Las políticas de interés nacional no se miden por la cantidad de dinero que pueden producir

(Osvaldo Nemirovsci*) «ARSAT, como sociedad anónima que es, debe dar ganancias. Por la misma razón creo que también habría que reconsiderar si es razonable que ARSAT tenga que fabricarse sus propios satélites» palabras de Héctor Huici, secretario de Tics del Ministerio de Comunicaciones de la Nación.

Primero aclaro que la figura de Sociedad Anónima de Arsat no significa que deba tener criterios de empresa privada. No es la ganancia lo que motoriza las energías y los objetivos de una empresa estatal. Puede ser parte de su cometido pero nunca el factor principal de su existencia.

Segundo y lo aclaro porque si no se confunde. Arsat no fabrica sus satélites, lo hace Invap que es otra empresa. Arsat es nacional e Invap es de la provincia de Rio Negro. Y está bien que así sea pues Invap no sólo es una empresa líder desde el punto de vista tecnológico internacional, sino porque brinda servicios atinentes. Y están capacitados. Y tienen un departamento de construcción satelital doméstica. Y los hacen bien. Sin duda alguna.
Y lo que más me duele es que luego de diez años debamos repetir conceptos que, estimaba, estaban asumidos por toda la dirigencia política. Con pesar veo que no.

Arsat fue pensada como parte de la recuperación del Estado en su papel de articulador de algunas políticas que tienen que ver con lo que Argentina precisaba y no hacia. El Estado argentino con esa decisión dio el puntapié inicial recuperando un rol fundacional que de lo contrario se demoraría o nunca se hubiese hecho. Mejor busquemos una silla si esperamos que los privados argentinos fabriquen un satélite para que también sea utilizado con fines sociales como la telemedicina, la radiodifusión comunitaria y universitaria, las vinculaciones digitales y otros.

Fui el presentador del proyecto de creación de Arsat en el Congreso nacional en 2006, y recuerdo que durante el debate varios diputados planteaban temas de costo y recursos y mis palabras giraban en que la puesta en marcha de una industria satelital (sobre todo con ventajas comparativas de costos), la ocupación de órbitas asignadas, la recuperación laboral y profesional para ciento de argentinos vinculados a la ciencia y la tecnología, la decisión política de tener soberanía en el uso de las comunicaciones y el espectro….no podían medirse en dinero sino en perspectiva estratégica de un país que deseaba crecer en todos los aspectos. Era el inicio de una nueva mirada nacional sobre la tecnología y en este caso pasaba por desarrollar los satélites geoestacionarios de comunicaciones, que abría paso para fomentar una industria competitiva a escala regional.

Yo sigo pensando lo mismo.

(* Diputado Nacional(mc)-Rio Negro. Fue Presidente de la Comisión de Comunicaciones e Informática de la Cámara de Diputados de la Nación y fue Coordinador General del Consejo Asesor del Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre)