La disciplina fiscal: del FMI a las agencias calificadoras

Buenos Aires (Miradas al Sur-Bruno Maestro).- Fue en 1944, en Bretton Woods, que los triunfadores de la Segunda Guerra Mundial trataron de “ordenar” el sistema capitalista, entonces amenazado por el socialismo, creando instituciones “multilaterales” que en realidad eran (y son) agentes disciplinarios del capitalismo mundial (Fondo Monetario Internacional -FMI-, Banco Mundial –BM–, etc.).

Desde el comienzo, el FMI se travistió, se disfrazó de “salvador”, con la meta de disciplinar. La historia de estos setenta años se repite: primero, el Fondo derivaba recursos masivos hacia los países subdesarrollados, que financiaban así sus desequilibrios en la balanza de pagos.

Obviamente, esta “ayuda” no fue ni es gratuita. Más allá de intereses y servicios, el FMI imponía (e impone) su cartilla de ajustes. Las recetas de las universidades de los países centrales se imponen a nuestros pueblos “bárbaros y derrochadores”, aunque hoy, esta misma historia se repite hasta en la periferia de Europa.

No obedecer a los dictados de la cartilla significa tener cerrados los accesos a los recursos, con flujos escalonados y condicionados. El primer mandamiento de la cartilla es la austeridad fiscal, con los daños sociales previsibles: aumento del desempleo y la caída de los ingresos reales para las grandes mayorías, que en la Argentina tuvieron su máxima expresión a fines de 2001.

Nuevamente nos quieren imponer la cartilla, de la mano de la nueva oleada conservadora y los grandes medios de comunicación hegemónicos. Pero hete aquí que el mandamiento de austeridad tiene un nuevo agente disciplinador, las agencias calificadoras de riego, como Standard and Poor’s, Moody’s, FitchRating o Evaluadora Latinoamericana, que son quienes otorgan la “aprobación” de que un país es atractivo para el capital global, entre ellos, los fondos buitre.

Son estas agencias las que definen el grupo de disciplinados y los indisciplinados, pero su lógica no es neutra. Tal como lo sostuvo recientemente el ministro de Economía, Axel Kicillof, se tratan de “calificaciones subjetivas”, pues “Standard and Poor’s había calificado a Lehman Brothers con AAA antes de su caída” y “en el default del 2001 le dieron a Argentina una calificación mucho más alta que en estos 12 años”. En este sentido, Ley 26.831 de Mercado de Capitales promulgada en 2012, faculta a las Universidades Nacionales a desarrollar sus propias calificadoras de riesgo.

Sería muy bueno que los gobiernos profundicen estas agendas nacionales, dando prioridad a las necesidades de sus pueblos ante la disciplina que quieren imponer estas agencias, de la mano del FMI.