Buitres e impacto regional de las políticas económicas

Una publicación del Centro de Estudios Patagónicos, editado en el presente mes, analiza el significado y consecuencias del acuerdo con los fondos buitres y el impacto que tiene en la región, principalmente en a fruticultura, las polìticas económicas nacionales.
A continuación se presenta una parte de este trabajo referido al tema frutícola.

La región del Alto Valle de Río Negro experimenta la continuidad del ocaso de su principal actividad: la economía frutícola. Los datos predominantes son tres: la caída de la cantidad y calidad de la producción, la expulsión y desaparición de actores económicos y el progresivo abandono de la actividad principal en favor de otras tareas agrícolas de menor valor agregado, como la ganadería o la producción de forrajes, o directamente extractivas, como los hidrocarburos.

Como suele suceder en economía, el ocaso presenta siempre resultados heterogéneos: mientras unas pocas grandes empresas absorbieron chacras y se enriquecieron, miles de productores vendieron, alquilaron o lotearon sus tierras.

No se trató de un proceso capitalista típico, de concentración “virtuosa” por cambio tecnológico y aumento de la escala de la producción, sino de una concentración “viciosa”, es decir; a costa de los sectores más débiles y en el marco de un circuito cuya producción perdió calidad y se achicó.

Con la llegada al gobierno de la Alianza PRO, el circuito frutícola accedió a sus dos reclamos principales en materia de política económica. Una potente devaluación de la moneda de alrededor del 40 por ciento, el sueño de todo exportador, y la eliminación del remanente del 5 por ciento de retenciones. Las medidas se sumaron a un logro concedido sobre el final del gobierno anterior; la reinstauración de reintegros del 8 por ciento a las “exportaciones por puerto patagónico”, en este caso las que salen por el privatizado puerto de San Antonio Este.

Pensando en términos de la política regional se destacan algunos datos:
* Los productores primarios independientes siguen protestando porque a pesar de la devaluación no mejoraron los precios recibidos y, por supuesto, tampoco las condiciones de comercialización. Algunos dirigentes de la Federación de Productores, una organización que se quedó sin base, señalaron que el nuevo escenario regional era este año “aun peor” que el año pasado.

* Los empacadores comercializadores se mostraron satisfechos con las medidas cambiarias y arancelarias, pero dijeron que “no son suficientes”. Tardíamente descubrieron también que eran beneficiarios de fuertes subsidios a sus costos de producción vía la tarifa eléctrica. Durante la primera etapa del Kirchnerismo también fueron beneficiados por la redistribución de la renta petrolera que operó vía precios de los combustibles.

*Ambos, productores primarios y empacadores comercializadores, reclamaron y recibieron aportes del Estado para líneas de financiamiento, un beneficio al que sólo una porción del circuito, el que tiene capacidad de cumplir las condiciones bancarias, podrá acceder.

El resto ve cerrado el crédito para capital de trabajo dadas las nuevas y altísimas tasas que rondan el 40 por ciento o más. Hoy ya es mayor la tasa de rendimiento financiera que la que surge de producir. Esta suma de datos amerita unas pocas reflexiones:
* Durante todos los gobiernos kirchneristas el principal reclamo regional fue por la eliminación de las retenciones. Se argumentaba que los bajos precios recibidos por los productores primarios eran consecuencia del arancel cobrado al momento de la exportación, el que bajaba en la cadena hasta el primer eslabón.
* Aunque los productores pudieron comprobar la falsedad del argumento cuando las retenciones se redujeron del 10 al 5 por ciento y sus precios no mejoraron, extrañamente su eliminación siguió siendo azuzada como el reclamo principal.
* Sobre el segundo gobierno de CFK al reclamo por las retenciones se sumó con fuerza la demanda por una devaluación. De hecho se argumentó que la primera baja de retenciones del 10 al 5 había sido “comida” por la revaluación.

La reinstauración de los reembolsos portuarios a las exportaciones por puerto patagónico del 8 por ciento fue una compensación frente a estos reclamos, pero tampoco llegó a los precios de la producción primaria.

Cuando lo que comercializa el productor primario de una economía regional es un producto perecedero se genera una dependencia con los propietarios de activos estratégicos, plantas de empaque y frigoríficos, que se traduce en una situación de “oligopsonio”: una condición de mercado en la que existen unos pocos compradores para una multitud de oferentes. El resultado es una diferencia de poder en el momento de la comercialización.

El precio recibido es el resultado de esta asimetría de poder, que nada tiene que ver con aranceles y tipo de cambio; mejoras que son apropiadas íntegramente por el capital exportador sin el menor derrame. Un hecho comprobado por la historia de las devaluaciones.
* El sistema de comercialización que corresponde a esta relación es “la entrega de la fruta” al capital comercializador (“al galpón”) en consignación, sin precio ni contrato. Aunque formalmente el productor recibe un precio al que se le descuentan todos los servicios prestados (empaque, frío, comercialización) la realidad es que el productor carece de control e información y el precio resulta discrecional.

* En vez de intervenir en la relación comercial mediante una ley que formalice la primera venta con un precio variable y no único más un contrato, eliminando la consignación discrecional y sumando un sistema de información, el gobierno saliente se limitó a construir algunos frigoríficos para que unos pocos productores no sean dependientes de la entrega al momento de la cosecha. Vale recordar que no es lo mismo ser un buen productor que un buen comercializador. Son saberes distintos.

* A pesar de la potente transferencia implícita en las primeras medidas del gobierno de la Alianza PRO, el capital exportador volvió a utilizar la excusa de los pequeños productores, un actor que redujeron prácticamente a su extinción y con representación viciada, para demandar nuevas medidas: principalmente crédito barato y abundante para reponer capital de trabajo, un mecanismo históricamente utilizado para capitalizarse a cuenta del Estado.

* Se argumenta que los incentivos positivos a las ventas externas serían la baja en los costos internos y en los fletes marítimos por la caída del precio del petróleo, pero las ventas de commodities no dependen de la oferta, sino de la demanda.

* El nuevo escenario comercial presenta algunos nubarrones. El principal es sanitario: años de pagarles a los productores por debajo de los costos de producción afectaron las inversiones en tareas culturales. A pesar de que el Estado realizó ingentes aportes materiales para erradicar la principal plaga, la carpocapsa, mediante un programa nacional ya finalizado, el abandono de chacras y las bajas inversiones en sanidad en los últimos años se tradujeron en el regreso virulento del problema, lo que afecta especialmente las ventas a Brasil, país que además está en recesión y experimentó una devaluación.

* El segundo mercado en importancia, Rusia, también devaluó y está en recesión

* La demanda interna, en tanto, se verá como mínimo estancada por la caída de la actividad implícita en el cambio de régimen macroeconómico. El precio recibido es el resultado de esta asimetría de poder, que nada tiene que ver con aranceles y tipo de cambio; mejoras que son apropiadas íntegramente por el capital exportador sin el menor derrame. Un hecho comprobado por la historia de las devaluaciones.

Balance
Aunque uno de los caballitos de batalla de la Alianza PRO antes de acceder al gobierno fue machacar sobre el estado de las “economías regionales”, cuestión cuyo verdadero objetivo era apuntar a la devaluación y la eliminación de retenciones, el resultado de las medidas adoptadas tras la asunción del nuevo gobierno confirma las predicciones teóricas. A saber:

* Las modificaciones cambiarias y arancelarias no tuvieron ningún efecto que permita prever modificaciones estructurales al interior del circuito

* Contra lo pregonado durante la última década por el capital exportador, e increíblemente también por los chacareros, la fuerte transferencia a quienes controlan el comercio exterior no tuvo ningún efecto derrame al interior del circuito: los productores primarios independientes no mejoraron los precios recibidos.

* Al mismo tiempo, la devaluación modificó hacia arriba la ecuación de costos en pesos y sumó el adicional extraordinario de los nuevos valores de la energía, con ajustes de entre el 100 y el 150 por ciento según los consumos, lo que supone para todo el sector un reducción de la rentabilidad, pero que impacta más en el eslabón más débil, el chacarero, porque sus ingreso permanecieron congelados.

* Al margen del efecto riqueza en favor de quienes controlan la etapa comercial del negocio, puede preverse una continuidad del ocaso y de la salida de productores del circuito que se hará sentir en la economía regional.