Veda constitucional ● Claudia Beltramino

No solo es curioso que el diputado Herman Avoscán, profundamente ligado a Alberto Weretilneck, compare a la organización gremial Unter con la Triple A. Probablemente nos merezca algo más que una reflexión.

A menos que se esté muy informado o que se estudie con fruición la historia argentina o bien, que se hayan sobrepasado los 50 años de vida, es casi seguro que no se pueda sopesar claramente la profundidad de la declaración del diputado nacional, que además está engarzada en un proceso de ruptura del oficialismo nacional que ayuda a que se ventilen verdaderas ocultas.

Demás está decir que la gravedad de las revelaciones a las que nos enfrentamos pueden darnos la garantía que aunque los desencuentros se resolvieran, no saldríamos del mismo modo en que entramos, no saldríamos enteros y el futuro está más en manos del azar que de la razón.

Herman Avoscán podrá sostener que sus declaraciones son privadas y no involucran ni a Weretilneck ni a su gobierno. También podría sostener que en la calle lo confunden con Brad Pitt. O con Julia Roberts. Da lo mismo.

Hernán Avoscán no podrá negar que al colocar a la Unter en el lugar de la Triple A, es su voluntad la de colocar a su líder y referente político, Alberto Weretilneck, en el lugar del “camporismo”.

Los 70’ fueron unos años cuyo resultado de muertes y fracasos no pueden ponernos en la situación de viuda que suspira por el pasado. En todo caso pueden motivarnos a la reflexión y la voluntad de superación.

Durante los años 70’ y con la mayoría de los argentinos enamorados del peronismo, dos sectores mayoritarios pugnaban por dos proyectos diferentes, uno cercano a posiciones más conservadoras y autoritarias de derecha y el otro más cercano a posiciones conservadoras y autoritarias, pero presentadas como de izquierda.

Independientemente de lo que pueda entenderse como izquierda y derecha, especialmente en esos años, los dos sectores pugnaban por manejar al peronismo.

La Masacre de Ezeiza puede graficar la cuestión. La organización en manos de los distintos sectores estuvo representada en el caso de la derecha, por el General Osinde que confrontó con los sectores de izquierda, todos armados, y que transformó la gesta del 20 de junio del 73, en la que muchos argentinos se congregaron en las inmediaciones del aeropuerto internacional para recibir a Perón con vistas a someterse a elecciones para reemplazar al presidente Cámpora, en un baño de sangre. Era el bautismo de fuego de la Triple A que medía fuerzas con el montonerismo, todos exhibiendo blasones para que el General los valorara.

La Triple A, de la mano del “Brujo” López Rega, entonces ministro de Bienestar Social, extendió sus garras por todo el país, desde su armamento y poder hasta sus muertos, torturados y desaparecidos desde el 73 al 76, hasta la misión Ivanissevich con el férreo control a alumnos y profesores en las universidades nacionales.

La gremial de abogados de Bariloche, homenajea con ese nombre a su antecesora, donde militaron abogados como Ortega Peña, defensor de presos políticos, asesinado brutalmente por la Triple A.

La larga lista de artistas, docentes e investigadores que debieron abandonar la Argentina, amenazados por la Triple A incluye a Héctor Alterio, Mercedes Sosa, Pino Solanas, Norman Briski, Inda Ledesma, Armando Tejada Gómez, David Stivel, Luis Brandoni, Horacio Guarany o Nacha Guevara.

Ignacio González Jansen en su publicación, “La Triple A”, sostiene que “entre los meses de julio y septiembre de 1974, la Triple A habría realizado 220 atentados, de los que resultarían 60 víctimas mortales y 44 heridas de gravedad, además de 20 secuestros”. La estimación global se coloca en el orden de los 1500 crímenes, algunos de los cuales se encuadran como crímenes de lesa humanidad, sostiene Página 12.

La liviandad del diputado nacional lesiona a la República.

El intento de un juego de picardía para contraponer dos imágenes en el espejo maniqueo, es prueba irrefutable del escaso nivel intelectual, pobre formación política y endeble moral de nuestro representante parlamentario y de su líder en tanto su silencio le dio entidad a la acusación.

En este patético escenario, en el que faltan condenas a dichos tan poco edificantes y en el que sobran negociaciones para hacerse de eneros privados, personalísimos, a la acusación del senador Pichetto sobre la utilización de recursos del Estado para tareas de inteligencia sobre políticos, el ministro de Gobierno Di Giácomo, responde con una broma. Es natural. Comparte espacio con Avoscán.

Mientras el ministerio de seguridad, superestructura creada como salida laboral para el ex juez federal y ex ‘doble percepción de haberes’ diputado nacional, Oscar Albrieu, sigue acéfalo, en Bariloche marchan pidiendo justicia por Oscar Juarez, muerto a golpes en la calle y en Viedma mueren dos octogenarios víctimas de un robo. Los Ochoa Valenzuela vivían en una casa enrejada, sobre una transitada avenida céntrica.

El poder se desgasta en inquietante disputa avanzando sobre la elección del 2015.

Las pruebas que el legislador Roberto Vargas asegura tener y con las que se presentó en la Fiscalía de Investigaciones Dormidas por Marcelo Ponzone, en relación a los 5 millones de pesos de gastos reservados que habría cobrado Pedro Pesatti duplicando su sueldo como legislador y sin que esto afecte a otros innumerables beneficios propios de su privilegiado cargo, se extienden a la varias veces legisladora y titular de un eterno unibloque, la ahora senadora Magdalena Odarda y al radical Bautista Mendioroz.

Dos reflexiones al respecto. En principio, está más que claro que la laboriosidad legislativa de Pesatti pudo haberse realizado con mucho menos gasto. Su ley de Alquileres para preservar a los inquilinos viedmenses de una competencia desleal con un Estado generosísimo con sus funcionarios, es por lo menos una estupidez de la que ni siquiera se hizo cargo.

La segunda es más personal. Es imposible no preguntarse que siente una persona que cobra un sueldo excepcionalmente alto y que además lo duplica embolsando el mismo monto pero como gasto reservado, es decir, a espaldas de los ciudadanos, al leer que la administración a la que pertenece, retacea sulfato ferroso y ácido fólico a las embarazadas rionegrinas, usuarias del hospital público, y con lo que podría ser una consecuencia directa de esto, el incremento de la mortalidad infantil.

El disparador de tanta verba encendida es la renovación de la concesión a Petrobrás. Las convicción general es que es imprescindible desplazar a Ariel Rivero de la titularidad de la Legislatura para llevar en su lugar a Pedro Pesatti con un doble voto que resolvería la situación del gobierno que ya habría recibido un adelanto de la empresa que le habría permitido pagar sueldos no obstante el déficit de 1.500 millones a julio de 2014.

La trampa mortal en la que podrían caer muchos legisladores dispuestos a ser “prescindentes” votando a favor del tándem “Weretilneck/Pesatti y usemos la Constitución los días pares” se solucionaría con una Adenda, como anticipó Di Giácomo. En ella el gobierno, de modo unilateral agregaría ‘cláusulas virtuales’ exigiendo la intransferibilidad de las áreas reconcesionadas. Petrobrás no firmaría nada porque las partes ya firmaron un Contrato.

Recordemos que el contrato de reconcesión fue firmado por Guillermo Gesualdo, ex director de O.P.S. la empresa de servicios petroleros que trabaja para Petrobrás. La empresa que lo llevó a ver la final del Mundial a Brasil. Una empresa que podría hacer más que trabajos técnicos para Petrobrás.

Ahora Gesualdo no es más titular de hidrocarburos aunque nada trascendió sobre los motivos de su alejamiento. Es fácil concluir que su actuación como funcionario podría marcar el destino de este hombre joven en el mundo de la empresa privada, dejándolo con escasas posibilidades.

Weretilneck, conciente de este salió a ‘bancarlo’ ofreciéndole el ministerio de Obras Públicas. Menos mal que no se le ocurrió ‘hacerle el aguante’ poniéndolo a cargo del ministerio de Seguridad y Justicia.

Se espera una semana de proclamas sobre el respeto a la CRN, pero solo en los días pares, lo que explica el caso del nombramiento de Juan Martín Arroyo como juez en Bariloche, con el auspicio de los legisladores ¿albertistas? Barragán y Betelú aunque el aspirante a juez hubiera falsificado su domicilio porque como todos en el ex PI saben, el hijo de la ex legisladora Ana Barreneche, estudió, se recibió y siguió viviendo en la ciudad de La Plata.

Weretilneck anunció que no hay diálogo posible con los docentes a los que luego invitó a dialogar vía la secretaría de trabajo.

La Liga de Intendente sumó a Ariel Baratti (Cipolletti) y a Liliana Alvarado (Cinco Saltos) y convocó a Weretilneck al diálogo. Lo hizo vía solicitada. Seguramente apoyados en la ‘Doctrina Maradona’ y “te espero en La habana y Segurola”.

La política insiste en enajenarse, en separarse de los ciudadanos. Plata, poder, puestos de trabajo en un escenario de creciente desocupación, rinoscopías y electroncefalogramas, nuestros representantes volverían a sesionar el 22. Un día par. Bien, toca respetar el espíritu de la Constitución rionegrina.