Manteca o Cañones ● Javier García Guerrero

La actual inversión nacional en infraestructura de telecomunicaciones es del 0,57% del PIB, la mitad de los porcentajes ejecutados durante la denostada década del 90 y menores a lo que actualmente invierte Chile, como se puede apreciar al intentar una comunicación móvil desde el celular.

Un somero análisis de las empresas estatales INVAP y Arsat involucradas en el lanzamiento del satélite de comunicaciones, resulta ilustrativa para interpretar la situación imperante. El INVAP Sociedad de Estado recibe un presupuesto de $ 2.000 millones/año de su propietaria la Provincia de Río Negro, mientras que la Nación solo en el Proyecto del satélite ARSAT-1 durante 2014 le aportará $6.400 millones. Durante los últimos años ha triplicado su masa salarial alcanzando los u$s 2 millones/mes, distribuyendo adicionalmente cerca de $ 5 millones/año de incentivo entre su personal jerárquico, una codiciada caja política sobre la que deciden entre otros integrantes del Directorio los Ministros de Energía Gesualdo y de Economía Palmieri. La administración es supervisada por la Comisión Fiscalizadora, la Auditoría Externa y Tribunal de Cuentas provinciales, lo que no ha impedido múltiples denuncias e informes críticos de la Auditoría General de la Nación(AGN) nacional que al auditar su relación con la empresa nacional Arsat ha señalado “falta de transparencia y debilidad en los controles que debía ejercer el Consejo Asesor y Arsat” sobre INVAP en algunos de sus mayores contratos que derivaron en irregularidades. También Greenpeace afirma sobre la casuística que INVAP no ha logrado encauzar su operación dentro de un sistema de control efectivo y fiable. Profundizando las anárquicas tendencias descriptas el instituto recibe todo tipo de aportes de distinto monto y origen como los $ 12 millones del dinero de los jubilados (ANSES), del BICE por $ 6 millones y del BNA por $ 3 millones sólo para la construcción de su nuevo edificio que incrementan la complejidad de seguimiento de fondos específicos y su efectiva aplicación.

Los resultados de décadas de gestión más allá de las escenificaciones declamatorias no son satisfactorios y reclaman una discusión sobre el papel de muchas empresas del estado que reciben un trato privilegiado con reservas de mercado, adjudicaciones directas, precios sin competencia, presupuestos y subsidios faraónicos. Es frecuente observar conductas parasitarias de tercerización de trabajos, ineficiencia, incumplimientos, precarización del personal y repetidos casos de corrupción, sin que se haya adoptado mecanismo rectificatorio alguno.

Con objetivos superpuestos con la Comisión Nacional de Energía Atómica que disponía de un presupuesto de más de u$s 1.000 millones/año la fundación del INVAP se produjo en 1976 para desarrollar planes nucleares militares secretos de la dictadura militar. Tal vez este origen explique la perspectiva tecnocrática del desarrollo que caracteriza su discurso. Es responsabilidad gubernamental y de las hábiles y persuasivas influencias que han sabido ejercer sus conductores la serie de desatinos que ha protagonizado el Instituto emprendiendo riesgosas operaciones encubiertas alineadas con los intereses bélicos de otros países que no solo generaron enormes erogaciones del erario público sino también una serie de conflictos nacionales e internacionales de magnitud. Estos graves reveses no han desalentado su ansiosa búsqueda de la supervivencia invocando prioridades geopolíticas cuestionables, para brindar sustento a una organización sin consonancias con las actuales condiciones de contorno de la realidad nacional. El Plan Nuclear Militar durante 1976-1983 insumió, como mínimo, unos u$s 5.000 millones de dólares, el 13% de la deuda externa argentina de ese entonces, brindándole a la CNEA y el INVAP la posibilidad de construir una bomba atómica según las declaraciones de Castro Madero, director de la CNEA que intentó adaptar la tecnología de los reactores a un desarrollo pequeño y exportable bajo la atractiva fórmula de energía nuclear limpia ya que nuestro país se encargaba de la disposición final de los peligrosos residuos nucleares, repatriándolos. En 1979 más de 1000 personas trabajaban en secreto en Pilcaniyeu para instalar la planta de reprocesamiento de combustibles quemados para obtener plutonio en la Provincia de Buenos Aires. En 1984 un accidente mortal puso en evidencia que en Democracia seguían las actividades secretas en Pilcaniyeu. El INVAP, después de haber participado en varios desarrollos secretos y truncos, como el de los submarinos nucleares donde se desperdiciaron más de u$s 1.200 millones para terminar vendiendo los submarinos como chatarra o el Sistema de Transporte Liviano de 1987. «Llegó el ‹Bondibala›» tituló Clarín el anuncio de INVAP, por «la inevitable comparación con el tren bala japonés». El vehículo correría por una pista elevada unos dos metros del suelo entre Bariloche y Pilcaniyeu y no tendría chofer, sería manejado por una computadora a una velocidad de unos 150 km por hora. También el Brigadier Crespo interrumpió la participación del INVAP en el desarrollo del misil Cóndor por discrepancias en las calidades y los precios de los elementos ofrecidos. Otros 120 millones se perdieron por la gestión de INVAP en la planta de agua pesada en Neuquén, que no prosperó El ex Secretario de Ciencia y Tecnología durante la gestión de Menem Dr. Juan Carlos Del Bello afirmó en 1996: “invertir 135 millones en el rector CAREM (Reactor pequeño del INVAP) es un disparate”, pese a lo cual tras su renuncia se remitieron los fondos.

Finalmente en el año 2000 el INVAP concretó la venta de un reactor de kilovatios nucleares limpios a Australia en u$s 180 millones mediante un convenio cuyas cláusulas mantiene “secretas” aún para los parlamentarios, que incluía la repatriación de los residuos nucleares luego de 15 años de uso. El artículo 41 de la Constitución Nacional de 1994 prohibió taxativamente la introducción de cualquier material contaminante lo que puso en cuestión la viabilidad entera del contrato en que se había superado la oferta de la Siemens imposibilitada de igualar las condiciones ilegales establecidas.

El reciente lanzamiento del satélite ARSAT 1 ha actualizado una secuencia operativa donde la improvisación ha sido la regla. Dos días antes de que venciese la prórroga otorgada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones para no perder las órbitas adjudicadas, el 17 de octubre de 2005, la Argentina puso en órbita un satélite que el Secretario de Comercio Guillermo Moreno alquiló en Canadá a un costo de u$s 2,5 millones . El aparato, llamado Anik E2, había sido lanzado en 1991 y estaba fuera de uso por haber sido alcanzado por una tormenta solar. “Pimpi” Colombo la esposa de Héctor Cacho Otheguy Director rentado del INVAP que se desempeñaba como “mano derecha” del actual funcionario en la embajada de Roma fue quien facilitó los vínculos con Moreno que rebautizó el Anik E2 inspirado en la fecha de su lanzamiento el 17 de Octubre y lo denominó: Pueblo Peronista 1 (PP1). Aquel aparato, que ya no emitía señal, aún giraba en una órbita venezolana, última usuaria del satélite. Fue por eso que el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, intercedió para liberarlo de su espectro y dejarlo en libertad para que Moreno lo alquile. Apenas 33 días después de aquel 17 de octubre, el PP1 dejó de funcionar para siempre y nunca más emitió una señal. Mostrando una encomiable disposición para ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo ni la actitud desafiante, en diciembre de 2012, y luego de varias licitaciones postergadas, ARSAT se quedó con el 25% del espectro para dar servicios de telefonía móvil, una porción similar a la que tienen Personal, Movistar y Claro. Incluso se creó la compañía de telefonía celular Libre.ar, cuyo eslogan era «Y los libres del mundo responden», frente al escenario Nextel y Unifón se retiraron del país. Igualmente la falta de estrategia y la necesidad de dinero para plantar una red nueva se impusieron. Actualmente aquel proyecto está desarmado y aquella frecuencia está siendo licitada entre operadoras privadas. Cotidianamente en tanto, transitamos la meseta patagónica sin cobertura de telefonía móvil, ni para pedir una ambulancia frente a un accidente, mientras en España, el 70% de los autos que se patentan vienen de fábrica con conexión permanente a internet. Otro proyecto adjudicado fue la instalación de una red de fibra óptica que aún no está encendida. ArSat (Empresa del Estado Nacional) es, además, la responsable del proyecto Televisión Digital Argentina, un sistema de TV gratuita que aún no ha logrado imponerse por sobre sus competidores privados. También instaló una millonaria «sala cofre» para que los diferentes organismos del Estado alojen sus bases de datos allí. Pero ninguna de las grandes bases existentes en el estado, accedió a entregar sus archivos. Respecto del plan de radarización encargado en 2006 a INVAP para culminar en dos años, que recién ha colocado un radar 3D de los siete solicitados, el Ingeniero Aeronáutico Ricardo Runza que trabajó durante años como asesor del Ministerio de Defensa de la Nación durante gestiones que incluyeron la de Nilda Garré afirmó: que “es un plan irrealista que esconde negociados, poco rigor técnico y un operativo de corrupción fenomenal, esconde un negocio de $ 500 millones” y “la empresa INVAP es la Schoklender de este tema”

Los aplausos de quienes serán próximamente despedidos y la publicación de costosas solicitadas de repudio a las críticas de la baja producción tecnológica, echarse ceniza en el pelo invocando la afrenta cavallistica de “ir a lavar los platos” no impedirá que la prensa internacional nos ridiculice y desmienta como ha hecho el diario de mayor tirada en España “El País” que afirma textualmente: “El Arsat-1 ha costado € 190 millones (u$s 260 millones). Desde el Ministerio de Planificación Federal se alaba el lanzamiento del primer satélite de comunicaciones “100% nacional” y se le pone como ejemplo de un “nuevo modelo de desarrollo” basado en la tecnología y la investigación. “Hasta hace diez años pensar que los satélites podíamos hacerlos nosotros y no comprarlos al extranjero por medio de licitación era imposible. Hoy hasta hay proyectos para exportarlos”, dijo hace unos días Héctor Otheguy, gerente general de INVAP, la empresa pública a la que se encargó la construcción del satélite. Pero ni todo el ARSAT-1 es argentino ni solo Argentina ha participado en su desarrollo. Como sucede en la mayor parte de los casos en los que un país sin un fuerte arraigo en el sector espacial da sus primeros pasos, gran parte del satélite argentino proviene de otros países con tecnología más avanzada. Por ejemplo, la carga útil del satélite, es decir, todos los instrumentos tecnológicos que le permiten realizar su función, han sido fabricados por Thales Alenia Space, una empresa europea que fue licitada por INVAP para esta tarea. Lo mismo pasó con los sistemas de propulsión y el ordenador de a bordo, que han sido encargados a Astrium, una filial de la multinacional europea EADS. De hecho, la gran mayoría de los componentes físicos del ARSAT-1 han sido fabricados fuera de Argentina”.

Desagrado ha causado en la comunidad tecnológica las desafortunadas declaraciones de la presidente cuando afirmó “hace 10 años lanzábamos piedras, ahora estamos lanzando cohetes y satélites”. Los desarrollos aeroespaciales de la Argentina tienen más de sesenta años y durante la defenestrada década del 90 se realizaron 9 lanzamientos. La épica narcisista fundacional abruma y ofende. Los desplantes a las autoridades provinciales en cambio ya son habituales, de hecho han invitado a la Intendenta de Bariloche Martini, después de despedir a su esposo del directorio del INVAP, sin causa conocida, hace menos de tres meses. Coincido con CFK en que no será posible derogar un satélite como tampoco será posible derogar la desnutrición, la marginalidad, el atraso educativo, la miseria y la corrupción que nos dejan.

No escapa a mi percepción que no es políticamente correcto interrumpir la euforia nacionalista diciendo que “la bandera tapa la mercancía” y que nos roban en el nombre de las más nobles causas como la educación, los derechos humanos, la cibermedicina, etc. Pero es una obligación profesional y política manifestar que las prioridades están mal establecidas y peor ejecutadas. El satélite como las netbooks del programa “Conectar Igualdad” no se pueden comer y ahora seguramente tendremos que esperar la realización del faraónico complejo de la Isla De Marchi en Puerto Madero para tener contenidos o para capacitar a los docentes para aprovechar las potencialidades pedagógicas que justificaron su distribución.

“Los cañones son más importantes que la manteca, ¿que prefieren?” arengó Hermann Göring, lugarteniente de Hitler a la multitud hambrienta, que en respuesta aulló “cañones, cañones”. Entonces como ahora el discurso Nacional Socialista estigmatizaba a los disidentes que critican el despilfarro en nombre de las soberanías a costa del hambre y la miseria. Mientras aumenta la mortalidad materna e infantil, los jóvenes se encadenan en la Municipalidad para pedir trabajo, faltan jeringas y algodón en los hospitales, la deserción escolar y el desempleo no dejan de aumentar, presupuestar $ 50 millones para desarrollar un parque tecnológico adicional al INVAP en Bariloche, es obsceno e inmoral, renovar el Audi de uso del Gobernador con otro de $ 1,5 millones, es insultante y violento. Demandamos una política tecnológica vinculada a las PyMEs una extensión tecnológica con impacto en lo cotidiano, comida para nuestros chicos desnutridos, atención para nuestros bebés prematuros, bolsas de sangre, jeringas, guías de transfusión y agua potable, tubos de oxígenos, ambulancias, hospitales que atiendan las 24 horas. En Río Negro falta lo esencial, me niego aplaudir otra aventura espacial como el del SAC-D Acuarius que enviaron hace tres años como satélite meteorológico al espacio también desde el INVAP y que no ha servido para predecir ninguna de las catástrofes ambientales y temporales que hemos padecido en la Argentina.

La presión fiscal y recaudatoria brinda al estado nacional $ 720.000 millones más que en 2003. Si dividimos esa cifra por cada una de las familias argentinas, tenemos $ 72.000 anuales por cada una, es decir $ 6.000 adicionales por familia por mes. Esta abundancia inédita torna inexplicable el aumento de la pobreza hasta alcanzar casi al 40% de la población.

Estimados lectores, no corramos detrás de la capa del torero, elijamos la manteca a la “soberanía satelital ensamblada”, el trabajo digno, la integración y la igualdad de oportunidades para nuestros compatriotas, el futuro para nuestros hijos, dejemos atrás los espejismos de la Argentina Potencia, para construir una Argentina modesta, esforzada, solidaria, justa, libre y soberana. Volvamos a preferir como Serrat, la razón a la fuerza, la revolución a las pesadillas y al sabio por conocer que a los locos conocidos.

Ing. Javier García Guerrero. Cd. MS en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología. Ganador de la Beca por Concurso de Oposición del Rectorado UBA. @JavierGGuerrero.