Aumento de precios, recesión y cambios de hábito en las compras. ADN

Viedma no escapa a la realidad nacional y en su economía se produce una notable baja del consumo. Hay recesión y la inflación no se detiene.

Un relevamiento de ADN en comercios de la capital rionegrina, en distintos rubros, se observa que en promedio hay una baja en las ventas entre el 30 y 40 por ciento, con algunas cifras que llegan al 50 por ciento por ejemplo en la venta de motos, un medio de locomoción de uso popular sobre todo en unidades de media y baja cilindrada y en panaderías que además ofrecen masas de confitería.

Hay índices notables, como por ejemplo la baja de las ventas del pan y la leche y el aumento en el consumo de harinas, que estaría indicando que en muchos hogares se ha vuelto al tradicional amasado del pan casero.

Hay rubros como electrodomésticos y electrónica donde se siente la retracción y las casas especializadas (incluidos supermercados) ofrecen tentadoras ofertas para que no decaigan las ventas, pero no alcanza, igual se retrajeron. Hay coincidencia que en estos productos y otros como vestimentas y materiales de construcción, el plan de pago de 12 cuotas –de jueves a domingo- es muy utilizado y protege la recaudación mensual. Son los días en que hay mayor presencia de clientes en los locales, aun sólo para averiguar precios sabiendo que suelen presentarse ofertas importantes.

Coinciden las opiniones recogidas en comerciantes que hasta ahora hay tranquilidad porque se pagan los sueldos de los empleados públicos, aunque hay una morosidad del Estado para con los proveedores, que también repercute en la economía local. Muchos traen al recuerdo las épocas de crisis cuando no se pagaban los sueldos.

Razonable preocupación si se tiene en cuenta que el Estado provincial vuelca en la capital rionegrina aproximadamente 400 millones de pesos mensuales con la masa salarial.

En la construcción también se observa una baja en las ventas entre un 30 y 40 por ciento y las ofertas también están presente en los salones de ventas. Muchas obras particulares se pararon o disminuyeron su ritmo de ejecución. En este rubro, si bien decayó, se mantiene la demanda en el cemento, cal, hierro y ladrillos, pero el resto de accesorios, carpintería, griferias, sanitarios, etc , bajaron sus ventas.

A decir de la opinión recogida en los supermercados de la ciudad también existe un cambio en la modalidad de compras donde prácticamente desaparecieron “las compras del mes” y se trocaron por “las compras de la semana” donde se presta atención a las ofertas que –según los repositores de góndolas- tienen mucha demanda.

En el tradicional supermercado de la Anónima de Alvaro Barros y en su sucursal de calle Rivadavia, se puede apreciar que la estrategia de venta se asienta en las ofertas de jueves a viernes con la modalidad del “combo”, esto es un precio en el primer producto y en el segundo o tercero se ofrecen con jugosos descuentos. También en estos locales hay ofertas de carnes “premiun”de viernes a domingo.

Todos estos mecanismos no evitan que hayan bajado las ventas. Salen sólo los artículos de primera necesidad, las ventas promedio son de diez productos y en electrónica y electrodomésticos las ofertas tratan de frenar las caídas, a pesar que en algunos casos las rebajas llegan al 40 por ciento.

De todos modos los promedios de caídas en las ventas son menores al incremento de los precios, donde se registran aumentos en los distintos rubros de más del 100% en comparación al último semestre del 2015, por ejemplo indumentaria y comida, entre otros.

Hay señales que definen el consumo. Se compra lo indispensables e incluso se compara precios con las revistas de publicidad de ofertas en la mano (también se ofrecen por internet ) y se volvió –en muchos casos- a la compra en las despensas y mercados del barrio.

En los supermercados la caída de las ventas es menor a la de los negocios minoristas, que pueden ofrecer pocas ofertas.

Las mayores ventas se circunscriben a los días de los pagos de sueldos y luego casi todo se reduce a las adquisiciones del día.

En el supermercado la Cooperativa Obrera, ubicado en el barrio de las 915, nos informan sobre estos picos de venta en la primera quincena del mes y luego comienza un repunte cerca de fin de mes cuando “cierran las tarjetas” y vuelven a verse los changos más cargados.

“Hay un cambio en el consumo de la gente”, señaló a este medio personal autorizado del supermercado, que aseguró que lo que más consume la población, “son los alimentos de primera necesidad, como fideos, puré de tomate, azúcar, yerba y galletitas”.

En cuanto a la baja en el consumo, indicaron que cayó la venta de pan, carne y productos “premium”, como pastas preparadas, enlatados de calamares y demás artículos de primera calidad.

Los descuentos se ofrecen desde jueves a domingos, donde se tratan de potenciar algunos productos que han tenido caída, como electrodomésticos, artículos de tienda y productos de bazar, con rebajas que llegan hasta el 30 por ciento.

La política es trabajar en ofertas de los productos que bajan en ventas y así se observan descuentos de hasta el 30 por ciento en “productos de almacén como el arroz y enlatados”.

De acuerdo a los datos recogidos en estos centros masivos de compra (no fue posible obtener datos oficiales en el supermercado ubicado en la rotonda Gobernador Pagano) para completar un chango de mercadería se necesita un promedio de 3000 pesos, a la vez que los tickets promedio rondan los 500 pesos.

No escapa a esta realidad en el cambio de hábitos en los consumidores el aumento del costo de vida y la inflación donde hay remarcación permanente de mercadería y en algunos casos el aumento ronda el cinco por ciento mensual.

Consultados los propietarios de un negocios minorista de calle Belgrano, a la altura de Periodistas Argentinos indicaron que “la gente hace las compras grandes, los primeros días del mes en el supermercado, nosotros mejoramos las ventas entre el 15 y el 25, y el promedio de las ventas bajo un 40%”.

Puntualizaron que las ventas en los almacenes de barrio repuntan con las compras para el día, donde lo que más se vende es pan, algo de fruta y verduras y leche. Comentan que “antes llevaban mucho para una ensalada de frutas o una ensalada y ahora llevan un par de cosas” y agregaron que “el tomate y el morrón, hoy en día se consume poco y nada”.

En el relevamiento que hizo esta Agencia se pudo observar que los negocios minoristas tratan de no aumentar mucho la mercadería y al no poder implementar un sistema de ofertas, tratan de mantener los precios lo más ajustado posible.

Panaderías –Confiterías
Los datos recogidos muestran que en las panaderías que además ofrecen masas de confitería se registra una importante caída en las ventas.

En La Artesana, de calle Laprida, señalaron a ADN que la actividad viene “en picada, vendemos no sólo productos de panadería, sino también de confitería. Son artículos de gusto y se nota, que la gente se restringe a lo mínimo”.

Aseguran que la afluencia de público tuvo un descenso moderado y que antes los clientes solían “llevar dos tartas y hoy llevan una y de las económicas”, en la temporada de mejor ventas en panaderías, como es el invierno, este año la actividad “ha caído más del 60 y hasta un 70 por ciento”.

La mayoría de los clientes son empleados públicos -aclaran y “nada que ver con lo que se gastaba antes” indicaron se estancó la venta de postres y que los «bizcochitos y grisines, son los productos que más salida tienen”.

A su vez en La Española, de Caseros y Bernal, indicaron que “las ventas cayeron en el orden del 70 por ciento, y este comportamiento de la población se da desde algunos meses antes del cambio del gobierno”.

“Se nota muchísimo. A esta situación se suma la suba de impuestos, los aumentos en la materia prima y la recesión, donde la gente pregunta precios”, comentan en el negocios donde nos informan mayormente se consume «pan, bizcochitos, facturas, grisines y alfajores, y la venta de masas finas y tortas se frenó bastante”.

Carnicerías
El aumento del precio de la carne llevó a que la demanda cayera en el orden del 30 por ciento en algunas carnicerías de Viedma. Ese porcentaje se refleja en nuevos hábitos de compra donde se opta por los cortes más económicos para “preparar un tuco o para hacer pucheros”, indicaron en la esquina de Bernal y Dorrego.

Ante la consulta de esta Agencia, el encargado de la carnicería aseguró que “las ventas cayeron en un 30 por cierto, tratamos de ser positivos, tenemos confianza en que las cosas van a cambiar” y agregó que “los cortes para asado con hueso, vacío, nalga, peceto, bola de lomo y pulpas quedaron relegados”.

En la carnicería ubicada en la intersección de las calles Moreno y J.J. Biedma de esta ciudad, la información recogida indica que el consumo “bajó muy fuerte, un 30 por cierto seguro».

Los cortes como “pulpa paleta, pulpa con hueso, aguja, marucha y carne picada, son los que más salen”, en tanto que el “lomo, peceto y colita de cuadril, tardan un poco más en salir”

Motos
Las ventas venían cayendo gradualmente desde el año pasado y hoy la merma es de “un cincuenta por ciento” indicaron en Austral Motos, de Caseros entre Bernal y JJ Biedma, la concesionaria de Honda instalada desde los años noventa en la ciudad. Agregaron que “Honda está tratando de meter la mayor cantidad de motocicletas posibles a los puntos de venta, porque están todas las terminales paradas, las fábricas están llenas de motos”.

El fuerte de venta en los últimos tiempos fueron las motos de 110 cc, que a mediados del año anterior costaban ocho mil pesos y hoy los valores superan los 15 mil pesos.

En cuanto a la demanda de servicios, indicaron que “sigue igual, no ha bajado y el sector de venta de repuestos sigue a buen ritmo, como la parte de venta de accesorios y cascos, que anda bien”.

El propietario de MX Motos, en 25 de Mayo y boulevard Contín, dijo que “se nota una disminución en las ventas del cincuenta por ciento”, y destacó que “hay que buscarle la vuelta, ahora compramos menos motos que antes y ampliamos la clientela con la venta de karting y repuestos”, como una forma más de diversificar la oferta.

En este local sostienen que la pérdida de ventas tiene que ver con la situación laboral que afrontan muchos de sus clientes, “nosotros trabajamos mucho con obreros de la construcción, y las obras se han parado, todos los aumentos y la inflación que hay incide y se nota en las ventas”.

En un panorama donde los precios aumentaron “parejo y siguen aumentando” y la venta de motos “aflojo bastante”, los propietarios de esta agencia aseguran que “lo que tiene que ver con la venta de repuestos, se mantiene bien”.