calle y visibilizar sus reclamos, por un lado contra las políticas neoliberales del gobierno nacional y por otro reclamar a la administración provincial sobre la necesidad de escuchar los reclamos salariales y la defensa del empleo. Fue un ensayo importante. Puede haber unidad en la protesta aun, como se dijo, de tener diferencias y distanciamientos.

Con este ánimo se marchó por las calles de Viedma, en una movilización catalogada como histórica, donde para encontrar similitudes hay que remontarse a los 90, a otros tiempos de ajustes y recetas económicas del liberalismo y a una situación provincial con varios meses de atrasos salariales.

El gobierno provincial debe tomar nota. No puede minimizar la marcha del jueves, como algún ministro del gabinete que hablaba con la prensa para tirar las cifras que le alcanzaba la policía, de sólo 1500 manifestantes.

Fue una advertencia. La conducción nacional de la CGT convocó al paro sin movilización, lineamiento que únicamente UPCN hizo público en Río Negro. El resto de los gremios enrolados en las CTA y en la CGT de las distintas zonas de la provincia desoyeron el “paro dominguero” y llamaron a marchar en las distintas ciudades y concurrir al acto central en Viedma.

La multitudinaria movilización fue conducida principalmente por los gremios estatales y con una numerosa participación de otras actividades, por ejemplo, de la UOCRA, un gremio que en la zona atlántica tiene 1500 desocupados por la caída de la obra pública.

Un solo mensaje para dos destinos: uno Mauricio Macri, porque las políticas económicas nacionales afectan a Río Negro (fruticultura, turismo, comercio, pesca, desarrollo tecnológico) y otro, Alberto Weretilneck, para por las paritarias, recomposición salarial y deterioros en servicios como la salud pública.

¿En qué marco se suceden estos reclamos? En el preestreno del escenario electoral nacional. Para agosto las PASO y en octubre los comicios a diputados.

Pero el paro nacional tuvo derivaciones que también marcarán los pasos del destino próximo del país. Mauricio Macri redobló su apuesta y cargó con declaraciones y estilos de conducción para profundizar la grieta.

Más o menos reiteró aquello de Carlos Menem “yo o el abismo”, dijo que sería terrible para el gobierno perder en octubre, machacó sobre “la vuelta al pasado”, cargó contra la ex presidente Cristina Fernández (que sumó otro procesamiento judicial), señaló ante la prensa extranjera que conduce a la mayoría de los argentinos y que “son minoría los que quieren volver al pasado”, estigmatizó al “choripán” y se paró desafiante ante una posible candidatura de la viuda de Néstor Kirchner.

Para los que no se sienten identificados con uno ni con otro, sintieron un escalofrío por la espalda.

Esta sensación será inevitable en Río Negro y la franja ancha del medio encuentra una salida ante esta dicotomía, que se la ofrece el gobierno provincial. Votar a los candidatos de Weretilneck sería una manera de zafar del tironeo.

El Frente Renovador de Sergio Massa, que hizo una buena elección pasada y que pretende sumar desde esa franja ancha del medio, se diluyó en la provincia con su apoyo al intendente de Roca, Carlos Soria y el macrismo no tiene candidato para octubre y le cuesta encontrarlo, más aún cuando las encuestas marcan baja adhesión al gobierno nacional en Río Negro.

En el macrismo sostienen que habrá una polarización electoral que perjudica a Weretilneck y lo pone en tinieblas. La pregunta es saber cómo se cristaliza esa polarización en Río Negro y con qué candidatos del gobierno nacional.

Otra opción que siempre tuvo buenos desempeños en elecciones de medio término es Magdalena Odarda. Precisamente en ella tiene puesta el ojo el gobierno provincial ya que la senadora conoce que una participación electoral con lo que fue el Frente Progresista, ya no tiene el vínculo con Lilita Carrió y además demanda de un costo en infraestructura y económico difícil de afrontar.

Odarda siempre tuvo buena sintonía con el gobernador y con el vicegobernador se reconocen un origen común: el peronismo. Todo queda por resolverse y aún en el camino de la especulación, pero que viene cargada de data que orientan para ese lado.

El gobierno decide. También tiene que terminar con sus trámites ante la Justicia para lograr la inscripción final de su herramienta electoral, Juntos Somos Río Negro. Hasta ahora obtuvo un reconocimiento provisorio luego de la presentación de los avales y las fichas y ahora debe presentar la Carta Orgánica, los Estatutos y las autoridades, que tendrá a junio como plazo.

En el “mientras tanto” Weretilneck sigue haciendo gala de su pragmatismo político y en la cumbre de economistas mundiales en Buenos Aires expresó un explícito apoyo al presidente Macri y comparó esta gestión con el gobierno anterior donde rescató las relaciones actuales entre Nación y la provincia e incluso avanzó en elogios al inexpresivo Plan Patagonia.

Este juego de cintura no es muy creíble en el gobierno nacional. Como los toreros de primera línea tiró una “verónica” para engañar al toro.

Weretilneck hará todo lo posible para lograr el aval nacional y conseguir los recursos para llevar adelante el Plan Castello, que estima que “todos los rionegrinos le agradecerán” en las urnas. Ganó una elección con los recursos de los contratos petroleros y ahora piensa volver al triunfo con las obras del “Castello”.

Mientras tanto en el peronismo nada sucede ni seduce. María Emilia Soria, en soledad visita determinados lugares y con una agenda estrecha, En Viedma estuvo con los legisladores y en tándem con el diputado Rochás persiste en las denuncias y concurre a la mesa de entradas de la Fiscalía. De política y peronismo poco y nada.

El peronismo nacional está en un profundo debate del que Martín Soria parece no estar enterado o en su defecto no le preocupa. La discusión de la principal fuerza de la oposición hoy pasa en armar una respuesta “políticamente correcta” al desafío de Macri de profundizar la grieta. Para esto, a pesar del piso electoral que tiene Cristina Fernández, se analiza que no sería propicia una candidatura de la ex presidente.

Se impone un criterio de unidad desde el PJ y los gremios, avalado desde las provincias y los intendentes del conurbano bonaerense. El candidato saldría de esta amplia franja territorial que incluye, por supuesto a La Plata.
Hay temor a “los carpetazos” del gobierno nacional que esgrime “documentación comprometida” para bajar postulantes.
Se piensa en una renovación con miras al 2019, bajar el tono al cristinismo y volver a las fuentes y para esto se tiene que fortalecer la alianza con los caciques del sindicalismo.

También se observa desde el peronismo que la figura de Massa decae, “quedó en el medio” no le sirvió el discurso de “la gobernabilidad”, su aliada no suma y además hay líneas siempre tendidas con el peronismo desde dirigentes como Alberto Fernández y Felipe Solá, que ya comenzaron a esbozar críticas al jefe.

De todo esto el PJ rionegrino parece cada vez más lejos y juega su destino como si fuera un partido provincial.