14J: Río Negro elige. ADN

En medio de un prolongado, atemporal y agudo conflicto frutícola, los rionegrinos concurriremos hoy a las urnas. Vamos a elegir gobernador y vice, legisladores provinciales, intendentes y comisionados de fomento. Y el resultado tendrá un impacto político nacional, ya que junto a Santa Fe, Río Negro suma referencias en la previa a la elección presidencial.

Son cuatro las fórmulas que competirán hoy: Alberto Weretilneck-Pedro Pesatti por Juntos Somos Río Negro; Miguel Pichetto-Ana Piccinini por el Frente para la Victoria; Magdalena Odarda-Bautista Mendioroz por el Frente Progresista; y Horacio Massaccesi-Natalia Hermida por la Unión Cívica Radical.

Las fórmulas fueron forjadas por las circunstancias más que por otros motivos. Vale un dato: la llegada de Weretilneck al gobierno.

Luego del asesinato de Carlos Soria, el entonces vice gobernador no se halló nunca en el Frente para la Victoria. Ni en el nacional, ni en el provincial. Fue decisión de la Casa Rosada darle continuidad institucional a la provincia, en medio de reclamos de convocar nuevamente a elecciones. Alberto Weretilneck se recostó en el sector del PJ que alentó su llegada a la fórmula. Ungió a Carlos Peralta como presidente de la Legislatura y tenía consultas permanentes con el municipio de Roca.

Esa situación explotó. Weretilneck se recostó en el pichetismo. Pero sus nuevos socios siempre le recordaban que el acompañamiento tenía fecha de vencimiento, porque el senador competiría en la interna para sucederlo en 2015. También explotó.

Llegó el tiempo del kirchnerismo a medias. Los choque permanentes entre los «setentistas» Ernesto Paillalef y Fernando Vaca Narvaja contra el «Chicago Boy» Alejandro Palmieri, terminaron de convencer al gobernador de armar su propio esquema, algo que le venían susurrando algunos dirigentes del PJ y viejos aliados de la UCR que recobraron protagonismo.

El fallecimiento de Carlos Peralta y la traumática estadía de Ariel Rivero en el Parlamento sellaron el destino: armar un partido provincial y recrear un esquema de 20 años de gobierno. La fórmula del radicalismo rionegrino, que siempre fue independiente de la Convención nacional. Un MPN de acá.

Se enlistó en el Frente Renovador, eliminó la posibilidad de las PASO, renegoció los contratos petroleros y salió a la cancha. Había equipo, dinero y nadie contra quien competir. Solidificó a Pesatti en la fórmula para garantizar la «pata peronista», sumó algunos radicales (funcionales siempre al proyecto) y desechó apoyos que restan. Solo faltaba polarizar la elección.

Magdalena Odarda sonó como vice. El radicalismo -bajo la presidencia de Horacio Massaccesi- sería colectora, el incipiente PRO acompañaría, pero…la política no es matemáticas. Algo falló.

Miguel Pichetto recogió el apoyo pleno de la Casa Rosada. Con Weretilneck en el masismo y un acuerdo con Martín Soria, su proyecto de gobernar Río Negro quedaba a la vuelta de la esquina. Sin embargo, no fue tan sencillo. Las internas son para el peronismo rionegrino una pasión. Y ese juego provocó hastío en el senador. Nominó a Ana Piccinini y desató el vendaval. Cuando amainó, no había chances de rearmar la fórmula.

Al igual que Weretilneck, Pichetto no repararon en la política nacional ni el poder ni la aprobación con el que Cristina Fernández de Kirchner finalizaría su mandato.

Weretilneck tuvo ofertas de llegada propia a la Casa Rosada, sin pasar por la aduana del senador. Desestimó ese camino y se alejó. Pero ante la caída estrepitosa de Sergio Massa y la incomodidad que el Frente Renovador era para sus aliados del PJ, se fue. Y ratificó el esquema provincial.

Pichetto quedó encorsetado. Su compañera de fórmula fue una de las más férreas promotoras de la lucha contra la 125 en el conflicto con el campo. Incluso se la postuló como candidata del PRO.

Todo eso quedó en el pasado. CFK vino a Río Negro y manifestó su explicito apoyo al senador. Daniel Scioli y Florencio Randazzo lo ratificaron en su paso por Bariloche.

Ese hiperkirchnerismo le dio aire a Magdalena Odarda que, desde el Frente Progesista se ubicó en la vereda de enfrente. Odarda no estuvo convencida sino hasta el final de ser candidata. Era más cómodo subirse a la fórmula con el gobernador, o recrear un esquema nacional con un sector del Radicalismo, el Soscialismo y el GEN. Sobraban dirigentes para encarnar ese espacio y ella no «bajaba» a Río Negro.

Pero la presión pudo más. Es cierto que Odarda seguirá en el Senado, pero a la luz de los acontecimientos eligió bien: ahora el FP gobierno Cipolletti y tiene concejales en Viedma. Incrementará legisladores y mantiene la senaduría.

A Horacio Massaccesi también le sirvió el ninguneo de Weretilneck. Forzó la lista 3 y se entusiasma en lograr los votos suficientes para «revivir» al partido. La UCR pasó de la terapia intensiva a la sala intermedia. El coqueteo con el gobierno le hizo perder soldados. Ahora, reclama reconocimiento («muchas leyes se aprobaron gracias a nosotros», dice) y va a buscar adhesiones a donde también van sus ex socios.

Mientras todo esto fue sucediendo, hubo una gestión. Eso también evaluaremos los rionegrinos.

Las elecciones serán observadas en Nación. Santa Fe y Río Negro tienen turno electoral. Ya pasaron Salta, Chacho, Neuquén, ciudades de Córdoba y las PASO en Mendoza y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El PRO y el Kirchnerismo necesitan triunfos para generar escenarios favorables para uno y otro pensando en las presidenciales de octubre.

Río Negro elige. Lo hace en el marco de un conflicto frutícola que toma respiro para recrudecer el lunes.

Volvemos a las urnas. Sigue siendo la mejor noticia.