Gobierno frente al mayor problema: «superpeso»

Onda verde. Hoy la gobernadora Vidal recibirá los u$s1.500 millones que captó la semana pasada en el exterior. Más problemas para el BCRA.

En una nota de Guillermo Laborda, publicada por ámnbito,com, sostiene que la apreciación real del tipo de cambio era algo que se preveía en 2015, antes de las elecciones. No era entonces raro escuchar que, de ganar la presidencia un Gobierno pro mercado, el principal problema que iba a enfrentar iba a ser el de la apreciación del peso. Y precisamente es hoy el principal desafío que tiene el Gobierno en materia de política económica. La historia argentina es lamentablemente rica en procesos de reordenamiento económico que fracasaron por la excesiva apreciación del tipo real de cambio, terminando con fuertes devaluaciones. Y lo peor de esos procesos es que quedó la sensación de que los reordenamientos económicos son contraproducentes, incentivando los desvaríos. Y en esos ciclos se movió el país en los últimos 40 años como mínimo.

Aparecerán ahora discusiones más técnicas intentando atenuar el efecto de cuanto sucede con el tipo real de cambio. Comparaciones con otros países, históricas. Lo que escapa a discusiones es el hecho de que no puede haber un año (2016) con inflación de 40% y el tipo de cambio casi estable. O este año, igual, pero con 20% de inflación. El problema existe y puede demorar lo que hoy más se necesita, que es el crecimiento de la economía. ¿Se dará cuenta el Gobierno del problema que tiene por delante?

Un economista tan influyente como de bajo perfil, Pablo Guidotti (UTDT), en diálogo con este diario recordó la experiencia de Chile a principios de los 90, cuando el presidente del Banco Central de ese país, Roberto Zahler Mayanz, «se ponía como meta todo lo que se moviera». Es decir, mostraba una alta preocupación por la apreciación real de su moneda. «El desafío no es fácil, pero debería priorizarse la recuperación rápido de la economía antes que otras metas».

El óptimo sería que el Tesoro saliera a comprar dólares con los pesos de un superávit fiscal que hoy no existe. Alfonso Prat Gay era partidario de impulsar el crecimiento de la economía con el déficit fiscal. No funciona en Argentina. La llegada de Nicolás Dujovne hace más creíble el ordenamiento de las cuentas públicas en los próximos trimestres. La decisión de imponerse metas trimestrales y explicitar el sendero de reducción del rojo ayudará a la credibilidad de las promesas oficiales.

Lo que ya muchos economistas se preguntan -apuntando al BCRA- es si vale la pena sacrificar crecimiento de la economía para cumplir con la meta de inflación de 17% lanzada por Federico Sturzenegger para 2017. La rigidez de ese 17% en pleno proceso de ajuste de precios relativos -tarifas, naftas, peajes- hace que varios economistas le rueguen al BCRA que no cumpla con su meta y que facilite la recuperación económica. Que no esterilice la compra de dólares. La razón es muy simple: ¿qué pasa si se llega a junio-julio con datos pobres de actividad económica? ¿No se corre el riesgo de perderlo todo?

Hoy se deposita en las cuentas del Banco Provincia, los u$s1.500 millones que María Eugenia Vidal logró captar en mercados del exterior la semana pasada. Y obviamente su ministro, Hernán Lacunza, los venderá. El BCRA ya dijo que no comprará. A PBA la sigue La Rioja con u$s 200 millones. No hay mucho para festejar por las emisiones de deuda. El problema es otro. Y la historia nos juega en contra.