Ante la importación de frutas piden proteger a la producción regional

Ante la venta de manzanas chilenas en supermercados, los legisladores del Frente Progresista, Jorge Ocampos y Daniela Agostino señalaron que “no parece razonable dejar ingresar fruta libremente con nulos a casi nulos controles y exigencias” y presentaron un proyecto donde piden que “sería deseable al menos requerir a los importadores exigencias de calidad y sanidad equivalentes a las que debe afrontar nuestra fruta de exportación”.

Ocampos indicó que “en el entendimiento que la fruticultura intensiva bajo riego de nuestros valles representa la principal actividad socioeconómica provincial, todos los esfuerzos que se puedan hacer desde el sector público para preservarla y consolidarla, serán necesarios a la hora de afrontar la magnitud de los problemas y desafíos con los que se encuentra este sector productivo».

“En este momento, el caso que más afectaría a las empresas frutícolas rionegrinas es el ingreso de manzana chilena que, llamativamente se observa en ciertos supermercados y que aún no está registrada oficialmente por el SENASA” indicó el legislador.

Manifestó que “exportar manzanas o peras desde Río Negro a la Unión Europea, Brasil, Estados Unidos y recientemente India o China sólo se permite bajo un riguroso sistema de control en origen y destino de la fruta. Debemos cumplir duras normas de calidad y sanidad, soportar arancelamientos, competir contra producción subsidiada en sus países de origen o peor aún, ver limitados los envíos por meras trabas arancelarias que bajo escusas de diversa índole dificultan o directamente cancelan circuitos comerciales que costó mucho abrir y sostener».

Agregó que “si bien al inicio de la gestión del actual Gobierno Nacional se plantearon correcciones macroeconómicas que atendían la problemática general de las economías regionales como la nuestra; esto es la modificación del tipo de cambio, la eliminación de retenciones y la restitución de reembolsos y reintegros, entre otros temas; persisten y se acentúan problemas a la cadena de valor frutícola que merecen particular atención por parte del gobierno provincial y nacional”.

Ocampos mendionó “por un lado, el anclaje antinflacionario del dólar que en los hechos implica un retraso de marzo a junio del corriente año del orden del 25%, el aumento de costos internos, tarifas, servicios y una tasa de interés fuera de toda posibilidad de acceso al crédito para capital de trabajo y mucho menos para inversiones a largo plazo, son partes de un entramado complejo que vuelve a sumir a la fruticultura regional en condiciones de baja competitividad”.

Expresó que “esta merma en la capacidad competitiva, un coeficiente inflacionario en pesos que, ante una paridad estable, se traduce a mayores costos internos en dólares, genera dos situaciones no deseadas: por un lado un encarecimiento del producto –fruta fresca- al consumidor en el mercado doméstico y, por el otro, un aumento de las dificultades competitivas con los demás exportadores del Hemisferio Sur como Chile, Nueva Zelanda o Sudáfrica”. “La inflación ‘en dólares´ lleva el nivel de costos (y precios) de las frutas al consumidor en los principales mercados (CABA, Gran Buenos Aires, Rosario, y otros) a un punto donde comienzan a visualizarse en las góndolas de las principales cadenas de supermercados, frutas importadas” detalló Ocampos.