Final de fiesta ● Javier García Guerrero

Sin cambios de rumbo en la política económica el dólar blue alcanzará los $20 (veinte pesos) antes de marzo de 2015 o incluso antes de finalizar 2014. La relación entre el circulante en poder del público y las reservas internacionales es la peor de los últimos diecinueve años. Si bien el stock de depósitos mayoritariamente conformado por fondos transaccionales no se ha desmoronado, la dolarización de las carteras y la fuga de capitales se acentúan diariamente.

En noviembre la Reserva Federal de USA dejará de comprar bonos soberanos en el mercado, y tampoco reinvertirá las utilidades o las amortizaciones que reciba. Esta caída la demanda de bonos y del déficit fiscal estadounidense fortalecerá su moneda atrayendo capitales mediante el entonamiento simultáneo de sus tasas de interés. En el plano internacional este fenómeno determinará la caída de los precios de las materias primas (granos, minerales, petróleo, oro, etc) obligando a reformular una política económica argentina populista financiada con el “viento de cola”. En Brasil, nuestro principal mercado el Banco Central ha salido a sostener la debilidad de su moneda frente a la fortaleza del dólar, amplificando los efectos descriptos sobre el peso. La profundización de la caída de los precios internacionales del petróleo disminuiría la cuantía de la renta petrolera argentina, perjudicando principalmente los yacimientos de shale oil y tight gas (fracking) limitando las regalías, el financiamiento externo a YPF y postergando la recuperación del autoabastecimiento energético.

Según la evaluadora internacional de riesgos Moodys que ha dejado «fuera de categoría» nuestra calificación crediticia, los efectos derivados de la crisis nos afectarán severamente con una retracción superior al 30% en la oferta de créditos y una drástica reducción de los ingresos de la clase media argentina con repercusiones en toda Latinoamérica. En las economías regionales como la rionegrina el impacto previsible será particularmente negativos por la inflexibilidad que determinan los niveles alcanzados de endeudamiento, de empleo público y la imposibilidad de seguir recortando los gastos corrientes, la carencia de insumos importados (desde jeringas a equipos petroleros) y el pago a proveedores. Aumentarán las dificultades para el comercio minorista, la construcción, la minería, la agricultura, y los bienes de consumo durables y prescindibles que requieran de financiamiento para los compradores.

La nueva devaluación del tipo de cambio oficial que licuará los pasivos en pesos, incluidos los salarios, deberá ser acompañada para ser efectiva de un programa de recuperación de la competitividad sistémica, particularmente en las economías regionales, donde los problemas logísticos, energéticos y de fletes tornan inviable el desarrollo. El mantenimiento del actual “modelo” de Bandolerismo de Estado y reparto de cargos, fundado en la concentración económica y en las rentas extraordinarias de los narcos, el lavado de dinero, las industrias del ocio y el juego, los contratistas estatales y del transporte, se ha tornado inviable. No es posible sostener la revolución de la avaricia ni con los 2.500 millones de pesos que lleva gastados el Gobierno Nacional en propaganda oficial durante 2014. Volver a la situación de las cuentas fiscales que generó el respaldo del 54 % de los votos requeriría una inviable devaluación del orden del 50%.

Las retenciones se justificaron para socializar una renta extraordinaria que la evolución de los precios relativos ha hecho desaparecer, la racionalidad económica prescribe su reformulación o desaparición.

La macroeconomía argentina, con notables caídas simultáneas de exportaciones e importaciones en un mundo que crece a la mitad del ritmo con que lo hacía hace un lustro, muestra signos inequívocos de fin de ciclo económico, lo que tendrá su correlato en lo político achicando los horizontes de decisión.

La esterilización del dinero emitido mediante emisión de letras y bonos ha llegado a un límite que aumenta el déficit cuasifiscal de modo insostenible y supera las posibilidades del estado nacional de financiarse internamente. El monto de las reservas y el endeudamiento en letras y pases expresados en pesos están igualados. La única forma de cambiar esta relación es aumentando las reservas en pesos, o bajando el endeudamiento, efectos instantáneos de una devaluación que para llevar la situación a un escenario similar al de Enero de 2014 debería superar el 25%. La alternativa es la emisión pura y dura que aumentará intensamente la inflación, la recesión, el racionamiento crediticio y la conflictividad social y política, derivada de la vertical caída de la inversión y los ingresos disponibles, con un simultáneo y fuerte aumento de las suspensiones y los niveles de desempleo, pobreza e indigencia.

Las tasas diferenciales de retorno entre activos externos y las opciones de ahorro vernáculas, están forzando una incipiente dolarización que aumenta su velocidad cotidianamente. Los argentinos ya poseemos el 12% de los dólares que circulan en el mundo. Para las PyMES y los actores económicos individuales con capacidad de ahorro, la compra de dólar blue es más riesgosa que la compra de activos que ajusten por el retrasado dólar oficial, donde ya se observa desabastecimiento y restricciones de financiamiento como en los paquetes turísticos, los pasajes aéreos, los autos de componentes importados, electrónicos, etc. que están nuevamente más baratos que en sus países de origen ponderados en términos de dólar blue. En todos los casos el deliberado retraso de los mínimos no imponibles fiscales intenta recapturar esas rentas en beneficio de un estado impotente para remediar la situación.

El sistema financiero ha aumentado sus beneficios en 2014 por encima de los extraordinarios márgenes del año anterior retirando el crédito al sector privado y canalizándolo hacia el sector público. Los índices técnicos revelan que el sector financiero no intermedia en la magnitud que debería dentro de los márgenes de tasas negativas pautadas por el gobierno, por lo que la operatoria se aleja de la eficiencia y pierde alcance para financiar al sector privado. Esta dinámica ha generado presente deterioro de la cadena de pagos y la creciente recesión que explican la duplicación en un año, de la cantidad de cheques rechazados hasta alcanzar $ 4,4 por cada $ 100 compensados, en términos absolutos más de 5.000 millones de pesos mensuales y que continúa en ascenso.

Los ingresos por exportaciones caen y caerán sostenidamente no solo por el atraso cambiario que fomenta la subfacturación para dejar parte de los ingresos en u$s en el exterior a la espera de un mejor tipo de cambio, sino por la negativa evolución presente y futura de los precios agrícolas. Los precios de soja, maíz y trigo son los más bajos de los últimos 4 años. Los costos aumentaron un 100% en igual período. La posición mayo de 2015 de soja en Chicago vale U$S 360, y en Argentina U$S 240,00. El efecto pobreza es importante, entre el año 2013 y el precio futuro de 2015, hay una baja de U$S 114 por tonelada. Si bien se pronostica una menor área de siembra en los principales países productores, se ha producido una recomposición de stocks que aplanará las eventuales subas de origen climático que puedan operarse durante las próximas campañas.

La hipótesis de los 23,4 millones de toneladas de soja retenida en silobolsa subestima las cantidades que se fueron por contrabando o se comercializaron “informalmente”. El gobierno que agita la Ley de Abastecimiento para disciplinar a los formadores de precios, no necesitará ir a buscar los granos al campo, Sin ajuste por inflación en los balances los productores pagarán en impuestos más de lo que pudieran ganar en pesos con la devaluación. Un gran porcentaje de productores que alquilan afrontan un fuerte endeudamiento que puede tornarse crítico con la previsible suba de la tasa de interés y las restricciones descriptas de acceso al financiamiento, que en el mejor de los casos les restará capital de giro para sembrar.

El panorama del maíz que afronta una caída de precios de venta futuro de 2012 (u$s 200/T) y de abril de 2015 (u$s 116,50/T) resulta superior al 67% del segundo guarismo, con un efecto pobreza asociado de u$s 83/T. La relación para convertirlo en carne es la mejor de los últimos veinte años. Se sembrará poco maíz de primera y mucho maíz tardío, incrementando la carencia entre marzo y mayo de 2015, que son los momentos en que serán más necesarios los ingresos de divisas. Los precios deprimidos de Chicago para mayo de 2015 están en U$S 140; en Argentina abril de 2015 está en U$S 116,50.

Los precios sostenidos para las carnes, vacunos, porcinos o aviar, presentan una oportunidad impar para agregar valor a los granos, transformándolos en carne y leche aumentando nuestras exportaciones, la NoPolítica Agropecuaria vigente, no muestra signos de haber tomado nota, al igual que el ficcional presupuesto remitido al Poder Legislativo que repite el desconocimiento de las condiciones de contorno para evadir cualquier tipo de control republicano.

Simultáneamente este gobierno fuerte con los débiles y débil con los fuertes, focalizado en las veleidades de CFK se reúne con el buitre George Soros, que alertado por la vulnerabilidad de la economía argentina ya es el 4º inversor en volumen de YPF, a tramar nuevos giros en el relato. Soros (al igual que David Martínez, futuro dueño de Telecom) es mundialmente reconocido por su modalidad de ahogar económicamente las naciones, para luego ofrecerse como solución a los inconvenientes pidiendo para ello prebendas y favores. Este tipo de actitudes le costó ser expulsado de Gran Bretaña de por vida, por haber hecho saltar la banca inglesa. La década culmina con un diluvio repetido del que como siempre, será Dios el culpable. Seguidores fervorosos del slogan de Clemente que arengaba su clásico: “Tiren papelitos, muchachos”, el gobierno nos cubre con una emisión multicolor de billetes y Cedines para aumentar las ganancias de Ciccone y su Amado líder, aproximándonos a un final de fiesta que de no recobrar la sensatez, tal vez nos encuentre tan desvalidos como el “hincha de Camerún”.

Lic. Javier García Guerrero.

Ex Director de la Especialización en Finanzas de las Facultades de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Jujuy. Twitter: @JavierGGuerrero