Las papeletas de Claraz, a 150 años de su viaje

CASTAÑEDAValcheta.- Próximamente se cumplirán 150 años del viaje del naturalista suizo George Claraz “al río Chubut por la ruta del centro” o sea a la Patagonia Norte, registrando en su ameno diario aspectos naturalísticos y etnológicos de especial importancia para el conocimiento de las tierras del Río Negro en aquel entonces.

Claraz nació en la ciudad de Friburgo (Suiza) el 18 de Mayo de 1832 y desde temprana edad se sintió atraído por las ciencias naturales en sus más variadas disciplinas.
Inició su viaje de exploración a la Patagonia en el mes de Noviembre de 1865 partiendo desde su predio de “China Muerta”, bordeando el río Negro, atravesando el Bajo del Gualicho hasta llegar a Valcheta y posteriormente las estribaciones de la meseta de Somuncurá hasta la costa río Chubut, a caballo, demorando más de cuatro meses y siendo acompañado por dos indios baqueanos.
Su diario de viaje fue escrito tanto en alemán como en francés y recién pudo ser reeditado en el año 1988, con un estudio preliminar y notas del Dr. Rodolfo Casamiquela, agregándose las famosas “papeletas” donde también en ambos idiomas realizaba Claraz importantes observaciones hasta entonces inéditas, figurando como complemento del diario propiamente dicho.
Después de su azaroso viaje se estableció por algún tiempo en el establecimiento ganadero que poseía a orillas del arroyo Napostá, en cercanías de Bahía Blanca, regresando a Suiza donde fallece en la ciudad de Lugano a la nada desdeñable edad de 98 años.
Sus “papeletas” -aclara Casamiquela- de todos los tamaños imaginables y en distintos tipos de papel, en alemán y en francés esencialmente, aparecieron en sus libretas de viaje. Sin embargo está claro que muchas fueron escritas después, en Suiza, y agregadas a aquella”.
Algunas de ellas son sumamente interesantes y otras por demás curiosas.
Sobre las costumbres alimenticias observó por ejemplo que “los pueblos que se alimentan exclusivamente, o casi exclusivamente, de vegetales consumen poca sal, pero para aquellos que viven de carne hay una real necesidad de ella. Así los patagones la gustan como el azúcar; si la tienen, no se privan, o bien la ceniza tiene que sustituirla”.
En otra muy curiosa reconoce que “los indios posiblemente me engañaron, pero el agua de colonia estaba perfectamente clara y durante el mismo día pude observar que era fuerte y ardía como el alcohol, puede saciar la sed o la mitiga, no me es claro. Pero consta que cantores y cantoras de ópera usan pastillas de menta que contienen azúcar, ácido de cloro, calí y bálsamo de tolo”. Observa, citando a Schiller que “para saciar el hambre o la sed, el hombre hará cosas de las cuales se estremece la humanidad: contra su voluntad se hace traidor, homicida y caníbal”.
Son abundantes las citas sobre aspectos de la fauna y flora patagónica. “Observé una lagartija bárbara –anota en otra papeleta- me apeé para atraparla y vi al mismo tiempo al neneo (Mulinum Spinosun) que conocía ya en la ventana y Bahía Blanca”.
Observa como un dato de especial interés que “los sauces (Salix) de Valcheta se trasplantaron por la casualidad, siendo retoños de los del río Negro y que solo los araucanos sedentarios conocían la agricultura”.
Sobre el macachín (por el topónimo en un paraje aledaño al arroyo Valcheta) anota que es una planta de la cual preparan una especie de harina de gusto dulce, como los chilenos con la algarroba”.
“Los indios, que detallan todos los objetos, distinguen el incienso del molle. Lorentz menciona dos especies de duvana: la precoz o incienso, que Berg (sabio que estudió la mojarrita desnuda) encontró en la Patagonia”.
Muy llamativa es la siguiente anotación: “La lluvia dio a la atmósfera una transparencia nueva y los objetos parecían estar muy próximos. La comarca señalada por Manzana parecía estar cerca, de manera que le vino a uno la gana de ir allá a pie. Pero a esta ilusión óptica la conocen los indios y dicen que es el efecto de la lluvia que engaña”. O sea una especie de espejismo.
Se pregunta también Claraz si en la Patagonia el clima no sería más húmedo antaño.
“La noche, horriblemente fría, a pesar de la pared falsa enviada por Antonio. Vera y Curruhuinca se levantaron, fumaron, rezaron y ensillaron. A mis rodillas, envueltas en un cuero de oveja, las atravesaba ese aire frío y seco. Un origen de mi reumatismo. Aún el quillango me resultó insuficiente. Y sin embargo eso es lo más apropiado, lo más valioso. Cuando el infatigable Rumford hizo en 1792 una serie de experiencias sobre la conductividad de las substancias empleadas en las vestiduras, llegó a la conclusión de que de todas, el pelo de liebre era el que ofrecía mayor obstáculo a la transmisión del calor; en segundo lugar el edredón; tercero, la piel de castor, mientras que la lana de oveja no viene sino detrás, la cerda y el tafetán. Los indios hacen quillangos de cuero de guanaco, cuyo pelo se asemeja al de la liebre, y no de los que tienen lana”.
“Los animales que habitan en climas fríostienen por naturaleza una protección apropiada. Entre los guanacos jóvenes, los intersticios entre los pelos están llenos de duvet, que por su constitución molecular y su contextura mecánica es uno de los peores conductores”.
En otro de sus apuntes describe que “Un fenómeno característico de la Patagonia es que, habiendo tiempo sereno y viento suave, se formen remolinos y que muchas veces se mantienen bastante tiempo suspendidos”.
Un dato muy interesante aporta Claraz sobre el célebre paraje Yamnagoo (el famoso cazadero donde habita la “vieja dueña”) al escribir que “Aún el ojo experimentado de los indios no sabe distinguir si es una columna de humo o de polvo. Recién cuando uno se halla próximo, puede distinguir el remolino. Así vimos en Yamnagoo una tormenta local y un remolino”. Cercano a Maquinchao este es uno de los parajes más misteriosos estudiados por el Perito Moreno, Claraz, Gradín y Casamiquela entre otros y que ha sido motivo hasta de una novela fantástica: “Los jardines de Andrómeda”.
Queda para otro trabajo el estudio de las “papeletas” de Claraz, todas de gran interés para los investigadores. Sólo hemos espigado algunas de las más relevantes.
Resta señalar que con motivo de este aniversario visitarán nuevamente la región una delegación de descendientes del explorador (a los cuales conozco personalmente por haberme visitado en su viaje anterior) para dictar conferencias y participar de los homenajes previstos.

Jorge Castañeda
Escritor – Valcheta