Un femicidio sin detenido

(Por Soledad Vallejos).- Sebastián Moreno, el hombre que asesinó a cuchilladas a Belén Morán en una calle de Manzanares, anoche seguía siendo buscado. El Ministerio de Seguridad inició una investigación de Asuntos Internos para evaluar las actuaciones policiales

Sebastián Moreno, el asesino de Belén Morán, anoche seguía prófugo, mientras que la orden de captura emitida por el juez de Garantías 7 de Pilar, Walter Saettone, sigue firme. Fuentes policiales aseguraron que establecer el paradero del femicida que acuchilló a su ex mujer en una esquina de Manzanares era difícil porque “no usa celular ni (tarjeta) SUBE”, y sólo se sabe que huyó en bicicleta de la esquina en que asesinó a su ex pareja, y que difícilmente haya tomado el tren, porque no había servicio hasta una hora después, cuando la policía ya lo buscaba.

La madre de Morán, a quien también Moreno tiene prohibido acercarse por orden judicial, reiteró públicamente sus críticas a la policía del destacamento de Manzanares, por no proteger a su hija adecuadamente. En respuesta, el jefe de la Departamental de Pilar envió las actuaciones del caso a la Auditoría General de Asuntos Internos, del Ministerio de Seguridad provincial. Fuentes de la fuerza aseguraron que “cada uno de los efectivos nombrados por la familia y aquellos que hayan participado en alguna instancia de este hecho serán investigados”.

En diálogo con este diario, voceros del Ministerio de Seguridad, por su parte, advirtieron que los oficiales actuaron correctamente, porque “una orden de restricción de acercamiento no significa que la persona protegida tenga un policía en la puerta, sino que hay alguien que tiene orden judicial de no acercarse y tiene que cumplir esa orden”. “En un caso de violación de prohibición de acercamietno, la policía sólo puede detener al que viola la orden si lo encuentra in fraganti. Si no, tiene que tomar la denuncia y elevar las actuaciones a la fiscalía. Es la fiscalía la que dice qué hacer, y la policía es solamente auxiliar de la Justicia.”

Entre las actuaciones policiales que fueron remitidas a la Auditoría de Asuntos Internos, constan las presentaciones que Morán y su madre realizaron el 20 de julio en la causa por “lesiones” contra Morán. También, que sobre el ahora femicida pesaban acusaciones de violencia de género que estaban siendo investigadas por la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) especializada de Pilar, y que el Juzgado de Familia 1 de Pilar tramitaba el caso. Además, en los registros consta que el 28 de julio, es decir, el día antes de que ser asesinada, Morán había advertido a la policía que su agresor violaba la orden judicial, por lo que se iniciaron actuaciones por “desobediencia”.

El 20 de julio, Marilén Maldonado, la madre de Morán, fue a la casa en la que su hija vivía con Moreno. Nadie respondió el timbre, pero escuchaba que Morán gritaba y pedía auxilio. Maldonado pidió auxilio en la Comisaría de la Mujer de Pilar, y regresó acompañada de oficiales con quienes logró rescatar a su hija. Al día siguiente, el Juzgado de Familia 1 de Pilar dictó la restricción por la cual Moreno no podía acercarse a menos de 500 metros de su ex mujer. Morán pasó los días siguientes en un refugio de Pilar para víctimas de violencia de género. Al dejar ese lugar, fue a vivir con su madre. El ahora prófugo Moreno vivía a 150 metros del lugar; en un solo día, el anterior a interceptar a Morán cuando ella iba a la fiscalía y acuchillarla en la calle, se acercó a la casa de Maldonado tres veces para amenazarlas.

Morán fue enterrada ayer por la tarde, luego de ser velada en la capilla de San Luis Gonzaga, también en Manzanares, el pueblo de no más de diez mil habitantes donde, dijeron vecinos a este diario, todos se conocían aunque fuera de vista. Pedro, hermano del femicida Moreno, ayer escribió en una red social que sentía “mucho dolor por la terrible tragedia”. “Me cuesta mucho pensar en mi hermano como lo que es, un asesino”, explicó, y agregó que él y sus familiares esperan “que la Justicia actúe como corresponde”. Aseguró, además, que desconocía por completo cuál era el paradero de Moreno.

Al dictar la orden de captura del femicida, el juez de Garantías Saettone libró oficios a todas las fuerzas de seguridad nacionales para que busquen a Moreno. Ayer, los investigadores policiales informaron que, hasta hace diez días, el prófugo trabajó en una empresa arenera de la zona. A ese mismo lugar habría regresado el miércoles, luego de acuchillar a Morán, para pedir ayuda a dos ex compañeros de trabajo. “No tiene auto, no tiene celular y se hace difícil encontrarlo”, enumeró uno de los responsables de la búsqueda del hombre acusado de “homicidio agravado por violencia de género”. A Morán, indicó el mismo investigador, “se le está siguiendo lo pasos y en dos oportunidades estuvo cerca de ser atrapado”. Aunque huyó en dirección a la estación de tren cercana, Moreno no habría escapado en uno porque la primera formación en pasar por allí lo hizo una hora después de que asesinara a Morán, y para entonces ya era buscado.

El viernes de la semana pasada, por primera vez unas cuarenta mujeres del lugar se habían reunido para compartir herramientas contra la violencia de género. Un día antes, Morán se había encontrado con una de ellas en la salita de primeros auxilios de Manzanares y le había contado sobre las agresiones de Moreno. “Ella le comentó que estaba viviendo ese calvario. No teníamos conocimiento hasta entonces. Si hubiésemos sabido antes, no hubiese pasado. No hubiese estado sola, no hubiese ido sola a la fiscalía, hubiésemos presionado entre todas para acompañarla y que la policía actuara como corresponde”, contó una de las integrantes del grupo de Red de Mujeres. El grupo volverá a reunirse esta tarde.

En una esquina de Manzanares, a cinco cuadras de donde Morán fue acuchillada el miércoles, en febrero de 2011 otra mujer fue víctima de un femicidio: Mayra Gómez, que tenía 19 años y estaba embarazada, fue asesinada por su ex novio Sebastián Vanegas, que en 2013 fue condenado a 17 años de prisión por “homicidio simple”.