Simpatías que no se traducen en alianzas electorales

(ADN).- El diario porteño Ámbito Financiero trazó un mapa de algunas provincias aliadas al PRO que no avanzarán en alianzas electorales con el macrismo. Salta, Mendoza y Río Negro como ejemplos. Hace unos meses, ese matutino también marcó el distanciamiento de otros «socios» como el chubutense Mario Das Neves. La imposibilidad de «militar» en el interior a Cambiemos y la mala imagen del Presidente, un combo peligroso para los gobernadores.

La nota está firmada por el periodista Ariel Basile y plantea:

Las alianzas en las provincias comenzaron a tambalear. Amagues de portazos, uniones desmentidas, declaraciones cruzadas, la dicotomía Cambiemos Sí-Cambiemos No, condimentaron la vida política en distritos como Mendoza, Río Negro y Salta.

Una alianza es, ante todo, el peligro de su ruptura (aún en tiempos felices). Y en las provincias, donde abundan sellos y UTE electorales, crujen ante la proximidad de los comicios de octubre. Ya desde el año pasado el armado de boletas puso de relieve la interna en el santafesino Frente Cívico y Social (FPCyS), donde la UCR quedó expuesta ante la unificación de fechas para cargos locales y nacionales. Acorralado por el socialismo del gobernador Miguel Lifschitz, el radicalismo tuvo que optar entre sus socios de Cambiemos o los provinciales del FPCyS. Una parte de la UCR eligió a los primeros y resquebrajó el frente, que de todas maneras sigue en pie con otro fragmento radical en su interior.

Mendoza
El frente Cambia Mendoza, que lidera el mandatario radical Alfredo Cornejo, tuvo en estos días la afrenta del Partido Demócrata (PD), integrante del bloque gobernante. Los «gansos», como le dicen en la provincia a los integrantes del PD, amenazaron con la retirada para presentarse a elecciones con candidatos propios. En las cercanías del gobernador ven la jugada como un pataleo por cargos, en especial luego del movimiento en el gabinete tras la salida de Enrique Vaquié del Ministerio de Economía, Infraestructura y Energía.

El portavoz del reclamo fue el presidente del PD, Carlos Balter: «No compartimos nombramientos de personas del mismo partido en organismos de contralor», señaló, y agregó: «Cuando el PD se presenta en elecciones, a la UCR le va mal, deberían ser más respetuosos».

El PD se alimenta de un caudal de votos en torno al 6%, que para algunos podría ser la diferencia entre ganar o perder una elección. Sin embargo, en el oficialismo mendocino creen que el PD «hoy no mueve la aguja». «A la buena gestión de Cornejo se suma que el peronismo está desarmado, sin un candidato fuerte», dijo a este medio un hombre cercano al gobernador. En Mendoza no creen que la queja vire a una ruptura.

Además, el PD tiene su propias internas, y ayer Richard Battagion, presidente del ente de Aguas mendocinas, aclaró que «el lugar del PD es Cambia Mendoza». También un ex PD y presidente del PRO local, el intendente de Luján de Cuyo, Omar de Marchi. salió a cruzar a Balter: «Poner en crisis el frente a modo de extorsión no me parece razonable», dijo. De Marchi, además tiene cortocircuitos dentro del PRO con otra dirigente fuerte del partido: Susana Balbo, diputada nacional y empresaria bodeguera, quien discute el liderazgo local del sello creado por Mauricio Macri.

Río Negro
En Viedma hubo doble ruido: al interior de Cambiemos, la UCR se plantó y exige la conducción con cargos de relieve. Hacia afuera, el oficialismo del gobernador Alberto Weretilneck, Juntos Somos Río Negro (JSRN), desmintió unirse con la coalición que gobierna el país.

Sobre el primer punto, el radicalismo quiere hacer pesar su condición de partido fuerte en la provincia, donde gobernó hasta 2011. Un pasado que perdió brillo si se tiene en cuenta que en las elecciones de 2015 sacó apenas el 3%, y que buena parte de sus dirigentes saltaron a JSRN. No obstante, es la única fuerza que puede ensamblar el enclenque colectivo Cambiemos a nivel provincial. A su vez, el lazo nacional le da vida a la UCR rionegrina, que perdió volumen una vez afuera del Gobierno.

La segunda mecha la encendió el diputado nacional por Unión PRO de Río Negro, Sergio Wisky, quien habló de una probable alianza local entre Cambiemos y JSRN. La propuesta fue una pelota picando en el área chica para el sector del justicialismo comandado por Martín Soria, intendente de General Roca y presidente del PJ provincial, desde donde tratan de instalar la fórmula Weretilneck = Macri. Ese sector es la mayor oposición provincial, y por eso desde JSRN salieron rápido a despegarse. El vicegobernador, Pedro Pesatti, manifestó: «Traicionaríamos las ideas que dieron origen a JSRN». Otro funcionario del Gobierno de Weretilneck confirmó a este medio que nunca estuvo en órbita ese joint venture, e incluso señaló que parte de los intendentes peronistas está cada vez más cerca del sello JSRN, que en octubre competirá por primera vez por cargos nacionales.

Asimismo, el delegado del Gobierno nacional en Río Negro, Juan Martín, también negó los dichos del diputado Wisky.

Salta
Cuando Juan Manuel Urtubey empezó a sonar como nutriente externo y peronista a Cambiemos, el mandatario salteño tomó leve distancia: «Son elucubraciones», dijo.

Ayer, una parte de Cambiemos emitó un comunicado donde se opone al entendimiento con el oficialista Frente Salteño Justicialista Renovador de la Victoria (y con cualquier otra cosa que huela a peronismo). «Nosotros nacimos como una alternativa a cualquier variable del justicialismo», señaló el titular de la UCR salteña, Miguel Nanni. Lo llamativo es que el presidente del PRO local, Martín de los Ríos, no rubricó el texto. Es decir, el comunicado muestra más las fisuras internas de Cambiemos que un rechazo al posible pacto.

Urtubey mantiene el silencio, y parte de los sellos que forman el frente de Urtubey prefiere no mezclarse con el otro frente, el amarillo.