Presente con aviso Javier García Guerrero

La Argentina ocupa el segundo lugar en Latinoamérica en consumo de alcohol por habitante, siguiendo muy de cerca los niveles alcanzados por Chile que ocupa el primer lugar. El alcoholismo es el responsable de cerca del 5% de los decesos y uno de los principales factores de aumento de las enfermedades profesionales, de los accidentes laborales y del ausentismo.

El presente de las personas expresa síntomas de un pasado no dicho, de un conflicto no mediado por la palabra, ni elaborado, de lo que no se pudo decir (a-dicto) y que en consecuencia se actúa y se repite penosamente. Las adicciones no son vicios, son enfermedades graves de gran impacto social.

En un estudio realizado por la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) en 2009, se evidencian las altas prevalencias de consumo adictivos en la población trabajadora, especialmente en el consumo de alcohol que muestra índices sumamente altos. En efecto el 70,2% de los trabajadores consume alcohol y 31,7% puede considerarse un bebedor problemático.

En relación al consumo de drogas ilícitas. 26,3% ha consumido drogas alguna vez en su vida, 7,3% en el último año y 12,5% estaría dispuesto a hacerlo. Desagregado por sexo, la prevalencia de consumo es mayor en hombres (8,8%) que en mujeres (2,7%). En todos los sectores productivos estudiados más del 70% de los trabajadores manifestaron una positiva predisposición a recibir información sobre prevención de alcohol y drogas (76,7%). Interrogados sobre su interés en que su familia también participara en estos programas de prevención el 70,6% respondió afirmativamente.

En el último Estudio de Población General de CONACE (2008) se encontró que las mayores cifras de consumo de sustancias, como la marihuana, pasta base y cocaína, se encuentran en población entre 19 y 25 años, seguidos por población entre 26 a 44 años en el consumo de pasta base y cocaína específicamente. Estos son los grupos etarios que concentran la mayor capacidad productiva en nuestro país. Estimaciones realizadas en 2006, sobre los costos humanos, sociales y económicos de las drogas en Chile (Costos socioeconómicos de drogas ilegales en Chile, 2006) reflejan que para el vecino país en términos económicos, el consumo de drogas tiene un costo de más de US$500 millones anuales, de los cuales 45,1% se refiere a pérdidas de productividad.

El alcohol además de resultar por sí misma la sustancia tóxica con mayor grado de difusión, contribuye, aún en pequeñas cantidades, a potenciar el efecto de otras sustancias tóxicas de un espectro tan amplio que abarca desde la cocaína a algunos tóxicos industriales o remedios como la cianamida sódica empleado para mitigar los efectos del alcoholismo, agravando sus negativos efectos.

En las empresas petroleras regionales de la Argentina, cuatro de cada diez aspirantes no supera los análisis pre-ocupacionales de consumo indebido de sustancias y alcoholismo. La gravedad del problema aumenta en zonas como nuestra Patagonia donde las cantidades de postulantes alternativos disponibles se encuentran acotadas y el desgranamiento obliga a realizar esfuerzos importantes de capacitación y adaptación de los nuevos integrantes del equipo.

Los niveles de ausentismo en el sector industrial se han duplicado durante el último lustro. Similar situación afecta a distintos segmentos y sectores laborales como el de la construcción, el transporte, las industrias químicas, etc. Según la Organización Internacional del Trabajo un tercio de los trabajadores son bebedores de riesgo.

Los estudios de la Asociación Médica Argentina afirman que casi un cuarto de los trabajadores consumían drogas, principalmente alcohol, marihuana y cocaína. En esta población adicta registraron las siguientes actitudes y situaciones: Accidentes de trabajo y Ausentismo, cinco veces mayores, 18 veces más de llegadas tarde, 7 veces más sanciones disciplinarias, 35 % menos de rendimiento y 10% más de erogaciones en salud.

En los últimos 10 años se han realizado varios estudios sobre prevalencia de consumo de alcohol y accidentalidad en el trabajo. En ellos se ha encontrado que entre el 15% y el 30% de los accidentes mortales ocurridos en el trabajo se deben al consumo de drogas; el 20 a 25% de los accidentes laborales afectan a personas en estado de intoxicación y los consumidores de alcohol padecen de 2 a 4 veces más accidentes, siendo el ausentismo laboral 2 a 3 veces mayor que en los demás empleados. Según la Asociación Médica Argentina el porcentaje de trabajadores con un consumo abusivo de alcohol oscila desde el 40% hasta el 70% según las ocupaciones y modalidades laborales.

El incremento de la frecuencia y gravedad de los siniestros y de las conductas violentas y antisociales está afectando severamente la productividad y las posibilidades de trabajo en equipo en numerosas empresas, extendiendo sus negativos efectos sobre las relaciones familiares y sociales ocasionando importantes en pérdidas de ingresos, estrés y de la calidad del ambiente laboral general.

En muchos casos la propia actividad rutinaria de la empresa lleva a ver comprometido su normal desarrollo por la elevación de los índices de ausentismo, bajas y retrasos, la rotación del recurso humano, el aumento de los conflictos, de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales de orden físico y psíquico.

Trabajar sobre el ausentismo y la productividad implica abordar entre otras cuestiones el problema de las adicciones, los riesgos y enfermedades laborales, la organización de las rutinas, el mejoramiento del clima laboral, etc. que no sólo resulta prioritario para el diseño de las políticas sociales y sanitarias, de seguridad, etc. también es una cuestión central de política laboral y crucial en la definición de las inversiones que generan empleo. Numerosos países han legislado para compatibilizar la vida familiar y laboral, reducir el stress, prevenir las depresiones y adicciones, como medio de asegurar la salud mental y el bienestar común de los ciudadanos. La gravedad de la situación que afrontamos amerita implementar medidas con los grupos de riesgo, con sus familias y la comunidad toda en busca de un mejor entorno que permita trabajar y amar, como requisito indispensable para una sociedad orientada a la realización plena de sus ciudadanos.

Lic. Javier García Guerrero. Profesor de los Postgrados de Administración Sanitaria y Auditoría de Sistemas de Salud de la Universidad Favaloro.