Bajo sospecha ● ADN

espiaEn su discurso del primero de marzo del 2012, Alberto Weretilneck habló ante el parlamento rionegrino de “corrupción sistémica” en el gobierno que se había ido el 10 de diciembre del 2011. La gravedad de aquella acusación sumada a otras expresiones críticas hacia las administraciones anteriores retorna hoy como un boomerang en el comportamiento de muchos de los funcionarios de la actual gestión.

Una vez más – y no es conducente reiterar en los comentarios periodísticos- las contradicciones afloran por las conductas carentes de ética política y el uso ilegítimo y abuso de los dineros y bienes del Estado en beneficio personal, familiar o sectores políticos.

La administración Weretilneck no puede explicar la conducta de algunos funcionarios, y menos aún protegerlas, como es el caso del viaje a Israel del ministro de Gobierno Luis Di Giacomo y su esposa Miriam Daoud, responsable del sistema informático del Poder Judicial de Río Negro. Tampoco su papel de informante de la Justicia, que Miriam remitía a un señor “Alberto” y a su marido.
Las explicaciones públicas formuladas por Di Giacomo son pobres y carente de contenidos reales y como siempre suele suceder se escapó por la tangente acusando a los medios periodísticos de una campaña en su contra y del gobierno.

Es responsabilidad de la prensa publicar la información cuando toma conocimiento de estos hechos -con la pertinente documentación que se exhibe- y corresponde al o los funcionarios involucrados dar las explicaciones del caso. No es obligación del periodismo formular las denuncias ante la Justicia, pero si corresponde a otros ámbitos oficiales como la Legislatura, la Fiscalía de Investigaciones Administrativas y el propio Poder Judicial, en este caso directamente comprometido.

No podría involucrarse al gobernador en esta situación, que sería de suma gravedad institucional, pero si le cabe formular aclaraciones y tomar medidas correctivas hacia el interior del Poder Ejecutivo para deslindar responsabilidades.

Alberto Weretilneck es el responsable del gobierno y no puede desconocer sobre los actos de sus funcionarios o el uso y abuso de los bienes del Estado, como los casos de denuncias en el Ipross y Vialidad y la interpelación legislativa del ministro de Gobierno.
El ex Fiscal de Estado Pablo Bergonzi, quien renunció hace un mes al cargo, sigue ocupando una vivienda oficial que pagan todos los rionegrinos. Es un inmueble –en el boulevard Ituzaingó- propiedad del Estado provincial que no puede ocupar quien ya no pertenece al staff oficial, entonces es el gobernador quien debe explicar a los ciudadanos por qué sostiene esta “prebenda” con el ex Fiscal de Estado.

De igual manera el gobierno tendría que haber informado a qué fue Di Giacomo, acompañado por su esposa a Israel, cuáles fueron los motivos oficiales que justificaron gastos en viáticos y pasajes, por quién fue invitado y qué beneficios obtuvo Río Negro en ese viaje, y a su vez el ministro tendría que haber informado a la población, a su regreso, sobre sus actividades y réditos favorables para el Estado provincial.

Nada se publicó. Los rionegrinos se informaron por las publicaciones periodísticas que tuvieron la noticia, como también de los entretelones de días de licencia, viáticos y gastos generados. Además el ministro cuenta con libre acceso a medios periodísticos amigos del gobierno que reciben importantes aportes en publicidad, donde podría haberse expresado con la tranquilidad y seguridad que le ofrece esta red de complicidad.

Por otra parte no hay que desconocer los siniestros encuentros sobre seguridad, informática, hacker y otros que se realizan en Tel Aviv, donde se tratan cuestiones muchas veces en el límite de la legalidad.

Di Giacomo no es el ministro del área y además la seguridad es un agujero negro para el gobierno, reconocido por el propio Weretilneck, que no puede solucionar. No tiene un programa de gestión, mientras se suceden los robos, homicidios, fugas de presos y hechos de violencia.

Estos comportamientos, aunque se los trate de minimizar, afectan al gobierno y su conducta ética y es obligación republicana informar debidamente, investigar y sancionar si fuera necesario. Es el caso también del Superior Tribunal de Justicia que no hizo ninguna aclaración sobre la Jefa de Sistema, Miriam Daoud, quien oficia de Mata Hari al servicio de su esposo y un tal “Alberto”, filtrando cuestiones internas del Poder Judicial y sospechada de informar sobre causas judiciales que involucran a funcionarios del gobierno.

El silencio marca la verdadera gravedad de las publicaciones periodísticas porque señala complicidad, displicencia y desidia en el manejo de la cosa pública.

Luis Di Giácomo es un problema, y en la intimidad del gobierno así se piensa, al igual que otros funcionarios que son verdaderas piedras en el zapato, pero también es cierto que no tienen gente parar reemplazarlos y que el estilo de Weretilneck es dejar hacer y que el tiempo solucione los problemas.

Gobierna en soledad –salvo casos muy puntuales- y no tiene relación fluida con los ministros, incluso hay destrato a funcionarios. El secretario General de la Gobernación, Matías Rulli, que tiene su oficina a pasos del despacho del mandatario, perdió la relación cotidiana; la flamante ministro de Educación, Mónica Silva, una técnica con buenos antecedentes, aún espera que “le bajen línea política” y así sucede con casi todos los miembros del gabinete y otros colaboradores. No se dice en voz alta, pero susurran carencias de orientaciones, desprotección y falta de unidad de criterios.

Existen dos caras de la misma moneda, por un lado un gobernador activo que en avión privado recorre los pueblos y reparte subsidios y contribuciones, mientras reniega de la política y por otro un gobierno sin gestión, con un gabinete desalineado, en permanente reemplazo y compartimentado, con una lenta y desprolija maquinaria burocrática para mover el pesado elefante del Estado y un horizonte de incertidumbre que sólo espera una jugada sorpresiva y personal de Weretilneck que saque el conejo de la galera.

Haroldo Lebed, que había llegado al ministerio de Producción de la mano de Miguel Pichetto, dejó el gobierno aduciendo problemas personales y de salud. Es cierto que el dirigente peronista bonaerense requiere atención médica y que sólo se quedó para terminar con algunos proyectos iniciados en la gestión, pero no es menos cierto que se suma a otro desgranamiento del equipo de colaboradores del gobernador, a quien le cuesta cada vez más encontrar postulantes a sumarse a la administración provincial.
Weretilneck observa el costo que tuvo en apurarse en brindar su apoyo a Sergio Massa y el impacto que esto produce en el peronismo rionegrino y salvo Pedro Pesatti y un puñado de funcionarios y legisladores ya nadie sostiene esta línea de adhesión al ex intendente de Tigre. Se especula que en el momento en que el gobernador finalmente se saque la foto con Massa, habrá otras deserciones en el gobierno y esto es lo que demora el documento gráfico.

Resto poco tiempo para comenzar un año netamente electoral y develar estas incógnitas y el resultado de la estrategia oficial. En abril se podría votar en Viedma para elegir intendente municipal y será una prueba para analizar hasta donde llega el compromiso del gobierno provincial con el jefe comunal viedmense.

También servirá para conocer si es cierto que José Luis Foulkes es ganador, como se dice, y además conocer al candidato del gobierno, posiblemente Matías Rulli, muy devaluado y con poca adhesión en las encuestas. En el FpV no se conoce candidato, a pesar que se menciona a varios, entre ellos al abogado Guillermo Campano y no se confirma a Juan Manuel Pichetto. También se colocó en la línea de partida el ingeniero Norberto Brussa, candidato justicialista de Osvaldo Nemirosvci y Remo Costanzo en la capital provincial.
Viedma será una elección testigo, enmarcada en un mapa político que no guarda similitudes con otras localidades, y punto de partida de un calendario electoral influenciado por las recomendaciones de los dos consultores que asesoran al gobernador en su carrera política hacia una nueva gestión en Laprida y Belgrano. ¿Y las PASO…? Sigue el “Cuento de la Buena Pipa”.