Para salvar el acuerdo con Vidal, Massa usa a Insaurralde de topo

(Facundo Cottet-Letra P) El tigrense no pudo garantizarle a la gobernadora el endeudamiento y ahora tendió puentes con el intendente de Lomas de Zamora para que quiebre al kirchnerismo. Pero MI va por todo.

El líder del Frente Renovador (FR), Sergio Massa, se ofreció como garante de gobernabilidad a María Eugenia Vidal. Y así le arrebató al PRO la presidencia de la Cámara de Diputados para Jorge Sarghini, pese que su partido no es primera minoría en ese cuerpo. Sin embargo, en la primera batalla por los porotos, falló: no pudo conseguirle a la gobernadora la autorización de la Legislatura para tomar un endeudamiento sin antecedentes. Massa, entonces, urdió un plan B: mandó de topo al intendente de Lomas de Zamora, el peronista filo massista Martín Insaurralde, a juntar voluntades entre los intendentes del FpV para quebrar la resistencia de los bloques legislativos del peronismo, que fueron los que, el martes pasado, hicieron caer la sesión en la que debía aprobarse el Presupuesto 2016.

Insaurralde está en una posición ideal. Con la crisis de conducción que vive el peronismo, luego de la derrota electoral, ve la posibilidad de erigirse como líder de un grupo de intendentes sin mayor referencia que el peronismo.

Tiene diálogo con el massismo y con Vidal y se ufana de llevar las banderas justicialistas. A su vez, cultiva un perfil dialoguista y conciliador. “Nosotros tenemos la responsabilidad de gobernar 55 municipios en la provincia de Buenos Aires y estamos convencidos de que tenemos que trabajar con el frente Cambiemos en las demandas que tiene el vecino bonaerense, sea en el distrito que sea”, le dijo a la prensa este martes, luego de un encuentro que mantuvieron intendentes y legisladores en La Plata.

Insaurralde también ve la chance de potenciarse para el futuro. O, al menos, de construir políticamente lo que no pudo cuando quiso ser candidato a gobernador en las elecciones de 2015. El armado territorial de Julián Domínguez y la estructura de la Nación que había conseguido Aníbal Fernández lo dejaron sin chances al lomense, pese a que luego la interna peronista costó caro.

Ahora, Martín Insaurralde cree tener algunos intendentes que lo acompañan. El coqueteo que sostuvo con el Frente Renovador durante casi dos años -luego de su derrota electoral en 2013- también lo pone en una situación de “privilegio”. Pero no deja de jugar al gobernador que no ganó.

Algunos intendentes quieren que Cristina Fernández de Kirchner tenga un rol más protagónico en la cuestión bonaerense. “Ella conduce a La Cámpora. Ni Cristina ni (Daniel) Scioli hablan con los intendentes que quedamos”, dijo este martes uno de los jefes comunales que llegó hasta la Legislatura.

En este escenario, Insaurralde potenció otra vez el diálogo con Massa. Sin poder darle los votos necesarios a Vidal, el ex candidato a la presidencia necesita penetrar de alguna manera en el peronismo que se encuadró en el Frente para la Victoria en las últimas elecciones y cree que esa perforación podría hacerla Insaurralde.

Es que, luego de la derrota histórica que sufrió el PJ en territorio bonaerense tras más de veinte años de ejercicio ininterrumpido del poder, Massa le ofreció a la nueva mandataria sus dotes de “homobonaerensis” valiéndose del desconocimiento de la ex vicejefa de Gobierno porteño y su equipo, y le puso a disposición un bloque de veinte diputados provinciales, de los cuales 11 tienen mandatos que se vencen en 2017. Tras naufragar y pedirle perdón con un almuerzo en su casa, Massa marcó el celular de Insaurralde.

El lomense vio la luz. Y ahora quiere mostrarse como el gestor de un acuerdo. Pero Massa también. En el medio, el kirchnerismo no le perdona la “traición” que le hizo a la propia Cristina, quien lo había elegido en 2013 como el candidato del proyecto K para enfrentar al Frente Renovador en las legislativas de aquel año. Ahora todos van por su revancha, con el endeudamiento que pide Vidal -superior a 90 mil millones de pesos- como excusa inmejorable.