La designación de Carlos Manfroni en Seguridad provocó rechazos en diversos sectores

La ministra de Seguridad Patricia Bullrich designó como nuevo subsecretario de Asuntos Legislativos a Carlos Manfroni, quien a los pocos días de haber asumido fue denunciado por los trabajadores del ministerio por perseguirlos «política, sindical e ideológicamente».

Manfroni es titular de una Fundación de Ética Pública, escribe columnas para el diario La Nación y estuvo vinculado a la Revista Cabildo, publicación neonazi de la Argentina.

Sectores de la comunicad israelita del país hicieron conocer su rechazo al nombramiento de Carlos Manfroni y Charly García, envió una nota al ministro Hernán Lombardi, que tituló «No cuenten conmigo, ignorantes», donde destaca -luego de referirse a esta designación- que «siento que la lucha fue en vano, oero aun así, estaremos presentes en nuestras letras..todos nosotros…como en aquellas épocas negras».

Horacio Verbitsky en su columna de Página 12, del fin de semana, publicó que Manfroni reclama mano dura por la «hiperinflación de inseguridad» y critica el criterio de la Corte Suprema sobre los crímenes de lesa humanidad. Además, Verbitsky asegura que durante la dictadura militar fue columnista en el mensuario «Cabildo», en el que publicó polémicas opiniones en favor del terrorismo de Estado.

«La democracia y la libertad son productos de la hedionda Revolución Francesa, que para peor también fabricó el amor a la Humanidad, puro onanismo intelectual», asegura Manfroni, quien agrega que «es una herejía pensar que la autoridad suba de abajo hacia arriba, mientras que, en la organización de la Iglesia, el poder desciende de arriba hacia abajo».

Además, define al progresismo como «un infeccioso mal», y asegura que «lleva el estigma del temporalismo judaico y masónico».

En consonancia, Manfroni también critica fuertemente al rock, a calificarlo como «el movimiento artístico más subversivo, anticristiano, antimetafísico y contracultural de todos los tiempos», cuyo «ritmo destemplado exacerba las pasiones contra el espíritu y crea un estado hipnótico en este lavado cerebral», y por lo tanto «toda deformación de la cultura debe ser considerada subversiva y, como tal, erradicada».

«La ‘filosofía’ del rock conduce al deseo desesperado de la muerte e induce al suicidio, como lo demuestran las letras de las canciones de Charly García, Spinetta y Moris. Ofrece la posibilidad de convertirse en un animal o un marica», explica el nuevo empleado de Patricia Bullrich.