Debate en ciernes. ADN

La noticia que Crown Casino Del Río había elevado una oferta al club Sol de Mayo para comprar un sector del predio que tiene en avenida costanera y Don Bosco (actual cancha de rugby), abre un debate que sin dudas tendrá distintas aristas y como sucede generalmente en estos casos de polémica de pago chico, será estéril para algunos e importante para otros, lo que seguro se podría afirmar es que no es una preocupación que pueda abarcar a la mayoría de los habitantes de la capital rionegrina, salvo los sectores involucrados en el tema que retroalimentan sus propios argumentos en legítima defensa de sus intereses, ya sean los vecinos, los dirigentes del club y desde ya la firma concesionaria de la sala de juegos.

El Club Sol de Mayo confirmó que tuvo una oferta de Crown Casino (Casino Del Río es el nombre fantasía de la misma firma) que fue tratada y aprobada en reunión de comisión directiva y que ahora debe ser puesta a consideración de los socios. Lo que no confirmó fue el monto de la propuesta económica, que según trascendió sería de cuatro millones.

Así planteado pareciera ser el inicio de una operación inmobiliaria donde el Casino busca ampliar y mejorar su oferta en la explotación del juego y a su vez a Sol de Mayo le interesa obtener una importante suma de dinero, también para mejorar sus proyectos deportivos. Por el momento sólo dos actores.

La Lotería de Río Negro nada opina ni le corresponde por ahora hasta tanto la firma concesionaria Crown Casino no le informe de su proyecto y traslado del anexo Viedma de Cardenal Cagliero a su posible nuevo emplazamiento. Sólo le compete al organismo estatal rionegrino vigilar el cumplimiento de las cláusulas del contrato y las normativas sobre las salas de juegos y sus componentes como maquinitas, ruletas de paño y electrónicas, Punto y Banca, Blackjack y toda nueva habilitación.

Vaya paradoja, en su momento la Lotería también hizo conocer a Sol de Mayo, su intención de comprar al club la edificación lindante, que se ubica en 25 de Mayo y Alsina, únicamente el salón de la esquina, con la vivienda del casero, para ampliar la sede oficial del organismo.

Queda ahora la intervención en esta operación inmobiliaria, de otro actor estatal, en esta caso la Municipalidad de Viedma, tanto del Ejecutivo como el Legislativo, por su competencia para la habilitación comercial del Casino en la avenida Costanera. Este es el punto donde comienza aquel debate en ciernes.

Aquí está el nudo gordiano a desatar. Si el código urbanístico lo permite, ya que se trata de una zona residencial donde se limitan los metros cuadrados a construir de acuerdo al factor de ocupación y otros requisitos, el debate estaría cerrado.

Y si hubiera alguna restricción la empresa podría recurrir a la vía de la excepción, que se aprueba en el Concejo Deliberante, donde será difícil –a unos y otros- lograr mayoría.

Por de pronto un grupo de vecinos de esa zona de la costanera, dejaron una nota en el municipio pidiendo al intendente que no apruebe el proyecto de instalar el casino en el actual predio de Sol de Mayo, bajo varios argumentos. Estacionamiento, tránsito y ruidos en una zona apacible, la vecindad con la Plaza de las Banderas, donde se concentran familias y menores en busca de esparcimiento, la cercanía con otros espacios de deportes, canchas de tenis, fútbol y otros, con presencia constante de menores, etc.

En contrario y al conocerse que el proyecto de Crown Casino contempla la construcción de un moderno hotel, confitería, restaurante y un paseo de compras, se escucharon voces de aprobación a la iniciativa bajo los argumentos que aporta al crecimiento de la ciudad y que para la capital provincial sería una inversión muy importante, mejora la hotelería e incorpora nuevos servicios de infraestructura turística.

Hasta el momento pocos de éstos actores se han pronunciado. Por ejemplo los concejales del FpV señalaron que habría que revitalizar el Casino de El Cóndor, antes que su anexo de Viedma, bajo el argumento del desarrollo turístico de la villa marítima.

Una posición válida, pero que también exige una mirada más amplia de lo que significa el turismo en la zona, ya que Viedma y la costa atlántica conforman un eje de oferta único donde la demanda estacional es mayor en la capital provincial.

En cuanto al Casino de El Cóndor, el reglamento de concesiones de las salas de juego prevé la apertura de anexos y en estos términos se habilitó –en su momento- el Casino de Viedma, de la misma manera que las salas de juego de Jacobacci y El Bolsón, son anexos de Bariloche y el Casino de General Roca es anexo del de Cipolletti. En este último la construcción del hotel también cubrió una necesidad de aquella ciudad valletana.

Vale recordar que la provincia –durante la gestión del gobernador Massaccesi- inició la habilitación de casinos bajo la esfera de la Lotería de Río Negro y se licitaron con la construcción –incluyendo hoteles- a cargo de privados en Bariloche y El Cóndor, salvo el caso de Las Grutas, donde el Estado construyó el actual complejo que se levanta en la costanera grutense.

En todos los casos Lotería de Río Negro administra el juego y los concesionarios –todos privados- explotan el alojamiento hotelero, confiterías, restaurantes, estacionamientos y todo ingreso periférico.

El debate sobre las consecuencias del juego y el impacto que se produce en el resto de la sociedad como la ludopatía y otras consecuencias sociales y económicas, no forma parte de esta alternativa que se presenta ahora en Viedma, porque el Casino ya existe.

Pero no es menos cierto que el tema abre otro debate para el desarrollo urbano de la ciudad, y es la ubicación de las propiedades que tienen los clubes en zonas céntricas o de desarrollo residencial, con altos valores inmobiliarios.

Corresponde también a la municipalidad repensar en algún momento un nuevo plan regular urbanístico o modificaciones al existente (del 2012) para dar respuesta a estas situaciones, como por ejemplo la instalación de los carritos de comida en la costanera que han sumado una nueva oferta gastronómica a la ciudad.

La realidad camina más rápido que las normas y las ideas.