Buena fe en política ● Daniel Balduini

En noviembre de este año el radicalismo renovara sus autoridades partidarias provinciales como locales.
Es claro que la conducción del radicalismo no ha podido transmitir a la sociedad con claridad sus propuestas y tampoco sus candidatos lo logran, máxime desde que el partido no solo perdió las elecciones de Gobernador, sino mas aun cuando en Octubre de 2013 perdió toda representación en el parlamento nacional.

Días después de las elecciones desde varios ámbitos, en los cuales me incluyo, se pedía la renovación de los dirigentes como así, una autocrítica con toda humildad que pudiera mostrar a la ciudadanía que si bien se había perdido, la dirigencia estaba dispuesta a comenzar a mostrar, de una vez por todas, una nueva forma de hacer política. Nada de ello ocurrió.

Muy por el contrario nos encontramos a un año de aquella derrota histórica y a la fecha las únicas discusiones se centran son en quien o quienes, de todos los responsables de dicho desastre electoral, puede posicionarse para ser candidato nuevamente, tema que no pareciera mal si para ello se actuara de buena fe.

La buena fe, principio que consistente en el estado mental de honradez, de convicción en cuanto a la verdad o exactitud de un asunto, hecho u opinión, o la rectitud de los procederes que además exige conductas rectas u honestas en relación con las partes interesadas en un acto, esta ausente, pero lo peor del caso es que no por desconocimiento sino de manera artera. Se ha perdido el dialogo franco, la discusión de ideales, de proyectos, solo se piensa en como se destruya y no como se construye un proyecto colectivo.

Nadie quiere perder su posición en el “quiosquito “de la política, nadie esta pensando en un proyecto colectivo a futuro, todo se debate en torno a los intereses privados y sectoriales.

No hay que indagar mucho para saber que la ciudadanía ve a todos estos mínimos dirigentes como enquistados en el poder de la peor manera y con el solo objetivo de mantenerse en beneficio propio.

Cabe preguntarse, solo pueden ser conductores los que viven del estado desde hace años, o acaso los que se desempeñan en la vida privada y todos estos años afrontaron los avatares de la economía errante de nuestro país no pueden conducir los destinos del partido ?

Indudablemente el desafío en estas internas es vencer la inercia y darnos la oportunidad de cambiar las cosas, convocar a todos los sectores y confeccionar un conjunto de propuestas que incluyan a todos los sectores sociales para proyectar un Río Negro mejor para todos .-
Ha llegado la hora de los ciudadanos y los afiliados comunes, que pueden sentarse junto a cualquier vecino y hablar de frente.

En síntesis, las elecciones que van a producirse en la UCR, inevitablemente deben convocar a que todos los radicales que por una u otra razón se han alejado del centenario partido y conjuntamente con aquellos radicales con aires renovadores formen una nueva dirigencia mas participativa y que puedan de cara a la sociedad proponer una nueva forma de hacer política, que cambie de una vez por todas la relación de los dirigentes con los ciudadanos, en beneficio de los rionegrinos y no de unos pocos siempre bajo el amparo de la buena fe y con el horizonte del bien comú.

Ya paso el tiempo de los exgobernadores, los ex legisladores y actuales legisladores quienes vuelven y vuelven sin darse cuenta que el estado de crisis en que nos encontramos es propio de su ineficiencia, así deben entenderlo de una vez por todas.

DANIEL BALDUINI
danielbalduini@gmail.com