Fortalezas y debilidades de cara a una elección clave

Buena parte del 2019 se jugará en las legislativas de este año. Foros, cumbres partidarias y congresos fallidos. La discusión sobre las candidaturas. Ventajas, tensiones y posibilidades de cada espacio.

(por Mauro Castro).- Como suele suceder en cada elección, en las legislativas de este año todas las miradas estarán puestas en lo que ocurra en la provincia de Buenos Aires. Los tres espacios de mayor peso electoral se juegan mucho: si el peronismo consigue una victoria se consolidará como alternativa firme de cara a las presidenciales. Cambiemos necesita ganar para ampliar su base legislativa y para confirmar la senda del “cambio” que inició en 2015. Al Frente Renovador le serviría un triunfo para sacarse el mote de “tercera fuerza” y demostrar que puede disputar de igual a igual el liderazgo con el macrismo y el PJ. Las próximas semanas serán clave no sólo para definir candidaturas, alianzas y estrategias de campaña sino también para contener tensiones internas.

Para alcanzar la unidad, el peronismo deberá encontrar la fórmula para dar cabida a todas las corrientes que surgieron tras la derrota electoral. El discurso monolítico que predominó en el Congreso de La Matanza a fines del año pasado tuvo una fisura cuando la cumbre prevista en Santa Teresita se cayó por discrepancias en el armado del documento final. Las diferencias parecieron haberse saldado en San Vicente: referentes de todos los sectores coronaron el cónclave con un documento en el que realizaron un fuerte llamado a la unidad y lanzaron furibundas críticas a las administraciones de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal. La Cámpora, los grupos Esmeralda y Fénix y el peronismo tradicional denunciaron también la “formidable persecución mediática y judicial” que sufre Cristina Fernández de Kirchner.

La ex Presidenta es una pieza clave de ese entramado. Aún no anunció si competirá en las legislativas y esa incertidumbre demora las definiciones en los dirigentes bonaerenses. Si bien es cierto que a los justicialistas los une el espanto ante las políticas económicas de Cambiemos, la discusión sobre las candidaturas lejos está de resolverse. En el PJ tratan de bajarle el tono al debate y de desdramatizar la posibilidad de que haya internas. Por lo pronto, Julián Domínguez anunció que será candidato “a pesar de Cristina” y no ocultó sus intenciones de conformar una lista con Florencio Randazzo. La Cámpora no tardó en responderle: el diputado nacional Eduardo “Wado” De Pedro salió a acusarlo de ser funcional al duhaldismo y cuestionó a quienes “trabajan para que la ex Presidenta no vuelva”.

Domínguez también tiró sobre la mesa el nombre de Gabriel Katopodis, uno de los líderes del Esmeralda. Ese agrupamiento de intendentes parece haber flexibilizado su postura inicial. Nació como emergente de una “renovación” que buscaba alejarse del núcleo duro kirchnerista, aunque Fernando Gray, uno de sus integrantes, declaró recientemente que “CFK es la que va a marcar el tiempo político”. Martín Insaurralde, otro de los referentes del grupo, no sólo adhirió al documento de San Vicente sino que cantó la marcha peronista junto al líder de La Cámpora, Máximo Kirchner.

Cautos, muchos dirigentes prefieren evitar la discusión sobre las candidaturas. Sostienen que los nombres son secundarios. “Sería injusto que estemos abocados a saber si es candidato Juan o Pedro cuando la gente no puede pagar la luz”, analizó Alberto Descalzo, histórico barón del Conurbano, en diálogo con Política Argentina. El intendente de Ituzaingó aseguró que esa discusión “le interesa más a los medios que a los dirigentes” y prefirió centrar el debate en la crisis de las pymes, la pérdida del empleo y la caída del salario. El Esmeralda también endureció sus críticas y sumó a la agenda los recortes a los jubilados y el escándalo por la condonación de la deuda al Correo, dos tropiezos del Gobierno que el peronismo salió rápidamente a capitalizar. “La unidad tiene que ser de criterios”, coinciden de manera unánime en el PJ.

Sin embargo, la falta de liderazgos claros puede ser un punto débil de cara a los comicios. En el PRO y en el massismo no parece estar en discusión ese punto. El ancho de espadas de Cambiemos se llama María Eugenia Vidal. El propio Macri intensificó sus recorridas por la Provincia junto a la ex Vicejefa porteña para levantar su deteriorada imagen, principalmente en el Gran Buenos Aires. El Frente Renovador tiene a Sergio Massa, su líder y fundador, como conductor indiscutible.

Aun así, armadores del peronismo ortodoxo vaticinan que si la ex mandataria decide presentarse conseguirá el apoyo de los peronistas que tomaron distancia del kirchnerismo tras el batacazo del PRO. “El grueso va a arreglar, van a limar asperezas”, confió a Política Argentina una fuente cercana a un histórico intendente de la Primera Sección. En el PJ saben que la ex Presidenta goza de altos índices de popularidad en el GBA, el plato fuerte de la Provincia. “Cambiemos tiene una lanza clavada en el costado en el primer y segundo cordón del Conurbano que es CFK”, graficó el vocero.

Independientemente de la discusión por el armado de las listas, la estrategia de campaña está más clara: el peronismo buscará hacer valer su peso territorial y, al mismo tiempo, fortalecer a los dirigentes «sin techo», es decir, aquellos que competirán en municipios gobernados por Cambiemos o por el massismo. «La pelota la van a tener los intendentes porque tienen que reafirmar su poder en el territorio», señalaron fuentes partidarias que apuestan a la “corriente de renovación” que está empezando a caminar diferentes distritos. «Se está dando en San Isidro, Pilar, San Fernando, Tigre, Vicente López y otros lugares sin intendentes propios», precisó una fuente ligada al Grupo Fénix y al armado del PJ en la Primera. La mirada de los alcaldes estará más enfocada en lo que ocurra en los municipios que en lo que suceda a nivel nacional. «Tal vez no ganemos donde gobierna el macrismo, pero si logramos una o dos bancas en el Concejo podemos empezar a armar una base para 2019», se entusiasman en el PJ.

Cambiemos, por su parte, tiene bien claro su eje de campaña: “profundizar” el cambio. Semanas atrás, en medio de la difusión de encuestas que ubican al oficialismo en tercer lugar en la Provincia, Vidal dijo que “no es la muerte de nadie perder una elección”, aunque llamó a los bonaerenses a votar a la coalición gobernante porque “quiero seguir dando peleas”. En el último Foro de Intendentes, Macri bajó línea en el mismo sentido: “La gente no nos va a perdonar si no damos la batalla por el cambio que prometimos”. Los jefes comunales se acoplaron de inmediato a ese discurso. “El eje de Cambiemos va a pasar por afianzar el cambio, que es algo difícil y va a llevar mucho trabajo”, remarcó Pablo Zubiaurre, intendente de Ayacucho. “El país está viviendo un momento histórico, de decisiones profundas. La gente no quiere volver al pasado”, aportó Cecilio Salazar, jefe comunal de San Pedro y anfitrión del próximo Foro de Intendentes.

El Gobierno deberá demostrar que ese discurso se traduce en acciones concretas. “Lo que se pone en juego es la gestión a nivel nacional, provincial y municipal. Las elecciones serán una consecuencia de eso”, afirmaron dos intendentes radicales de la Cuarta Sección. En enero, el Presidente arengó a su tropa en un asado en Tres de Febrero, territorio que el macrismo le arrebató al PJ en octubre de 2015: “Hacer obras es la mejor campaña”.

A través de esa disyuntiva entre “volver al pasado” y “profundizar el cambio”, el oficialismo apostará a polarizar la elección con el kirchnerismo. Un intendente de la Séptima pronosticó que Massa quedará afuera de la pelea electoral por sus “errores infantiles”. En ese sentido, el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba dejó en la cumbre de Vicente López una definición categórica: “Cristina existe y tiene fuerza”. Voceros del peronismo también vaticinaron una polarización, aunque por motivos diferentes: aseguran que en la Provincia la imagen de Massa está “muy ligada” a la de Vidal. “Sus mayores cuadros están como funcionarios y co-dirige la Cámara de Diputados”, puntualizaron.

Pero no todo es concordia en Cambiemos. Aunque sus referentes intenten mostrar públicamente la cohesión interna, el espacio debe sobrellevar los cortocircuitos entre sus aliados. Un sector del radicalismo referenciado en el diputado nacional Ricardo Alfonsín viene reclamando mayor participación en las decisiones de gobierno. Tal vez no sea el sector mayoritario en la UCR, pero sus referentes ya se plantaron con duras críticas al modo de gestionar del PRO y avisaron que no permitirán que el partido “pierda su autonomía”. “Me importa tres pepinos una candidatura. Lo que quiero es que el radicalismo se haga escuchar”, manifestó Alfonsín. Dirigentes del oficialismo salieron a ponerle paños fríos a la polémica e interpretaron que los chispazos en la UCR son señal de una saludable actividad democrática en el partido. “Hay que fortalecer Cambiemos”, coinciden intendentes y legisladores que piden listas únicas con el macrismo.

Por el momento, las candidaturas también son una incógnita en el oficialismo. Tanto pesa la figura Vidal que, salvo excepciones, los intendentes prefieren no inclinarse por ninguno en particular y apuestan al “olfato político” de la mandataria. “Un candidato no hace la diferencia. Lo que se plebiscita es la gestión”, sostienen a coro. A juzgar por los hechos, Jorge Macri parece haber recibido la bendición de Macri y de Vidal, no sólo porque el único Foro que contó con la presencia del Presidente tuvo lugar en su distrito, sino porque la Gobernadora suele mostrarse con él en diferentes actos de gestión. Ya se sabe el valor que las fotos tienen en la política. El caso de Elisa Carrió es diferente. En el Gobierno no están del todo convencidos de que “Lilita” compita en el ámbito provincial, aunque también es cierto que la líder de la Coalición Cívica no confirmó oficialmente sus ganas de jugar en la Provincia, más allá de algunos tuits en los que afirmó que desembarcaría en territorio bonaerense para “combatir a las mafias”. “Puede ir en Provincia, en Capital o no presentarse”, dijo por estos días uno de sus dirigentes más cercanos.

En este contexto, el Frente Renovador tiene una aparente ventaja con respecto a sus competidores: no sufre la convulsión interna que vive el peronismo ni los roces con un socio político, como le ocurre al PRO con los radicales. Las polémicas que puedan producirse entre el massismo y el espacio de Margarita Stolbizer no pasan de ser meras discrepancias sin fuerza suficiente para esmerilar el acuerdo programático entre ambos partidos. Un ejemplo de eso es la tibia crítica de la líder del GEN al fundador del FR por el audio en el que comparó a Macri con De la Rúa. “Yo no hubiera mandado ese mensaje”, dijo, aunque aprobó su contenido. Cuestiones de forma. A diferencia de lo que ocurre con otros espacios, la alianza entre Massa y Stolbizer recién empieza y no presenta el desgaste natural de la gestión.

En lo que respecta a las elecciones, en el massismo se desentienden de la presunta polarización y defienden el tránsito por la “senda del medio”. “La polarización es cosa de ellos, no nuestra; si salís del camino, te vas para un lado o para el otro”, dijo a Política Argentina una fuente que acompaña a Sergio Massa en sus recorridas por la Provincia. Los renovadores confían en que esa equidistancia le dará rédito electoral al partido y apoyan sus presunciones en las encuestas que manejan los armadores, aunque la experiencia reciente sugiere tomar con pinzas los números de las consultoras.

El GEN hace los mismos cálculos. “Somos los NiNi de Margarita, pero no por ser jóvenes que ni estudian ni trabajan, sino porque somos jóvenes que ni queremos un gobierno que beneficie solo a los ricos, ni volver a la corrupción y al atropello”, dijeron dirigentes de la juventud del partido tras una visita de Stolbizer a la Costa Atlántica.

Tal vez uno de los mayores desafíos del massismo sea el de convencer al electorado de que puede ser una alternativa a Cambiemos y al PJ. Quienes temen la vuelta de Cristina miran a Massa con recelo por su pasado como funcionario kirchnerista; la oposición más fuerte al macrismo lo califica de “opoficialista” por su postura de apoyar al Gobierno bajo el argumento “garantizar la gobernabilidad”. El Frente Renovador busca cubrir ambos frentes: en los últimos días, Stolbizer manifestó en varias entrevistas que haber pertenecido al kirchnerismo no implica necesariamente una mancha en el currículum; mencionó como ejemplos a Graciela Ocaña y Roberto Lavagna, referente económico del massismo.

Jorge D’Onofrio, jefe del bloque de senadores bonaerenses del Frente Renovador y hombre fuerte del partido en la Provincia, ya dio muestras de que las críticas al oficialismo subirán de tono. “A más de un año de gobierno, Macri no cumplió con las expectativas y la gente está decepcionada y desilusionada”, disparó. El propio Massa cuestionó las marchas y contramarchas del Gobierno y habló de “falta de preparación”.

El Frente Renovador tendrá su congreso partidario a finales de marzo. Será una cumbre clave para definir alianzas y un eventual frente electoral con el espacio de Stolbizer, aunque la cena compartida con Massa en la mesa de Mirtha Legrand pareció casi una foto de lanzamiento. Intendentes, legisladores, concejales y dirigentes del partido del tigrense definirán en esa cumbre la estrategia de campaña y quizás los candidatos que encabezarán las listas.

Mientras tanto, dirigentes y militantes intensificarán en las próximas semanas el trabajo territorial y le agregarán un condimento especial: la batalla en las redes sociales, terreno donde Cambiemos supo (y sabe) moverse cómodamente. Polémica por los trolls aparte, el oficialismo domina el territorio digital como ninguna otra fuerza política pudo hacerlo. Además, en el Frente Renovador no pasa inadvertido el protagonismo que en los últimos tiempos ganó Cristina en Twitter. “Está haciendo su campaña en las redes. Nosotros también vamos a jugar fuerte”, avisaron los armadores de Massa.

El 14 de junio vence el plazo para la presentación de las alianzas y el 24 para anotar candidatos, según el calendario que publicó el Gobierno bonaerense. El peronismo, Cambiemos y el Frente Renovador tienen aún varios meses para dirimir cuestiones internas y definir nombres propios, pero la “rosca” empezó fuerte y las próximas semanas prometen ser intensas. (Política Argentina)