«Me quedo con vos compañero Ariel»

Leyendo por enésima vez a ese gran conductor que ha sido el General, uno descubre y redescubre la palabra justa, la sentencia sabia, el concepto indubitable, pero fundamentalmente la inteligencia de un hombre humilde puesta a disposición de un pueblo, que lo cobijo, que lo escucho y que lo aprehendió.

Repetir el ejercicio de leer sus mensajes, no solo es una acción que me permito aconsejar, sino que implica resignificar su única fuente de inspiración, y que es la voz del pueblo, fuente que debería ser el norte para todos aquellos que hemos abrazado sus banderas, para quienes somos uno mas de sus herederos.

Pero solo uno más, como otros que fueron felices porque para ellos llego el peronismo, o como aquellos que esperan y sueñan porque saben que ese peronismo será el constructor de una nueva forma de vivir, y trascender, en definitiva, de realizarse como hombres.

Sin embargo y a la luz de los tiempos que transcurren, no es excepcional encontrarse con personajes incontinentes, que no solo deberían releer a ese personaje insigne, que ha sido nuestro conductor, sino también interpretarlo, única manera de no profanar su legado.

Al menos intentarlo, se me ocurre, dudo vislumbrar un atisvo de cambio, evidentemente de nada ha servido la recolección de frases sueltas en trabajos personales agendados, la diatriba incoherente y vacía de estos tiempos ha sacado el velo, no son mas que oportunistas de turno, que se han subido a un tren mas, sin importar el destino.

Son esos mismos que muestran la hilacha, como ya la han mostrado en otros tiempos, solo que ya no quedan mas “trapos” donde esconderse, y es entonces cuando aflora la critica a los compañeros, la humildad maquillada, la descalificación innata, y la impostura de aquellos que solo de “pico” se dicen compañeros.

Porque además, no solo impostan la bonhomía, sino que privilegian, como han privilegiado su “mercadito”, son los líberos de la política, los libres pensadores, los que están enfermos de individualismo, los que detestan lo colectivo, los que en definitiva siempre andan solos por la vida, pobres de espíritu.

Como hombre de un colectivo transformador me quedo indubitablemente con aquellos que fueron el sueño de Perón y Evita, con los que trabajan día a día, con los que trabajan por esos trabajadores que también deben quitarnos el sueño.

Me quedo con vos compañero Ariel, que como tantos otros compañeros soportas la afrenta de los pequeños, de los que no entendieron nada.

“quien le da de pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro”. J D PERON

Luis Daniel Macaya
DNI 12334936