La Policía aún no consigue dar con el paradero de Cristian y Martín Lanatta, y Víctor Schillaci

El último domingo del 2015 por la madrugada, los condenados por el triple crimen de General Rodríguez (Cristian y Martín Lanatta y Víctor Schillaci) se escaparon del penal de máxima seguridad de General Alvear en el que habían sido apresados tras el juicio. Y a seis días de ese hecho, la Policía aún no consiguió capturarlos.

Las fuerzas de seguridad continúan con el operativo de búsqueda y en medio de las investigaciones, surgen las versiones de los distintos testigos implicados y casuales.

En la madrugada del jueves, los tres prófugos protagonizaron un tiroteo con policías en un control de la ruta 20 cerca de la localidad de Ranchos en la provincia de Buenos Aires, unos 130 kilómetros al sur de la capital del país, en el que dos agentes sufrieron heridas de gravedad. El oficial Fernando Pengsawath, de 23 años, está con pronóstico reservado, con asistencia respiratoria y con fallos multiorgánicos, mientras que su colega Angelina Lucrecia Yudati, de 33 años, se encuentra estable, según el último parte médico.

Anoche, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, advirtió: «No vamos a negociar con prófugos», después de que circularan versiones sobre supuestas negociaciones para la entrega de Víctor Schillaci y los hermanos Martín y Cristian Lanatta, condenados a prisión perpetua por el triple crimen vinculado al narcotráfico en agosto de 2008.

Hoy, una mujer denunció -encapuchada- ante los medios que ayer por la madrugada su padre había visto a los tres condenados en una verdulería de Quilmes y que tras comprar alimentos, se subieron a una camioneta blanca en la que escaparon a gran velocidad.

Por su parte, el ministro de Justicia bonaerense, Carlos Mahiques, dijo que uno de los agentes tomado como rehén al momento de la fuga denunció que el jefe de Seguridad del penal formó parte del operativo para facilitar que los tres presos puedan abandonar su encierro. Además, reclamó que este hombre sea arrestado.

Pasado el mediodía, quien salió a hablar con los medios fue Némesis da Silva, la abogada de la ex mujer de Cristian Lanatta, Ana Laura Mollier, quien contó que el hombre fue a la casa de su ex el pasado domingo, horas después de escaparse, para pedirle dinero. También admitió que ayer el prófugo volvió a la casa de la mujer por segunda vez en cinco días, que la amenazó con un arma de fuego y se llevó su camioneta, una Renault Kangoo gris oscuro.

Mientras tanto, la Policía bonaerense investiga si el incendio ayer alrededor de las 18 de una camioneta Ford Ranger en la localidad de Bosques, en el partido de Florencio Varela, está relacionada con la fuga de los tres condenados. Efectivos de la DDI Quilmes tienen en su poder el vehículo para realizarle los peritajes necesarios.

Hugo Icazati, abogado de la familia Schilaci, dijo hoy que desde ayer a la tarde se perdió contacto con los prófugos. «Se los tragó la tierra me dijo un familiar directo que estaba hablando con ellos. Me dijo también que perdió contacto», dijo Icazati, abogado de Daniel Schilaci, hermano de Víctor Schilaci, uno de los tres prófugos, en declaraciones al canal TN.»La última vez que tuve contacto con el familiar fue ayer a las 16 horas. Hablé hace una hora y me dijo que perdió contacto», manifestó el abogado, y agregó que las comunicaciones con los prófugos «no eran telefónicas» sino «por medio escrito, imagino que eran por WhatsApp».

El gobierno nacional le garantizó al de la provincia de Buenos Aires que los tres condenados del triple crimen quedarán detenidos en una cárcel del Servicio Penitenciario Federal (SPF) cuando sean capturados, según indicaron fuentes del gobierno a la agencia DyN. Hugo Icazati, abogado de la familia Schilaci, dijo que los prófugos pedían para entregarse quedar detenidos en una cárcel del SPF y no volver a una que dependa de la provincia de Buenos Aires porque temían por sus vidas.

Los tres prófugos fueron condenados a cadena perpetua por el asesinato de los empresarios Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, cuyos cuerpos fueron hallados el 13 de agosto de 2008 en una zona despoblada de la localidad de General Rodríguez, unos 50 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires. Las víctimas, ejecutadas a balazos, estaban involucradas en el tráfico de efedrina, que se utiliza para la fabricación de drogas sintéticas como la metanfetamina.